Preguntas de los lectores
● ¿De qué manera ‘bebían de la masa de roca espiritual que los seguía’ los israelitas en el desierto, como se declara en 1 Corintios 10:4? —I. M., EE. UU.
El apóstol Pablo comentó acerca de las provisiones que Dios hizo para los israelitas después que salieron de Egipto, diciendo: “Todos comieron el mismo alimento espiritual y todos bebieron la misma bebida espiritual. Porque bebían de la masa de roca espiritual que los seguía, y esa masa de roca significó el Cristo.”—1 Cor. 10:3, 4.
Parece que el apóstol tuvo presentes dos significados en esto, el primero literal y el segundo espiritual.
Tomando en cuenta sus comentarios anteriores acerca de pasar a través del mar Rojo, es evidente que Pablo estaba aludiendo al alimento y a la bebida literales que Dios proveyó milagrosamente para los israelitas en el desierto. Jehová les suministró maná con regularidad. Puesto que este alimento literal se producía milagrosamente o por medio del espíritu de Jehová, pudiera llamarse “alimento espiritual.”
Así mismo, Dios por medio de su espíritu les proveyó bebida. Poco después de salir de Egipto a la gente le faltó agua. Por mandato de Dios Moisés tomó su vara y golpeó una roca, produciendo agua para los aproximadamente dos millones de israelitas así como para sus animales. (Éxo. 17:5-7) Cerca del fin de su jornada de cuarenta años Moisés de nuevo golpeó una roca y brotó agua para aquella enorme congregación.—Núm. 20:1-11.
¿Cómo bebieron de manera literal de una ‘masa de roca que los seguía’? Aunque la roca que Moisés golpeó inicialmente no vino rodando tras ellos todos esos años, la realidad es que divinamente se les proveyó agua de una masa de roca en por lo menos dos ocasiones, una cerca del principio y otra cerca del fin de los cuarenta años. De modo que se pudiera decir que en ese sentido el agua literal los siguió. O, cuando se proveyó el agua en cantidades tan enormes, pudo haber sido como un río que los ‘siguiera’ o fuera junto con ellos, que se mantuviera al paso con ellos, por poder beber de él por un tiempo mientras viajaban.
Pero, ¿cómo sugiere esto alguna manera en que aquellos israelitas estuvieran participando de provisiones espirituales que los siguieran o fueran junto con ellos? Los israelitas esperaban la “descendencia” prometida a Abrahán, el Silo que habría de venir. (Gén. 22:18; 49:10) Los sacrificios y ceremonias relacionados con sus pecados y la necesidad que tenían de obtener perdón señalaban al Mesías, la “masa de roca” antitípica. Como escribió Pablo en otros lugares: “La Ley tiene una sombra de las buenas cosas por venir,” y, “La Ley ha venido a ser nuestro tutor que nos conduce a Cristo, para que seamos declarados justos debido a fe.” (Heb. 10:1; Gál. 3:24) Por eso, junto con proveer alimento y bebida literales para los israelitas, Dios proveyó sustento espiritual que los seguía o iba con ellos a través del desierto. Las cosas espirituales que tenían que ver con el Mesías podían sustentar su esperanza y vida espiritual.
Cuando Jesús realmente vino como el Mesías, fluyeron de él aguas de vida y provisiones espirituales mucho más valiosas que las cosas literales que se les dieron a los hebreos. Dijo Jesús: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que pone fe en mí, así como ha dicho la Escritura: ‘De su parte más interior fluirán corrientes de agua viva.’” (Juan 7:37, 38) Muchos israelitas que bebieron de la masa de roca en el desierto ni siquiera lograron vivir para entrar en la Tierra Prometida. Pero a los judíos de días posteriores que no tropezaron a causa de Jesús como la “masa de roca de ofensa,” Cristo les dio aguas espirituales que vinieron a ser ‘una fuente de agua que brotaba para impartir vida eterna.’—Rom. 9:32, 33; Juan 4:14, 15.
● Mi esposo y yo trabajamos en lo seglar. Puesto que yo gano parte del dinero, ¿no sería correcto que yo dijera cómo se debe usar éste?—EE. UU.
La cuestión de quién habrá de decidir cómo y cuándo se use el dinero que gana una esposa es difícil. Esto se puede ver por el hecho de que las leyes que abarcan este asunto varían mucho de lugar en lugar. En algunas secciones todo lo que una esposa gana, de hecho, es del esposo, para que lo use como él crea conveniente. En otros lugares esta posición extremada es templada, y la ley reconoce que la esposa es adulta con ciertos derechos, así como el esposo tiene derechos legales. De modo que hay diversidad de leyes sobre este asunto.
Nos sentimos obligados a decir que sería triste el hecho de que dos personas unidas en matrimonio y que probablemente hicieron un voto de amarse y tratarse con ternura uno al otro tuviesen que considerarse uno al otro como adversarios ante la ley. Según la Palabra de Dios, el esposo y la esposa “ya no son dos, sino una sola carne.” (Mat. 19:6) Deben estar trabajando juntos, esforzándose unidamente por tener un matrimonio feliz y próspero por medio de sus esfuerzos de cooperación mutua. Jehová ha bosquejado en su Palabra principios que, si los siguen el esposo y la esposa, cada uno en el lugar respectivo que le corresponde en el arreglo del matrimonio, pueden disminuir o eliminar problemas del matrimonio como éste. Y a menudo se pueden obtener buenos resultados aunque solo un cónyuge sea creyente o cristiano.
Aconsejan las Escrituras: “El esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación . . . Esposos, continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación.” (Efe. 5:23, 25) Pero, ¿qué significa esto cuando se aplica a los asuntos financieros de la familia?
Primero, significa que el esposo tiene la responsabilidad principal de tomar decisiones en cuanto a cómo se utilizará el dinero de la familia. Probablemente el esposo amoroso querrá considerar tales asuntos con su esposa para saber lo que ella piensa y para recibir sugerencias, pero, especialmente sobre asuntos importantes, él es quien habrá de tomar las decisiones finales. Dependiendo del tiempo, habilidades y preferencias de los que estén envueltos, puede que él encomiende ciertas decisiones cotidianas a su esposa, como el comprar el alimento y alguna ropa así como el pagar algunas cuentas y sufragar los gastos corrientes. Por supuesto, si él espera esto, él tendrá que suministrarle los fondos para que lo haga. También, en algunos lugares la ley reconoce el derecho que tiene la esposa a cierto dinero para artículos personales y otros usos, como en relación con su adoración. Los esposos sabios no serán innecesariamente estrictos con sus esposas en tales asuntos, sino que continuarán “morando con ellas de igual manera de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino.” (1 Ped. 3:7) De modo que cada matrimonio puede llegar a un entendimiento personal sobre tales cosas.
Pero prosiguiendo sobre este asunto de jefatura: La posición del esposo no le asigna la superintendencia de los asuntos financieros de la familia sin una obligación correspondiente. Más bien, él también tiene la responsabilidad principal de proveer para el sostén de la familia. Bajo circunstancias normales, no se espera que la esposa tenga un trabajo y se gane la vida para la familia... ¡se espera que él lo haga! Él debe sentir el peso primordial del principio bíblico: “Si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.”—1 Tim. 5:8.
Sin embargo, ¿qué hay si la esposa tiene un trabajo seglar y gana dinero? ¿Afecta esto las cosas? Bueno, examinemos justamente por qué una esposa cristiana estaría en tal situación.
Ciertamente una esposa cristiana madura no estaría reteniendo un trabajo seglar porque le encanta, o por independizarse y así competir con su esposo, o para evadir sus responsabilidades principales, o debido a un deseo de posesiones excesivas. Las mujeres del mundo que realmente no necesitan tener un trabajo seglar, pero que lo hacen a causa de tales razones, a menudo han terminado en problemas emocionales y graves dificultades en sus matrimonios. Cuán prudente, entonces, es el consejo de la Biblia de que la mujer casada se concentre en el papel importante de atender el hogar y a la familia. (Proverbios, cap. 31; 1 Tim. 5:14) También, esto probablemente le conceda a la esposa más tiempo que pueda dedicar a los intereses espirituales. Así, de muchas maneras podrá hacer una contribución valiosa a la felicidad de toda la familia.—Pro. 6:20-22.
Sin embargo, posiblemente el esposo a causa de alguna adversidad no pueda ganar lo suficiente para satisfacer las necesidades (no deseos) básicos de la familia en la vida. Después de considerar el asunto, quizás se decida que la esposa haga trabajo seglar por un tiempo. ¿Acaso el hecho de que ella estará ganando dinero cambiará la posición del esposo tocante a los asuntos financieros de la familia? ¡No! De hecho, si tanto el esposo como la esposa necesitan tener trabajos seglares, debe ser obvio en qué debe usarse el dinero que ganan... en comida, ropa y abrigo. Como esposa cristiana sumisa ella debe reconocer la obligación bíblica de su esposo de dirigir a la familia tocante a tales cosas, aunque ella esté contribuyendo parte del dinero.
Es superfluo que tratemos de establecer reglas en cuanto al manejo de los asuntos financieros de la familia. Podemos animar a los esposos y a las esposas a esforzarse por cumplir sus responsabilidades respectivas en cuanto a la familia y su sostén. El matrimonio exige cooperación amorosa de parte del esposo y la esposa. Por eso, cuando un matrimonio se esmera en cooperar también en este aspecto financiero de la vida, esto les permite mantenerlo en su lugar apropiado e impide que eclipse los aspectos espirituales más importantes de su matrimonio.