Preguntas de los lectores
● ¿Quienes pueden dirigirse apropiadamente a Dios como “Padre”?—EE. UU.
Debido a que Jehová Dios es el Creador y Fuente de la vida, todos los humanos realmente son su “progenie,” sus hijos, como dice el apóstol inspirado en Hechos 17:28, 29. Por consiguiente, todos los que sinceramente reconocen ese hecho pueden dirigirse correctamente a él como “Padre.”
Las Escrituras claramente muestran que el usar la expresión “Padre” con referencia a Dios no se circunscribe a cristianos ungidos por espíritu. Fue antes que el espíritu de Dios fuera derramado en el día de Pentecostés en 33 E.C. que Jesús, en su Sermón del Monte, enseñó a una muchedumbre de judíos a dirigirse a Dios en oración como “Padre nuestro.” (Mat. 6:9) Siglos antes el profeta Isaías declaró: “Oh Jehová, tú eres nuestro Padre. Nosotros somos el barro, y tú eres nuestro Alfarero; y todos nosotros somos la obra de tu mano.”—Isa. 64:8.
Sin embargo, aunque todos los humanos que reconocen la Paternidad de Dios y viven en armonía con ello pueden dirigirse apropiadamente a él como “Padre,” no todos disfrutan de la misma intimidad con él. Refiriéndose a la intimidad especial de que disfrutan los cristianos engendrados por espíritu, el apóstol Pablo escribió: “Recibieron un espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual clamamos: ‘¡Abba, Padre!’” (Rom. 8:15) El término “Abba” es una cariñosa forma de trato. Es la íntima expresión que los hijos usaban para sus padres. Aun ahora disfrutan de esta intimidad los de la humanidad que han sido engendrados por espíritu de Dios con la mira de llegar a ser hijos espíritus en los cielos santos, donde disfrutarán de asociación personal con el Creador.
Al tiempo presente se está reuniendo a una “grande muchedumbre” de todas las naciones para sobrevivir a la “grande tribulación,” con la expectativa de obtener vida eterna en la Tierra en el nuevo orden de justicia de Dios. (Rev. 7:9-17) Apropiadamente, los de esta muchedumbre, también, se dirigen a Jehová en oración como su “Padre” o Dador de Vida, ya que él ha hecho provisión para que tengan vida eterna por medio de su Hijo, Jesucristo el “Padre Eterno.” (Isa. 9:6) En el nuevo orden de Dios, a éstos se unirán los millones de individuos que serán resucitados de entre los muertos. Más tarde, todos los que pasen con éxito la prueba final que se describe en Revelación 20:7-10 tendrán su nombre escrito permanentemente en el “libro de la vida” y disfrutarán de la relación especial de ser hijos terrestres perfectos de Jehová, el Padre celestial.—Rom. 8:20, 21; Rev. 20:15.