¿Es lento Dios?
A VECES le parece a la gente que las condiciones son tan malas que no pueden empeorar. Por todos lados ven peligros que quitan el gozo del vivir. A menudo oímos el comentario: ‘¿Por qué no hace algo Dios?’ o, ‘Si Dios va a hacer algo alguna vez, ¿por qué no lo hace ahora?’
Los testigos de Jehová han estado tratando de alcanzar a todos con las buenas nuevas que han hallado en la Biblia de que el tiempo de Dios para actuar pronto estará aquí, sí, que será durante la vida de esta generación que vive ahora. (Mat. 24:34) Muchas personas escuchan con vivo interés. Tan solo en los pasados tres años, casi medio millón de personas se han unido a ellos en llevar estas buenas nuevas a casi toda persona en las naciones llamadas cristiandad. Y se ha efectuado una gran proclamación en otros países por toda la Tierra.
Pero hay muchos que dudan de la acción temprana de parte de Dios. No confían en la promesa de su reino del cual se habla tan frecuentemente en la Biblia. Son impacientes con Dios, renuentes a reconocer que él tiene un horario para llevar a cabo sus obras. Lo consideran lento.
Sin embargo, al mismo tiempo, algunas de estas mismas personas continúan apoyando a ciertos hombres en puestos gubernamentales y votando por ellos. Continúan teniendo fe en las promesas que hacen los políticos. Son muy pacientes con este sistema de cosas y están dispuestos a esperar años. A veces comentan que quizás se necesiten generaciones para que los esfuerzos del hombre en el gobierno, la educación, el desarrollo ecológico, etcétera, resuelvan todos los problemas. Cuando los gobernantes no introducen un orden nuevo y mejor, eligen a nuevos gobernantes, esperando que estos hombres de alguna manera logren hacer que las cosas tomen el camino correcto.
Cuando a estas personas se les dice que Dios es el Soberano y que el gobierno justo solo puede venir por el ejercicio directo de esa soberanía por medio de su reino mesiánico, quizás algunos contesten: ‘Dios trabaja por medio de los hombres; él ha dejado que los hombres desarrollen un mundo mejor para ellos mismos.’ Pero eso no es lo que dice la Biblia. Esta habla de intervención divina en los asuntos de los hombres, para establecer un gobierno duradero de una fuente celestial.—Dan. 2:44.
¿Cómo pueden las personas que rechazan lo que dice Dios esperar que Dios las ayude? Él no es responsable de la forma de gobierno que tienen ni de las acciones de los hombres que eligen. Han oído la promesa de Dios de librar a la humanidad por medio de su reino, pero la han pasado por alto a favor del gobierno por los hombres. Algunos van hasta el grado de oponerse a la proclamación de la promesa de Dios. La Biblia describe el modo de pensar de éstos: “Por cuanto la sentencia contra una obra mala no se ha ejecutado velozmente, es por eso que el corazón de los hijos de los hombres ha quedado plenamente resuelto en ellos a hacer lo malo.”—Ecl. 8:11.
NO LENTITUD, SINO PACIENCIA
Sin embargo, Dios no es lento. El apóstol Pedro escribió: “No es lento Jehová respecto a su promesa, según lo que algunos consideran lentitud, sino que es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido, sino desea que todos alcancen el arrepentimiento.” (2 Ped. 3:9) Él ha fijado su liberación de la humanidad para esta generación. (Luc. 21:32) Dios, con todo el poder en el cielo y en la Tierra, no tiene necesidad de hacer promesas que no pueda cumplir. Uno de los apóstoles de Jesucristo dijo: ‘Dios no puede mentir.’ Y el profeta Isaías escribió: “Confíen en Jehová para siempre, porque en Jah Jehová está la Roca de tiempos indefinidos.”—Tito 1:2; Isa. 26:4.
Si nos damos cuenta de que el gobierno por los hombres no es la solución de los problemas de la humanidad, y en cambio acudimos a Dios, comprenderemos al investigar su Palabra de verdad que su aparente ‘demora’ no es lentitud. El apóstol continúa y dice: “Además, consideren la paciencia de nuestro Señor como salvación.” (2 Ped. 3:15) Y, hoy, muchos están emprendiendo el camino de la salvación. Se están aprovechando del tiempo para aprender lo que Dios ha arreglado para la humanidad, abandonando el confiar en este sistema de cosas en decadencia. Comprenden que no es sin propósito que la Palabra de Dios advierte: ‘Cómprense todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos.’ (Efe. 5:16) Saben que cuando se acabe la paciencia de Dios, la destrucción de este sistema de cosas no avanzará lentamente. Comenzará como si una trampa de acero se hubiese cerrado de golpe.
Por lo tanto, en vez de culpar a Dios de ser lento, ¿no es mucho mejor examinarnos nosotros mismos, para ver si vivimos de una manera digna de un nuevo orden? ¿No es mejor aceptar el consejo de Jesucristo? Después de dar a sus oyentes una visión anticipada del fin de la Jerusalén infiel y, más tarde, el fin de este presente sistema de cosas, dijo: “Mas presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra. Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre.”—Luc. 21:34-36.