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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1977
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1977
w77 1/9 págs. 536-539

El texto de las Escrituras Cristianas... ¿cuán exacto es?

PUESTO que usted puede leer esta revista, es probable que posea un ejemplar de las Escrituras Cristianas, a las cuales se les llama comúnmente el “Nuevo Testamento.” Los veintisiete libros que componen esta porción de la Santa Biblia se completaron hace unos 1.879 años. ¿Puede usted confiar en que su ejemplar represente exactamente lo que dijeron los escritores bíblicos originales?

Eso pudiera parecerle dudoso a algunas personas. Quizás razonen que la transmisión de estos escritos durante casi dos milenios de tiempo ha resultado en que se haya perdido el texto bíblico original.

Sin embargo, lo que los hechos indican es diametralmente contrario a eso. Una famosa autoridad en el texto de la Biblia, Frederic G. Kenyon, declara: “No se puede exagerar cuando se afirma que en sustancia el texto de la Biblia es seguro: Esto sucede especialmente con relación al Nuevo Testamento.”

¿Cómo pueden estar tan seguros los doctos de que hoy tenemos las Escrituras Cristianas sustancialmente como fueron escritas? Por haber examinado muchos miles de copias manuscritas de estos libros bíblicos. Conocidas como “manuscritos” (del latín, manu scriptus, “escritos a mano”), estas copias escritas a mano suministran evidencia de que el texto de las Escrituras Cristianas está en asombroso estado de exactitud.

UN CONTRASTE NOTABLE

Es raro que un documento antiguo tenga el apoyo de una gran cantidad de manuscritos. Por ejemplo, de las obras por el escritor romano Plinio el Joven (61113 E.C.) solo sobreviven siete copias. La más antigua de éstas es de 850 E.C., que es más de siete siglos después del tiempo de su composición. De modo similar, la historia por el escritor griego Herodoto sobrevive solo en ocho copias, la más antigua de las cuales es de 1.300 años después del tiempo de su escritura.

Pero ¿qué hay de las Escrituras Cristianas? En contraste notable, las cifras que se publicaron recientemente en cuanto a los manuscritos de esta porción de la Biblia en el griego original forman ahora un total de 5.269. Además, se han hallado manuscritos de traducciones tempranas de estos escritos en siríaco, latín, copto, gótico y otros idiomas que aumentan el testimonio por otras 10.000 ó más copias. No se ha efectuado tan extenso copiar y traducir de ningún otro documento en toda la historia humana. Pero es de esperarse únicamente de escritos que verdaderamente son ‘inspirados por Dios.’—2 Tim. 3:16.

Un rasgo digno de notarse de estos manuscritos en los idiomas originales es lo cercano que están al tiempo en que la Biblia fue escrita. Se ha determinado que fragmentos en papiro de porciones de las Escrituras Cristianas en griego son de fecha tan remota como de principios del segundo siglo (los años 100) E.C., y posiblemente el fin del primer siglo.

LECTURAS DIFERENTES... ¿POR QUÉ?

Era de esperarse que el que se hicieran muchos miles de copias durante siglos resultara en que se diferenciaran unas de otras en ciertos respectos. Hay muchas razones para esto.

Por ejemplo, los manuscritos bíblicos griegos de mayor edad se produjeron en un estilo de escritura a mano que se conoce como “uncial.” Este término proviene de una palabra latina que significa “una doceava parte,” quizás con referencia a letras grandes que originalmente ocupaban la doceava parte de una línea. Los manuscritos unciales tienen todas las letras mayúsculas, casi sin que haya división entre las palabras.

Se ha ilustrado un problema que puede surgir de esta clase de escritura con el uso de una expresión como la siguiente: “ESCUCHARADIOS.” Esto podría significar “ESCUCHAR A DIOS,” o “ESCUCHARÁ DIOS.” Sin embargo, cuando se presenta esta clase de problema en los manuscritos de las Escrituras Cristianas, la diferencia en significado nunca es grave.

Para ilustrar: Según el libro Encountering New Testament Manuscripts diferentes puntos de vista sobre la división de palabras y la puntuación del texto griego original dan las siguientes dos posibilidades principales de traducción en Juan 1:3, 4:

a. “Todos las cosas llegaron a existir por medio de Él; y sin Él nada llegó a existir de lo que ha llegado a existir. En Él estaba la vida; y la vida era la luz de los hombres.”

b. “Todas las cosas llegaron a existir por medio de Él; y sin Él nada llegó a existir. Lo que ha llegado a existir era la vida en Él; y la vida era la luz de los hombres.”

Queda patente que el sentido general de este pasaje bíblico es el mismo de cualquiera de las dos maneras.

Otra razón por la cual los manuscritos bíblicos griegos difieren en detalles a veces es que ciertas mayúsculas griegas se asemejan unas a otras. Así, dos manuscritos o dos grupos de manuscritos pudieran tener palabras de apariencia similar, pero diferentes, en ciertos lugares. También, a veces el copiar se hacía de dictado. Ciertos manuscritos indican que en casos aislados los escribas confundían palabras que tenían el mismo sonido (como las palabras españolas “aya” y “haya”).

En cuanto a otras causas para lecturas variantes en los manuscritos bíblicos, The Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Bible (una enciclopedia pictórica de la Biblia) hace notar: “Pudiera suceder que el ojo del escriba saltara del primer lugar al segundo donde apareciera la misma palabra, y se produjera la omisión del material intermedio; pudiera ser que leyera la misma palabra o frase dos veces; o quizás confundiera una palabra con otra palabra de apariencia similar. . . .”

Así, muy temprano en la era común los manuscritos copiados en diferentes zonas empezaron a exhibir variaciones entre sí. A medida que estos documentos se copiaban y se volvían a copiar, llegaron a existir familias de manuscritos que tenían las mismas peculiaridades fundamentales. Y por eso, hoy los doctos hablan del texto Alejandrino, el texto Occidental, el texto Cesariano, y el texto Bizantino.

Es interesante que la mayoría de los manuscritos tienen textos “mezclados” o “fluidos.” ¿Por qué? Una razón para esto es que con frecuencia los escribas copiaban una sección (por ejemplo, los evangelios) de un manuscrito, y otra sección (por ejemplo, las cartas del apóstol Pablo) de otro diferente. También, después de completar una nueva copia, pudiera suceder que los escribas hicieran correcciones según un manuscrito que no fuera el mismo que habían copiado.

EDICIONES IMPRESAS DEL TEXTO GRIEGO

Fue en el año 1514 que todas las Escrituras Cristianas en griego aparecieron impresas por primera vez. Esto fue en el tomo cinco de la obra que se conoce como la “Políglota Complutense.” Sin embargo, la publicación de esta edición de las Escrituras Cristianas en griego se demoró y no salió al mercado sino en 1522. No se sabe qué manuscritos sirvieron de base para este texto griego impreso.

En 1516, el docto holandés Desiderio Erasmo produjo una edición impresa de las Escrituras Cristianas en griego. Aunque se imprimió dos años después de haberse impreso el texto Políglota ya mencionado, el texto de Erasmo fue el primero que salió al mercado. Debido a su tamaño pequeño y precio bajo, alcanzó gran popularidad. Durante el siglo dieciocho el texto de Erasmo llegó a ser conocido como el “texto recibido.” Todas las principales traducciones protestantes de las Escrituras Cristianas que se hicieron en Europa antes de 1881, incluso la famosa Versión Autorizada, o del rey Jaime, en inglés, se basaron en este texto griego.

Sin embargo, Erasmo compiló su texto griego de, a lo más, solo seis manuscritos, ninguno de antes del siglo diez E.C. En su mayor parte, tuvo su copia para el impresor de dos manuscritos de aproximadamente el siglo doce. Por eso, la autoridad procedente de manuscritos para el texto recibido es escasa y está alejada por muchos siglos del tiempo en que se escribieron estos libros bíblicos inspirados.

Con el hallazgo de numerosos manuscritos de mayor antigüedad, los doctos empezaron a imprimir el texto recibido con un sistema de notas al pie de la página para mostrar dónde y cómo diferían del texto recibido estas copias manuscritas. En tiempos modernos han aparecido muchas ediciones de las Escrituras Cristianas en griego que difieren marcadamente del texto impreso que Erasmo publicó por primera vez.

La razón que hay para esto es sencilla. Mientras que Erasmo solo tuvo unos cuantos manuscritos con los cuales trabajar, hoy los doctos tienen muchos miles de ellos. A menudo los peritos pueden investigar la historia de diferentes lecturas y marcar con exactitud lo que con la mayor probabilidad escribió el autor inspirado de un libro bíblico. El resultado del trabajo esmerado por los doctos textuales ha sido ediciones del texto griego impreso que representan con más exactitud que el texto recibido lo que los escritores bíblicos cristianos realmente pusieron por escrito.

‘DIFÍCILMENTE MÁS DE UNA MILÉSIMA PARTE’

¿A qué grado difieren entre sí los manuscritos de las Escrituras Cristianas? Los cálculos de la cantidad de las diferencias, que se llaman “lecturas variantes,” en los manuscritos griegos y en las traducciones antiguas pasan de 200.000. ¿Sugiere esto que el texto de las Escrituras Cristianas haya llegado a estar desesperanzadamente oscurecido? En realidad esa cifra es bastante extraviadora. ¿Por qué?

En A General Introduction to the Bible (obra introductoria en cuanto a la Biblia), Norman L. Geisler y William E. Nix señalan lo siguiente: “Hay ambigüedad cuando se dice que hay unas 200.000 variantes en los manuscritos existentes del Nuevo Testamento, puesto que éstas representan solo 10.000 lugares en el Nuevo Testamento. Si una sola palabra se deletrea mal en 3.000 manuscritos diferentes, esto se cuenta como 3.000 variantes o lecturas.”

Además, la mayoría de las lecturas variantes son simplemente mecánicas, pues tienen que ver con asuntos como deletreo (comparables a la diferencia entre “sustraer” y “substraer”) y el orden de las palabras. Un docto declaró que, de 150.000 lecturas variantes, las que pudieran arrojar duda en cuanto al significado solo ascendían a 400. De éstas, solo 50 eran verdaderamente significativas. De modo similar, Fenton John Anthony Hort, un docto de fama mundial sobre el texto griego de las Escrituras Cristianas, escribe:

“La proporción de las palabras [en todo el texto griego de las Escrituras Cristianas] que virtualmente se aceptan por todas partes como indudables es muy grande; en una computación aproximativa, no menos de siete octavos del todo. Por lo tanto, el octavo restante que está formado en gran parte por cambios de orden y otras trivialidades comparativas constituye la zona entera de la crítica. . . . la cantidad de lo que en algún sentido puede llamarse variación sustancial . . . difícilmente puede formar más de una milésima parte de todo el texto.”

Prescindiendo de la versión de las Escrituras Cristianas que usted posea, no hay razón para dudar que el texto griego en el cual ésta se funda representa con considerable fidelidad lo que los autores inspirados de estos libros bíblicos escribieron originalmente. Aunque ahora está separado por casi 2.000 años del tiempo de su composición original, el texto griego de las Escrituras Cristianas es una maravilla de transmisión exacta.

[Ilustración de la página 537]

Parte del Manuscrito Vaticano N.° 1209 (cuarto siglo E.C.). Todas las letras son mayúsculas, y casi no hay espacio entre las palabras

[Ilustración de la página 538]

Texto griego impreso por Erasmo con su traducción en latín. Este texto griego (con variaciones leves) llegó a ser el “texto recibido”

[Ilustración de la página 539]

Una edición reciente de las Escrituras Cristianas en griego, preparada para publicación por Eberhard Nestle. Un sistema de notas al pie de la página suministra las lecturas variantes

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