Preguntas de los lectores
● ¿Es correcto que un cristiano le pida a sus padres o abuelos una bendición, como se acostumbra en partes de la América Latina?—Venezuela.
La Biblia muestra que los siervos de Dios en tiempos antiguos pronunciaban bendiciones sobre otros. Jacob bendijo a Faraón, es decir, expresó un deseo por su bienestar. (Gén. 47:7) La familia de Rebeca la bendijo cuando salió de alta Mesopotamia para casarse con Isaac. (Gén. 24:60) E Isaac así como Jacob pronunciaron bendiciones especiales sobre su prole. (Heb. 11:20, 21) Según Proverbios 30:11, los padres merecen bendición de sus hijos.
De modo que no hay por qué poner objeción bíblica a que los padres o abuelos bendigan a sus hijos. Aun en países donde no se acostumbra por lo general pedir una bendición, es común pronunciar bendiciones. Entre los siervos dedicados de Jehová en todas partes no es raro expresar el deseo de que un compañero creyente tenga bendición divina en conexión con una asignación especial o a medida que continúa sirviendo fielmente al Creador en otro sitio. También es digno de notarse que el saludo de despedida en muchos idiomas es, de hecho, una bendición. Por ejemplo, en inglés usan “goodbye” que quiere decir que “Dios te acompañe,” y en español, por supuesto, decimos “adiós.”
Por supuesto, si en la zona donde uno está no se acostumbra “pedir una bendición” o conferirla, como se hace en algunos países latinoamericanos, no hay por qué empezar a hacerlo. Pero si ya es una costumbre bien entendida donde uno vive, hay factores que el cristiano pudiera considerar tocante a la costumbre de bendecir a otros. Pudiera preguntarse: ¿Tengo el punto de vista correcto de tal bendición? ¿Es una simple fórmula rutinaria de modo que la referencia a Dios no es sincera, genuina, de corazón? (Compare con Mateo 15:4-7.) ¿Me inclino a pensar que, en cualquier ocasión que no observo la costumbre, es probable que las cosas salgan mal? Hay que ejercer cuidado para que uno no se haga supersticioso y empiece a considerar la bendición como algo que tiene poder mágico. Por otra parte, también, si el padre o madre o abuelo o abuela no es un siervo dedicado de Jehová, sus puntos de vista religiosos entran en el cuadro. ¿Puede una persona que no aprecia la adoración verdadera pedir la bendición divina correctamente sobre un hijo cuando ni siquiera conoce al Dios verdadero?
Por lo tanto, aunque no hay objeción bíblica a que uno pida la bendición de su padre o madre o abuelo o abuela, cuando se trata de decidir qué debería hacerse en un caso en particular, el cristiano tiene que dejar que su conciencia entrenada en la Biblia gobierne. Ciertamente querrá evitar el hacer algo que pudiera hacer que alguien tropiece o algo que representara al Dios verdadero en falsos colores a otros.—Fili. 1:10.