Dando gracias siempre por todas las cosas
LA GRATITUD escasea mucho en esta era en que el egoísmo ha llegado al colmo. A menudo los padres descuidan el poner un buen ejemplo y entrenar a sus hijos respecto a esto. Aun en presencia de visitantes algunos niños se quejan en voz alta y amargamente cuando no les salen bien las cosas, pero cuando las cosas mejoran rara vez se les oye expresar agradecimiento. Careciendo de consejo bueno y sano, los niños no muestran agradecimiento por lo que reciben, sino que lo aceptan más o menos como algo que les corresponde.
Si se da algo material, a beneficencias por ejemplo, se debe a que hay necesidad de acallar la conciencia, o debido a que la reputación de la persona está en juego. Hay muy poco dar de la clase que mencionó Cristo Jesús cuando aconsejó: “No sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.” (Mat. 6:3) La Palabra de Dios, la Biblia, predijo que “en los últimos días . . . los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, . . . desagradecidos.”—2 Tim. 3:1, 2.
Tomando en cuenta estas condiciones que le han sobrevenido al mundo, es verdaderamente placentero informarnos acerca del niño de cuatro años cuya madre le había enseñado a apreciar las provisiones de Dios para la humanidad, para el presente y para el futuro. Quería hacer algo para demostrar su aprecio. Cuando una gallina de su patio empolló y tuvo unos pollitos, este muchachito apartó uno, diciendo: “Este es para Jehová.” Lo guardó y lo crió hasta que podía venderlo. Luego lo vendió y trajo su valor —el equivalente de 75 centavos de dólar— con la petición de que se enviara a la Sociedad Watch Tower Bible and Tract como la propia contribución de él para esparcir la educación bíblica a través del mundo. Su rostro pequeño irradiaba gozo y contentamiento por haber participado en sustentar las actividades de la Sociedad.
Sin comprenderlo plenamente todavía, ese jovencito en realidad estaba obedeciendo el consejo de Dios dado por inspiración y expresado por aquel celoso siervo de Jesucristo, el apóstol Pablo: ‘Den gracias siempre por todas las cosas a nuestro Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.’–Efe. 5:20.
¿PUEDE USTED PROMOVER EL AGRADECIMIENTO?
¿Qué impulsó a este niñito a mostrar su aprecio así? El ejemplo. ¿No puede usted oír a la madre entusiasmada hablándole de lo bueno, maravilloso y generoso que es el gran Padre celestial, al haber hecho tan magníficos preparativos para la felicidad eterna de sus hijos e hijas terrestres? No solo eso, sino que el jovencito también debe haber presenciado alguna demostración específica de generosidad de parte de su madre. Quizás hasta oyó alguna consideración del uso prudente de nuestros bienes materiales para adelantar la predicación del Reino.
Pero, ¡pause y piense ahora! ¿No fue eficaz la enseñanza de esa madre? ¿Inculca usted en sus hijos, o en los jóvenes que conoce, esta actitud fina con su fruto excelente? Pues, usted puede hacerlo. Si usted es liberal y generoso para con los intereses de la predicación del reino de Dios en la Tierra, entonces es posible que entrene a sus jóvenes a tener la misma actitud.
Pero, ¿de qué provecho será para ellos, quizás pregunte usted, en un mundo tan egoísta y tan desagradecido? Bueno, ¿quién fue el que dijo: “Dios ama al dador alegre”? ¿No fue el apóstol Pablo, y no es un hecho que el ser objeto del cuidado amoroso de Dios vale más que todo lo demás?—2 Cor. 9:7.
DÁDIVAS PEQUEÑAS LOGRAN MUCHO
Casi no vale la pena mencionar la contribución de 75 centavos de dólar del muchachito, quizás diga alguien. Pero, ¡aguarde! ¿A quién elogió Jesús después de haber estado de pie por un tiempo observando a los que hacían contribuciones en el templo de Jerusalén? ¿Fue a los que entraban bien vestidos y echaban fuertes sumas de dinero en la caja? No, sino que fue a la viuda pobre que dio todo lo que tenía... dos monedas de muy poco valor. (Mar. 12:41-44) Su dar fue del corazón.
Hoy eso es lo que mantiene adelantando la predicación mundial de los testigos de Jehová... la multitud de donaciones pequeñas de parte de personas generosas que dan, quizás de presupuestos ya muy ajustados. Piense en lo que se logra mediante todas esas contribuciones modestas hechas a la Sociedad Watch Tower: Millones de libros y revistas con la explicación de la Palabra de Dios se distribuyen por una contribución pequeña a personas de toda nación que tienen hambre de la verdad; se entrenan y se envían misioneros a muchos campos lejanos; se ayuda a otros predicadores de tiempo cabal, “precursores especiales,” para que puedan penetrar en zonas muy pobladas donde hay escasez de ministros de las “buenas nuevas.”
Lo que hay que tener presente en todo esto es que Jehová Dios es Quien ha hecho posibles estas provisiones. Este es el tiempo en que está haciendo que se prediquen las buenas nuevas del Reino en toda la tierra habitada. (Mat. 24:14) Este es el tiempo en que está advirtiendo a todas las naciones en cuanto al desastre futuro... el fin completo de todo este inicuo sistema de cosas. Ahora es cuando él manda a los que lo aman: “Levántense erguidos y alcen sus cabezas, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:28) Hay oportunidad para que multitudes de personas humildes den evidencia, por palabras y por obras, del sincero aprecio que le tienen al magnífico propósito de Dios.
¿QUÉ PUEDO HACER?
Si usted está asociado con una congregación de los testigos de Jehová en un Salón del Reino, usted ciertamente querrá participar de alguna manera en los gastos de mantener ese excelente centro de educación bíblica. No es preciso que le pidan que lo haga, porque usted claramente puede ver que es necesario. Y además, usted ha notado que en la congregación cristiana verdadera jamás se pasan platillos de colecta. No se lleva a cabo el pedir fondos. En el Salón del Reino sí hay una caja de contribuciones en la que los que desean pueden echar sus donaciones modestas cuando sean impulsados a hacerlo por el espíritu de gratitud a Dios por sus provisiones amorosas para su bienestar espiritual. También, puede ser que dicha congregación, después de sufragar los gastos locales, también pueda hacer una contribución directa a la más cercana oficina sucursal de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract. Así estaría participando en el mantenimiento de la actividad de la Sociedad en todo ese país.
Por otra parte, quizás usted opte por enviar por correo su propia donación modesta directamente a la oficina de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract en el país donde usted resida. En los Estados Unidos se pueden enviar las contribuciones a 124 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201. Sea lo que sea que usted decida, estamos seguros de que tendrá una satisfacción profunda al saber que sus cosas materiales se están usando para adelantar las vivificantes cosas espirituales.
Si usted no está asociado con una congregación de los Testigos, es posible que usted sea un lector regular de esta revista. Por lo tanto, puede justipreciar la excelente dieta de alimento espiritual que se suministra en estas páginas para los que tienen hambre y sed de justicia. (Mat. 5:6) Puede que su aprecio lo impulse a compartir con otros lo que usted está aprendiendo... hasta suministrándoles algunas de las mismas publicaciones. No puede haber mayor evidencia de su agradecimiento a Jehová y de su interés por el bien duradero de sus semejantes que el compartir con ellos los tesoros espirituales de los que usted está disfrutando.
Al mismo tiempo nos gustaría instarlo a que busque el Salón del Reino más cercano de su casa y se asocie allí con regularidad con otros que evalúan La Atalaya como una verdadera ayuda para conseguir un conocimiento exacto de las verdades más profundas de la Biblia. Cada domingo se considera el artículo principal de La Atalaya. Usted se asombrará al descubrir cuánto más puede aprender por medio de prestar atención a dicha consideración. Allí también verá que personas que están en toda etapa de progreso en el conocimiento bíblico se ayudan unas a otras a tener un aprecio más profundo de las provisiones bondadosas de Dios.
APRECIO ES LA CLAVE
El aprecio es, en realidad, la clave o llave que abre muchas oportunidades para expresar nuestras gracias a Dios. Mientras más comprendemos los detalles y los preparativos que Dios hizo hace mucho tiempo para la bendición final de todos los que le agradan, más nos vemos impulsados a expresar gratitud con nuestra mente, con nuestra boca y con nuestras posesiones materiales. Llegamos a la misma conclusión que el salmista inspirado, a saber: “¿Qué le pagaré de vuelta a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? La copa de magnífica salvación alzaré, y el nombre de Jehová invocaré. Mis votos pagaré a Jehová, sí, enfrente de todo su pueblo.”—Sal. 116:12-14.
Obviamente, no podemos en realidad ‘pagarle de vuelta’ a Jehová por toda su bondad amorosa, puesto que todo ya le pertenece. Pero ciertamente debemos acordarnos siempre de que constantemente somos los recipientes de su bondad. No hay una sola cosa que tengamos que no nos haya sido dada. Por eso podemos meditar en la generosidad de Jehová, en el hecho de que de su mano liberal se pueden satisfacer con cosas buenas todas las criaturas. (Sal. 104:28) Y podemos hablar acerca de este generoso Creador y recomendarlo a otros como el objeto digno de su adoración y servicio.
Finalmente, todos podemos hacer un “pago representativo” a Jehová. ¿Cómo? “Dando gracias siempre por todas las cosas” de manera material, de manera que nos proporcione un grado de satisfacción que no se obtiene de otra manera. Sin duda esa satisfacción brota de saber que estamos usando nuestras cosas materiales para honra de Dios. No es la cantidad lo que vale; más bien, es el espíritu del donador.