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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1973
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1973
w73 1/4 págs. 216-218

La más grande celebración del año... ¿estará usted presente?

Usted está cordialmente invitado al MEMORIAL de la muerte de Jesucristo

Martes 17 de abril, Después de las 6 p.m. en todos los Salones del Reino de los testigos de Jehová y otros diversos sitios en más de 200 países

Asientos gratis No habrá colectas

CUALQUIER celebración formal que espera atraer una asistencia de más de tres millones y medio de personas ciertamente tiene que ser un acontecimiento muy importante. ¡Y éste lo es en verdad! Ahora bien, quizás usted diga que nunca ha asistido a tal celebración. En ese caso sin duda a usted le gustaría saber más acerca del acontecimiento. ¿Quién lo patrocina? ¿Qué significado tiene? ¿Por qué es tan importante el asistir?

Como asunto de historia: En la primavera del año 33 de nuestra era común (en la noche del jueves el 14 de Nisán, según el calendario judío), el Señor Jesucristo celebró la Pascua con sus doce apóstoles. Después de eso, y mientras todavía estaban reclinados en torno de la mesa de la Pascua, Jesús instituyó algo nuevo, algo que desde entonces han observado sus seguidores fieles hasta este día. Se llama el “Memorial” o la “Cena del Señor,” y se celebra anualmente “en memoria” del sacrificio de rescate de Jesús.—Mar. 14:22-26; 1 Cor. 11:23-26.

Algunos de los detalles de esa noche histórica hace 1.940 años son de interés especial. El apóstol Mateo, testigo presencial, nos describe lo que sucedió. “Mientras todavía comían, Jesús tomó un pan y, después de decir una bendición, lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: ‘Tomen, coman. Esto significa mi cuerpo.’ También tomó una copa y, habiendo dado gracias, se la dio a ellos, diciendo: ‘Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi “sangre del pacto,” que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados. Pero les digo, que de aquí en adelante de ningún modo beberé yo de este producto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre.’ Por último, después de cantar alabanzas, salieron al monte de los Olivos.”—Mat. 26:26-30.

LOS EMBLEMAS... ¿QUÉ SIGNIFICAN?

¿Qué quiso decir Jesús cuando pasó el pan y el vino a sus discípulos, diciendo, según la Versión Valera, “esto es mi cuerpo . . . esto es mi sangre”? (Mat. 26:26, 28) Al relatar lo que Jesús dijo aquí, Mateo usa la palabra griega estín, que se traduce comúnmente “es,” pero lo usa en el sentido de “simboliza,” “quiere decir,” “denota,” “representa,” o “significa.” Por consiguiente la Traducción del Nuevo Mundo, mostrando acuerdo con Moffatt, dice: “esto significa mi cuerpo . . . esto significa mi ‘sangre.’” La traducción de Charles B. Williams dice esto “representa mi cuerpo . . . esto representa mi sangre.”a

¿Fue el pan un emblema o símbolo adecuado del cuerpo carnal literal de Jesús? Sí, porque era pan sin levadura de la Pascua. Estaba libre de levadura, la cual a veces representa pecado e hipocresía. (Mat. 16:6, 11, 12; Luc. 12:1; 1 Cor. 5:7-11) El pan sin levadura representó adecuadamente al santo y perfecto, Jesús, que era “sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores” y libre de toda hipocresía.—Heb. 7:26; Luc. 1:35; 1 Ped. 2:22.

Cuando los apóstoles fieles de Jesús participaron del pan, estaban obteniendo algo de nutrición de él. Y la nutrición está asociada con la vida y la existencia. Así pues, el aceptar lo que representa el pan se compara a participar de alimento sustentador de la vida. Por eso, con referencia a los beneficios que traería el sacrificio de su cuerpo carnal, Jesús dijo de sí mismo: “Yo soy el pan de la vida. . . . Este es el pan que baja del cielo, para que cualquiera pueda comer de él y no morir. Yo soy el pan vivo que bajó del cielo; si alguien come de este pan vivirá para siempre; y, de hecho, el pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo.”—Juan 6:48-51; Heb. 10:10.

No obstante, había más que recordar en esta observancia anual que el cuerpo de Jesús. Por lo tanto, Jesús enseguida pasó una copa de vino a sus discípulos, diciendo, “esto significa mi ‘sangre del pacto,’ que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados.” (Mat. 26:27, 28) Como sucedió con el antiguo pacto de la Ley Mosaica, así también el “nuevo pacto” mediado por Cristo Jesús solo llegaría a funcionar con el derramamiento de sangre. También, y en relación con ese nuevo pacto, sin el derramamiento de esa preciosa sangre de Jesús, la humanidad no podría tener perdón de pecados. (Heb. 9:17-20, 22; Éxo. 24:7, 8) La copa de vino conmemorativa representa y hace recordar esta provisión maravillosa que Jehová ha hecho para la salvación de la humanidad, por y mediante la muerte de sacrificio del Señor Jesucristo.—Heb. 9:12, 14, 15; 10:28, 29.

POCOS PARTICIPANTES... ¿POR QUÉ?

Si usted acepta la invitación y viene la celebración anual del Memorial observará que no muchos, si acaso algunos de los asistentes, participan del pan y el vino emblemáticos. El año pasado, por ejemplo, a través de todo el mundo hubo en promedio solo tres participantes de cada mil asistentes. ¿Quién, entonces, tiene derecho a participar? Ante todo, una persona no llenaría los requisitos si no es adorador bautizado de Jehová y sirve activamente come uno de sus testigos, en imitación de Cristo Jesús, “el Testigo Fiel,” y sus apóstoles. ¿Significa esto que todos los testigos cristianos de Jehová participan? No. Solo un porcentaje muy pequeño de ellos participa de los emblemas.—Rev. 1:5; 3:14; Juan 18:37.

Esto se comprende en vista de lo que tuvo lugar cuando se instituyó originalmente el Memorial en 33 E.C. En esa ocasión solo estuvieron presentes once apóstoles fieles a quienes Jesús invitó a entrar en un pacto del Reino con él. “Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” Jesús también les dijo: “Voy a preparar un lugar para ustedes . . . para que donde yo estoy también estén ustedes.” (Luc. 22:28-30; Juan 14:1-3; Mat. 19:28) Con el tiempo, los que componen este “rebaño pequeño” de coherederos y compañeros asociados de Cristo Jesús en los cielos llegan a un total de solo 144.000.—Luc. 12:32; Rev. 14:1-3.

Hoy solo unos cuantos miles de esta clase destinada al cielo permanecen en la Tierra, solo un resto, y éstos son los únicos que tienen derecho a participar de los emblemas. En contraste, asociada con este resto hay “una grande muchedumbre” de aproximadamente un millón y medio cuyas esperanzas son el vivir en la Tierra para siempre para ser súbditos del Reino con sus 144.001 gobernantes. (Rev. 7:9, 10) Estas muchas personas con esperanzas terrestres tienen mucho gusto en asistir a esta observancia anual del Memorial, porque se interesan en el gobierno que se encargará de que la voluntad de Dios se haga en la Tierra. Pero, sabiendo que no están en el pacto del Reino, no participan de los emblemas. Así muestran un entendimiento esclarecido de los asuntos junto con respeto debido a la ocasión.

ASEGÚRESE DE ESTAR PRESENTE

Piense en ello, en menos de lo que tarda en dar la Tierra una vuelta sobre su eje, personas en más de 200 países, que hablan más de 160 idiomas, conmemorarán esta grandiosa observancia. ¡Pues, en muchos países donde está proscrita la adoración de Jehová, decenas de miles de personas celebrarán secretamente la fiesta, haciéndolo a riesgo de su libertad y quizás a costa de su mismísima vida!

Ahora bien, ¿le parece a usted que estas personas se arriesgarían así por una comida de alimento físico de la cual la mayoría ni siquiera participa? ¡Por supuesto que no! Los aspectos espirituales de esta celebración importante los impelen a asistir. La entera atención de los que estén presentes se concentrará en la Fuente de la vida, Jehová mismo, y su magnífica provisión para vida eterna por medio del sacrificio de rescate de su Hijo amado, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Se recordará la muerte de aquél en un madero de tormento, no solo porque suministró el rescate para la humanidad, sino también porque demostró el amor, la devoción y la obediencia de Jesús a Jehová. De esta manera Jesús demostró que el Diablo es un mentiroso en vindicación de la Palabra y nombre de Jehová.

Por lo tanto, cualquiera que deliberadamente no asista a esta celebración, el 17 de abril, hace bien en considerar esta pregunta: Si el desatender voluntariosamente la Pascua antigua se castigaba con la muerte, ¿no recibiría un castigo más severo el que desprecia la Cena del Señor, pisoteando la provisión representada por el pan y el vino? Ciertamente usted querrá aceptar la invitación para estar presente en esta celebración y, con fe, aceptar la provisión del sacrificio de rescate de Jesús.—Núm. 9:13; Heb. 10:26-31.

[Nota]

a Una nota al pie de la página sobre Mateo 26:26 en The New Testament por Geo. W. Clark y J. M. Pendleton, que se publicó por primera vez en 1884 y fue reimpreso en 1947 por The Judson Press, dice: “26. Esto es mi cuerpo: no literalmente, porque Cristo estaba presente en su cuerpo, y el pan partido visiblemente no era parte de él. El significado es: Esto representa mi cuerpo. Así Jesús se llama a sí mismo una puerta (Juan 10:9), una vid (Juan 15:1), una estrella (Rev. 22:16). Por eso dice Pablo: ‘esa roca era Cristo’ (1 Cor. 10:4); ‘Agar es el monte Sinaí’ (Gál. 4:25). Expresiones emblemáticas de esta clase son comunes en todos los idiomas, y se entienden fácilmente.”

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