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  • El terrorismo... ¿por qué?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
w79 15/3 págs. 3-5

El terrorismo... ¿por qué?

EL AÑO pasado un matrimonio de misioneros, testigos de Jehová, se vio sin salida en medio de los acontecimientos en la ocasión de una aterradora matanza en la ciudad de Kolwezi, Zaire. Aparentemente los que asaltaron la ciudad fueron hombres de tribus que contaban con apoyo comunista, y al principio pareció que no pasarían de solo asustar a la gente blanca por medio de disparar a la parte superior de las casas. Muchas de las personas blancas se encerraron en sus hogares y obstruyeron las entradas como protección, pero más adelante los agresores se lanzaron a un desenfreno de saqueo, borrachera, violaciones y asesinatos que convirtió al pueblo en el escenario de una gran carnicería. Se puso fin a una horrible semana de terror con la llegada de la legión extranjera francesa el 19 de mayo, y la de paracaidistas belgas el día siguiente. Se calculó que en la matanza habían muerto unos 200 blancos y 700 negros.

¿Cómo le fue al matrimonio de Testigos? Durante siete días se refugiaron en su hogar detrás de una barrera de cajas de literatura bíblica, y resguardaron las ventanas con cajas, colchones y almohadas. Por todas partes volaban proyectiles y metralla. Su casa se convirtió en un revoltijo, pero ellos sobrevivieron y fueron transportados por avión a Kinshasa. Aunque las heridas que recibieron fueron leves, la esposa, que ya tenía seis meses de embarazo, había sufrido tanta tensión que dio a luz un nene antes de tiempo. El varoncito, por no estar completamente desarrollado para vivir fuera de la matriz de la madre, vivió solo cuatro días. A los padres, sin embargo, les consolaba el conocimiento de que el bebé volvería a vivir en una Tierra mucho más placentera, y también la esperanza de que ellos mismos quizás pasen con vida a través de esta era de terrorismo y puedan dar la bienvenida al niño, cuando regrese a la vida en ese paraíso.—Luc. 23:43; Juan 5:28, 29.

LA AMENAZA DEL TERRORISMO

Mire a cualquier parte de la Tierra que usted desee hoy día y verá que el terrorismo asoma allí, para espanto de la gente. Los terroristas han derrocado sistemas democráticos en las Américas. Miles de personas han muerto como resultado de luchas encarnizadas entre católicos y protestantes en Irlanda del norte. En el Japón, terroristas militantes retrasaron por cinco años la apertura del nuevo aeropuerto internacional de Tokio. Las guerrillas palestinas continúan su lucha contra Israel, y hasta han matado a muchos ocupantes de autobuses. En Alemania e Italia, elementos terroristas han asesinado a personas a quienes habían secuestrado, una situación que culminó en Roma con el asesinato del anterior primer ministro Aldo Moro.

Además hay el terror que diariamente se presenta en las calles de muchas grandes ciudades de la Tierra. Los asaltos callejeros, los robos, las violaciones y los asesinatos se han convertido en incidentes cotidianos. Ya pocas personas se sienten realmente seguras. Sí, el terrorismo anda desenfrenado por todo el globo terráqueo.

Una publicación semanal describió esta situación como una “epidemia de violencia.”a Esta publicación citó de una entrevista las siguientes palabras de Walter Laquer, “una destacada autoridad sobre el terrorismo”:

“Los terroristas de hoy difieren de sus equivalentes del pasado en un aspecto muy importante. . . . Los terroristas del siglo diecinueve seleccionaban a sus víctimas. . . . El terrorismo de hoy día obra sin distinguir... se ha hecho mucho más cruel que en el pasado. Los terroristas dejan una bomba en un supermercado y no se preocupan en lo más mínimo por quién muera. Mire, el período hasta la primera Guerra Mundial fue, en general, más humano. Siento tener que decir que en nuestros días ha llegado a tenerse en poco la vida humana... en parte como resultado de la experiencia de matanza masiva de las Guerras Mundiales primera y segunda. Además, ahora tenemos a esos filósofos de la violencia que no existían en el siglo diecinueve... gente que afirma que la violencia es maravillosa, que tiene buen efecto sicológico en uno, que realmente necesitamos la violencia.”

El Sr. Laquer también advirtió acerca de la posibilidad de que unos terroristas se apoderaran de armas de “superviolencia,” por medio de las cuales pudieran destruir todo un país, en lo cual estarían incluidos familias, amigos y enemigos... ¡el conjunto entero de las personas!

¿A QUÉ SE DEBE LA EPIDEMIA?

Note que la autoridad de quien se ha citado declara que esta era de terrorismo inhumano, brutal, se puso en marcha como resultado de la primera guerra mundial. La epidemia de violencia ha continuado desde entonces. Esto es de particular interés para los estudiantes de la Biblia, pues Jesús mismo, al hablar de ‘la señal de Su presencia y de la conclusión del sistema de cosas,’ predijo como “principio de dolores de aflicción” que ‘se levantaría nación contra nación y reino contra reino’... el mundo se envolvería en guerra total. Jesús dijo que a esto seguiría un “aumento del desafuero” y ‘escenas espantosas, mientras que los hombres desmayarían por el temor y la expectativa de las cosas que vendrían sobre la tierra habitada.’—Mat. 24:3, 7, 8, 12; Luc. 21:10, 11, 26.

Jesús indicó que estos acontecimientos aterradores serían parte de la señal de que él, como “el Hijo del hombre,” estaría presente en su glorioso trono en los cielos, para juzgar a las naciones y pueblos de la Tierra, y ejecutar a los inicuos. Evidentemente hemos estado en ese tiempo de juicio desde 1914, cuando comenzó la epidemia de terrorismo.—Mat. 25:31-33, 41, 46.

La filosofía de la violencia ciertamente ha adquirido prominencia desde 1914, y esto ha marcado a este siglo como una época mucho más aterradora que los siglos anteriores. Sin embargo, es de interés el hecho de que hace más de cuatro milenios hubo una era de violencia y terror semejante a la de hoy. Eso fue en los días de Noé. La Biblia la describe así:

“Y la tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios verdadero y se llenó la tierra de violencia. De modo que vio Dios la tierra y, ¡mire! estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra.”—Gén. 6:11, 12.

La gente violenta de aquel tiempo fue principalmente la poderosa prole híbrida que vino de la unión de las hijas de los hombres y desobedientes hijos de Dios de la región espiritual, que se habían materializado en la Tierra. A esta descendencia se les llamó “nefilim,” que significa “derribadores”... “poderosos” que aterrorizaron a la humanidad. (Gén. 6:4) Ellos provocaron una era de violencia comparable a lo que vemos en la Tierra hoy día. Aquella generación inicua rehusó prestar atención a la advertencia de Noé acerca de la destrucción que les vendría. Tal como Jesús declaró en la profecía que ya hemos citado: “No hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos.” Y Jesús dio a entender claramente que Su ‘presencia como el Hijo del hombre’ tendría el propósito de ejecutar un juicio semejante a aquél sobre la generación inicua del tiempo del fin del mundo.—Mat. 24:37-39.

¿CÓMO TERMINARÁ?

En muchas profecías bíblicas se da a conocer que esta era de terrorismo tendrá su propio fin violento. (Jer. 25:31-33; 2 Tes. 1:7-9; 2 Ped. 3:5-7) Pero esto no ocurrirá por medio de terroristas ni naciones que usen armas de “superviolencia” de modo que se destruya la Tierra o partes de ella. Más bien, será por medio de la acción de Jesucristo, quien ama a la humanidad y tiene verdadero interés en liberar de los terrores de nuestra era a los amadores de la justicia. Por esto, después de describir la “angustia” de las naciones por causa de los terrores de nuestro día, Jesús dice estas palabras animadoras:

“Al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen sus cabezas, porque su liberación se acerca.”—Luc. 21:25, 28.

Sí, es tiempo de que todos los de entre la humanidad oprimida que aman la justicia levanten la cabeza a causa de la gozosa expectativa de los tiempos felices del futuro. Fue fe firme en Dios, junto con la esperanza de una Tierra paradisíaca y la resurrección de los muertos, lo que sostuvo a los fieles misioneros durante aquella terrible experiencia en Zaire. La fe en las promesas de Dios continúa sosteniendo a siervos devotos de Dios dondequiera que estén sirviendo en esta Tierra violenta. Que también lo sostenga a usted, para pasar con vida a través de esta era de terrorismo y entrar en ‘una nueva tierra donde ha de morar la justicia.’—2 Ped. 3:13.

[Nota]

a U.S. News & World Report, del 22 de mayo de 1978, págs. 35, 36.

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