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  • Un conflicto antiguo está para terminar
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
w76 1/7 págs. 412-415

Un conflicto antiguo está para terminar

POCO tiempo después de la muerte de Alejandro Magno en 323 a. de la E.C. empezó un conflicto que ha continuado hasta nuestro día. Sus efectos se han sentido a cierto grado en todas partes del globo terráqueo. Por eso, ¿no habrían de recibirse con mucho regocijo las noticias de que esta lucha está para terminar?

Lo asombroso de este conflicto antiguo es que se predijo mucho antes de que comenzara. En el siglo sexto a. de la E.C. Jehová Dios, por medio de un ángel, le reveló al profeta hebreo Daniel el comienzo de la lucha, detalles acerca de su continuación, y su fin. Considerando que hay tantos siglos implicados en esto, fácilmente se puede ver que Daniel no podría captar el significado completo de lo que se le dio a saber. De hecho, el ángel que fue escogido para transmitir el mensaje profético le dijo: “Oh Daniel, haz secretas las palabras y sella el libro, hasta el tiempo del fin. Muchos discurrirán, y el verdadero conocimiento se hará abundante.”—Dan. 12:4.

Tan tarde como en el siglo diecinueve E.C., estudiantes sinceros de las Santas Escrituras reconocían que gran parte de lo escrito por Daniel seguía siendo un libro sellado. Dijo el comentarista bíblico Thomas Scott:

“El ángel, a modo de conclusión, le intimó a Daniel, que esta profecía permanecería oscura, y como ‘un libro sellado,’ del cual poco se entendería, ‘hasta el tiempo del fin;’ . . . El hecho ha patentizado que esto es así: siempre se han reconocido inmensas dificultades en muchas de las profecías de Daniel, y han sido ‘como palabras cerradas’ hasta para los creyentes en general. . . . En estas eras modernas muchos se han afanado, escudriñando la historia, por ilustrar las partes de estas profecías que ya se han cumplido; y por compararlas con otros textos, formar algún juicio de lo que todavía falta por cumplirse: y así se ha arrojado mucha luz sobre ellas. Mientras gradualmente se vayan cumpliendo, se entenderán mejor; y las generaciones futuras serán mucho más sorprendidas e instruidas por ellas de lo que lo somos nosotros.”—Scott’s Bible Commentary, 1884, tomo IV, p. 700.

La falta de entendimiento acerca de las profecías de Daniel en el siglo diecinueve demuestra que el mundo no había entrado entonces en su “tiempo del fin.” Pero ¿qué hay de la actualidad? ¿Estamos en ese “tiempo del fin”? Si así es, la conclusión del conflicto que se predice en el libro de Daniel debe estar próxima.

Para entender cómo los sucesos mundiales de este siglo veinte han estado cumpliendo las profecías acerca del conflicto que se describe en el libro de Daniel, tenemos que examinar el principio del conflicto. Solo entonces podemos identificar correctamente las partes que están envueltas en él.

COMIENZO DEL CONFLICTO

A Daniel se le dijo: “Un rey poderoso [Alejandro, el primer hijo de Filipo (rey de Macedonia), según vierte esto la Syriac] ciertamente se pondrá de pie y gobernará con dominio extenso y hará según su voluntad. Y cuando se haya puesto de pie, su reino será quebrantado y será dividido hacia los cuatro vientos de los cielos, pero no a su posteridad y no según su dominio con el cual había gobernado.”—Dan. 11:3, 4, y lectura marginal, New World Translation, edición de 1971.

En cumplimiento de estas palabras proféticas, con el transcurso del tiempo después de la muerte de Alejandro Magno el imperio que él había edificado pasó a las manos de cuatro de sus generales, que se habían establecido en el poder para aproximadamente 301 a. de la E.C. Seleuco Nicátor tomó posesión de Mesopotamia y Siria. Casandro empezó a regir sobre Macedonia y Grecia. Ptolomeo Sotero llegó a tener a Egipto y Palestina como dominio suyo. Lisímaco consiguió el control de Tracia y Asia Menor.

La revelación que se le hizo a Daniel desde este punto en adelante enfocó la atención principal en dos reyes” el “rey del norte” y el “rey del sur.” Puesto que el fundador de la dinastía de los Seleúcidas, Seleuco Nicátor, controló el territorio al norte de la patria del pueblo de Daniel, él ahora empezó a desempeñar el papel del “rey del norte.” En vista de su dominio con relación a la patria de Daniel, Ptolomeo Sotero ocupó la posición de “rey del sur.” Con el transcurso de los años, el “rey del norte” y el “rey del sur” cambiaron en cuanto a personal. Sin embargo, estos “reyes” o fuerzas gobernantes continuaron peleando unos contra otros.

UN CAMBIO DE IDENTIDAD

Un cambio principal en la identidad del “rey del norte” tuvo lugar en el primer siglo a. de la E.C. Esto se debió a que en el año 65 a. de la E.C. el general romano Pompeyo destronó a Antíoco XIII de la dinastía de los Seleúcidas. Luego, en 64 a. de la E.C., Siria, la zona que había sido controlada por la dinastía de los Seleúcidas, llegó a ser una provincia romana. Así Roma llegó a estar desempeñando el papel del “rey del norte.”

Este cambio en la identidad del “rey del norte” está confirmado por la manera en que los incidentes que se relacionan con el Mesías en este punto forman parte de la narración profética tocante a la lucha entre el “rey del norte” y el “rey del sur.” Daniel 11:20-22 declara:

“Tiene que ponerse de pie en su posición [la del rey del norte] uno que esté haciendo que un exactor pase por el reino espléndido, y en unos cuantos días será quebrantado, pero no en cólera ni en guerra. Y tiene que ponerse de pie en su posición uno que ha de ser despreciado, y ciertamente no pondrán sobre él la dignidad del reino; y realmente entrará durante un tiempo libre de cuidados y se asirá del reino por medio de mañosa melosidad. Y en lo que respecta a los brazos de la inundación, serán inundados por causa de él, y serán quebrantados; como lo será también el Caudillo del pacto.”

El hecho de que el “rey del norte” enviara al “exactor” por el Imperio Romano fue lo que guió los asuntos de modo que Jesús, en cumplimiento de profecía, naciera en Belén. Dando el registro histórico de lo que sucedió, el médico Lucas escribió:

“Ahora bien, en aquellos días salió un decreto de César Augusto de que se inscribiera toda la tierra habitada; (esta primera inscripción se efectuó cuando Quirinio era el gobernador de Siria;) y todos se pusieron a viajar para inscribirse, cada uno a su propia ciudad. Por supuesto, José también subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser miembro de la casa y familia de David, para inscribirse con María, quien le había sido dada en matrimonio según se prometió, estando al presente en estado avanzado de gravidez. Mientras estaban allí, se le cumplieron a ella los días para dar a luz.”—Luc. 2:1-6.

Después, el 19 de agosto de 14 E.C., un tiempo comparativamente corto después de haber ordenado esta inscripción, murió Augusto, ni “en cólera ni en guerra.” El individuo “despreciado” que sucedió a Augusto fue Tiberio. Fue durante el régimen de Tiberio que el profético “Caudillo del pacto,” Jesucristo, fue ‘quebrantado’ en la muerte.

NUESTRO DÍA

La profecía acerca del “rey del norte” y el “rey del sur” no terminó en los días del Imperio Romano. Sabemos esto porque esa profecía señala a sucesos que habrían de tener lugar en “el tiempo del fin.” (Dan. 11:40) Como ya se ha hecho notar, doctos bíblicos aun en fecha tan tardía como en el siglo diecinueve reconocían que este período todavía era futuro. La evidencia compuesta que suministran la profecía bíblica y la cronología bíblica sitúa el comienzo del “tiempo del fin” del mundo en el año en que la I Guerra Mundial estalló, 1914. Este es el mismísimo año que muchos historiadores reconocen como un punto de viraje en la historia. Por consiguiente, surge la pregunta: ¿Encaja lo que dice el libro de Daniel acerca de los desenvolvimientos del “tiempo del fin” con lo que hemos visto en el siglo veinte, particularmente desde 1914?

Tocante a lo que habría de suceder, leemos: “En el tiempo del fin el rey del sur se envolverá con él en un empuje, y contra él el rey del norte se lanzará como tempestad con carros y con hombres de a caballo y con muchas naves; y ciertamente entrará en los países e inundará y pasará adelante. . . . Y él verdaderamente gobernará sobre los tesoros escondidos del oro y la plata.”—Dan. 11:40-43.

Cuando examinamos la historia moderna, ¿qué hallamos? ¿Hay potencias hoy día que correspondan con el “rey del norte” y el “rey del sur”? Bueno, el antiguo “rey del norte” dominaba la zona al norte de la patria de Daniel, una parte de la cual hoy es el estado de Israel. Por eso, entonces, ¿qué gran potencia está controlando en la actualidad una zona inmensa al norte de este territorio? ¿No es el bloque de naciones comunistas? Sí.

En lo que toca al “rey del sur,” ¿qué gran potencia ejercía autoridad en Egipto durante los primeros años del siglo veinte? Un examen de cualquier obra de consulta sobre Egipto le dirá a uno que fue Inglaterra. Por ejemplo, The World Book Encyclopedia declara: “Durante la I Guerra Mundial, en Egipto se desarrollaron contra el control británico fuertes demandas de libertad. Una revuelta sin éxito tuvo lugar en 1919, a un año de haber terminado la guerra. El movimiento nacionalista continuó aumentando, e Inglaterra le dio a Egipto la independencia en 1922. Egipto se convirtió en un reino, pero Inglaterra mantuvo fuerzas militares allí. En 1936, las tropas británicas se retiraron de todo Egipto salvo de la Zona del Canal de Suez, donde se quedaron para proteger aquel canal navegable.”

En vista de la estrecha asociación que ha habido entre los Estados Unidos de América e Inglaterra, manifiestamente la Potencia Mundial Angloamericana ha ocupado la posición de “rey del sur.” Como se predijo en el libro de Daniel, ¿no ha habido un “empuje” entre el “rey del sur” y el “rey del norte”? ¿No ha resultado este “empuje” en pérdida considerable para la Potencia Mundial Angloamericana? Considere:

Cuando la II Guerra Mundial terminó, el bloque de naciones comunistas, el “rey del norte,” dominaba el 18 por ciento de la superficie terrestre de la Tierra, en la cual estaba el 7 por ciento de la población del mundo. Pero ¿cuál es la situación hoy día? El 35 por ciento de la población del mundo, que ocupa más de una cuarta parte de la superficie terrestre de la Tierra, ha llegado a estar bajo el control del “rey del norte” comunista.

¿De qué manera terminará al fin este conflicto? ¿Obtendrá cada vez más control el “rey del norte,” de modo que finalmente tome posesión del dominio del “rey del sur”? No. La profecía muestra que tanto el “rey del norte” como el “rey del sur” llegarán a su fin. Jehová Dios, quien previó la lucha persistente entre estos dos reyes, también decretó su fin. Esto acaecerá, no por medio de una guerra mundial desastrosa que hayan de pelear las naciones, sino por medio del rey escogido de Dios, el Príncipe Miguel, el Señor Jesucristo. Daniel 12:1 nos dice: “Durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel, el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo. Y ciertamente ocurrirá un tiempo de angustia como el cual no se ha hecho que ocurra uno desde que hubo nación hasta aquel tiempo. Y durante aquel tiempo tu pueblo escapará, todo el que se halle escrito en el libro.”

El “tiempo de angustia” que se menciona aquí será una “grande tribulación” que pondrá fin a todo régimen humano, incluso el del “rey del norte” y el “rey del sur.” Esta “grande tribulación” también preparará el terreno para el régimen justo del Señor Jesucristo. Las personas temerosas de Dios que se han identificado como de parte del Príncipe Miguel escaparán de la destrucción que se avecina. (Mat. 24:21, 22; Rev. 7:9, 14) Ante ellas estará la expectativa de vivir en una Tierra sin opresión, injusticia ni guerras, y hasta sin enfermedad y muerte.—Rev. 21:3, 4; Sal. 37:9-11, 29.

En vista de lo que el futuro traerá, ¿muestra su vida que usted está esperando el fin próximo del conflicto antiguo? ¿Ha obrado positivamente para ponerse de parte de Jesucristo, el Rey de reyes? Si no lo ha hecho, lo instamos a que examine las Escrituras y aprenda lo que se necesita para obtener una posición aprobada ante Dios. A los testigos de Jehová de su zona les complacería ayudarle por medio de compartir con usted lo que ellos han aprendido de la Biblia.

[Mapa de la página 412]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Rey del norte

Rey del sur

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