“Un intercambio de estímulo”
RECIENTEMENTE se recibió la siguiente carta en la oficina central de los testigos de Jehová en Brooklyn, Nueva York:
“Estoy escribiendo desde la población más elevada de Australia occidental, Wyndham, situada en las escabrosas montañas Kimberley. Que al recibir esta carta se encuentren bien, hermanos, y ocupados en la excelente obra que están efectuando. Todos nos beneficiamos muchísimo de que ustedes continúen trabajando con diligencia al preparar los artículos para La Atalaya y ¡Despertad!, y por esta razón he decidido escribirles para expresar gracias sinceras.
“Puesto que nuestra congregación vecina más cercana está a 640 kilómetros de distancia, estamos aislados la mayor parte del año, y al considerar que somos solo diez miembros en nuestra congregación ¡imagínense el tremendo estímulo y refrigerio espiritual que las revistas nos ofrecen! Las muchas experiencias que fortalecen la fe nos han sido muy útiles y, realmente, aunque nunca hemos conocido a estos hermanos, podemos darles gracias por mantenerse en firme fidelidad a Dios. Ciertamente tenemos razón para dar gracias a Dios por tan oportuno alimento espiritual. Realmente nunca aprecié la importancia de estudiar con regularidad hasta que me mudé aquí para continuar ‘de precursor,’ y ahora Jehová me ha abierto los ojos y me ha hecho apreciar plenamente las palabras de Jesús en Mateo 5:3 y Mateo 4:4.
“Bueno, hermanos, quizás pueda decirles un poco en cuanto a la obra de testimonio en esta parte del mundo para que ustedes también reciban estímulo.—Rom. 1:12.
“Nuestra congregación rinde servicio a una zona de aproximadamente 310.000 kilómetros cuadrados. Hay una gran población de aborígenes y en la actualidad estamos conduciendo unos cuantos estudios con buen éxito, entre ellos un estudio con un preso. Es un verdadero desafío el tratar de establecer buena comunicación con estas personas, y nos alegramos de contar con la dirección angélica; de otra manera sería una tarea sumamente difícil discernir dónde están las personas que tienen interés genuino.
“Un aspecto importante de nuestro trabajo es llegar a las numerosas estaciones (ranchos) y esto envuelve recorrer grandes distancias en terreno escabroso y polvoroso. En una estación dejamos unos cien libros en manos de los nativos y esperamos encontrar verdadero interés cuando volvamos a visitarlos. Para llegar a una reserva de aborígenes, cinco de nosotros viajamos en una pequeña embarcación por 50 kilómetros. De regreso notamos unos cocodrilos y ustedes pueden estar muy seguros de que nos alegramos muchísimo de poner nuevamente los pies en suelo de Wyndham.
“En Wyndham mismo recientemente hemos establecido un Salón del Reino en la calle principal. Celebramos el Memorial en él y tuvimos una concurrencia de dieciséis personas. La mano de Jehová ciertamente no ha sido corta y, como ejemplo de ello, el edificio se anunciaba originalmente por 13.000 dólares australianos. Como somos solo un grupito, ofrecimos 1.000 dólares ¡y nos aceptaron la oferta!
“Por eso, hermanos, aunque de ninguna manera son espectaculares las experiencias, espero que les estimule el saber que nos alegra el servir con ustedes en efectuar la obra de nuestro ‘Dios feliz.’”