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  • ¿Se interesa Dios en usted?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
w79 1/4 págs. 3-4

¿Se interesa Dios en usted?

“CADA vez que comienzo a pensar que valgo mucho, me llamo aparte, por decirlo así, y me digo: ‘Oye, motita de polvo, ¿de qué crees que te puedes enorgullecer?’”

Esa declaración, que se atribuye a un ministro cristiano de años atrás, refleja una característica digna de ser notada... la de humildad. Y esa cualidad ciertamente es deseable, pues “el resultado de la humildad y del temor de Jehová es riquezas y gloria y vida.”—Pro. 22:4.

Al considerar la magnitud del universo y sus millones de cuerpos celestes, nos damos cuenta de que los habitantes de esta Tierra son pequeños y de que verdaderamente existe razón para que sean humildes. No ha sido sin buena causa que se ha dicho que los seres humanos son simplemente ‘motitas sobre una motita’ en el universo.

Pero, ¿significa esto que el Altísimo sea demasiado excelso o esté demasiado encumbrado para interesarse en los seres humanos de este planeta relativamente pequeño? Realmente, ¿se interesa Dios en usted?

¿QUÉ HAY DE LA TIERRA?

Es cierto que la Tierra es un cuerpo relativamente pequeño en el espacio. Sin embargo, ¿es una motita insignificante? Dios no la ve así, pues dice: “Los cielos son mi trono, y la tierra es el escabel de mis pies.” (Isa. 66:1) De seguro que un “escabel” figurado como éste, usado por el Altísimo, no es simplemente una “motita” insignificante.

De hecho, Jehová tiene pensadas cosas maravillosas para su “escabel,” la Tierra. Vendrá el día en que llegará a ser un lugar de belleza paradisíaca, un magnífico hogar para la humanidad obediente. (Isa. 45:18; Luc. 23:43) En consecuencia, al mismo tiempo que los estudiantes de la Biblia reconocen la pequeñez de la Tierra, se dan cuenta de que Jehová Dios la creó y que es importante para él.—Gén. 1:1.

“¿QUÉ ES EL HOMBRE?”

Desde el punto de vista de Dios, pues, la Tierra no es una “motita” insignificante en el espacio universal. Pero, ¿qué se puede decir de los seres humanos?

Sumamente impresionado por las obras celestes de Dios, el inspirado salmista David hizo la pregunta: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre que cuides de él?” (Sal. 8:3, 4) Es cierto, a la vez que apropiado, que el reflexionar en el lugar que ocupamos en el universo debería infundir humildad en nosotros. Pudiera parecer que el hombre, creado inferior a los ángeles, no debería merecer que Jehová Dios lo tomara en consideración. Sin embargo, la pregunta del salmista muestra que Dios sí se interesa en los seres humanos.

Considere lo siguiente: Esencialmente la pregunta de David fue: ‘¿Qué es el hombre para que Dios lo tenga presente, para que Jehová cuide de él?’ Es evidente, entonces, que Dios sí tiene en cuenta al hombre. El Altísimo sí cuida del hombre. Más bien que tratar a los seres humanos como “motitas” insignificantes, Dios permite que el Sol brille y la lluvia caiga tanto sobre los justos como sobre los injustos. (Mat. 5:45) De hecho, los seres humanos, en generación tras generación, han tenido razón para agradecer a Dios que no los haya olvidado, al darles “lluvias desde el cielo y épocas fructíferas.”—Hech. 14:16, 17.

Jehová Dios sí se interesa en la familia humana. ¿Y por qué no debería interesarse en ésta? En las Escrituras se nos dice que: “Procedió Dios a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó.” (Gén. 1:27) Puesto que Dios es “un Espíritu,” no hay semejanza física entre Dios y el hombre. (Juan 4:24) Sin embargo, el hombre tiene cualidades que reflejan las de su Hacedor celestial, tiene rasgos que claramente distinguen al hombre de la creación animal. Por ejemplo, al igual que Dios, el hombre tiene los atributos principales de amor, justicia, sabiduría y poder. (1 Juan 4:8; Deu. 32:4; Job 12:13; Isa. 40:26) Así que el Creador no considera insignificante a la humanidad.

Si algún ser humano considerara o tratara a su congénere como una “motita” sin importancia, estaría, de hecho, lanzando un ataque al Creador de la humanidad. De manera muy apropiada se nos dice lo siguiente en la Palabra de Dios: “El que está haciendo escarnio de la persona de escasos recursos ha vituperado a su Hacedor.” (Pro. 17:5) Además, leemos en Proverbios 14:31: “El que está defraudando al de condición humilde ha vituperado a su Hacedor, pero el que le muestra favor al pobre Lo está glorificando,” esto es, a Jehová Dios.

En efecto, la persona que defrauda al de condición humilde, o hace escarnio de él, realmente vitupera al Hacedor del hombre. De hecho, puede que nuestra adoración tenga poco significado si rebajamos a otras personas. (Sant. 3:17) Por lo tanto, en imitación de Jehová, que se interesa en los seres humanos, debemos mostrar interés en nuestro congénere. Pero permanece en pie una pregunta:

¿CUÁNTO SE INTERESA DIOS?

Desde el punto de vista universal, tanto la Tierra como el hombre son bastante pequeños. Y la pequeñez del hombre ciertamente se hace evidente cuando se le compara con su Creador. El caso es que, si Dios no se interesara en el hombre, el pecado y la imperfección heredados dejarían a los seres humanos en una condición o estado sin esperanza.—Rom. 5:12.

¡Pero Jehová Dios sí se interesa! “Tanto amó Dios al mundo,” dijo Jesucristo, “que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” Y ésta es una provisión muy personal, pues el apóstol Juan escribió: “El que ejerce fe en el Hijo tiene vida eterna; el que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.”—Juan 3:16, 36.

¿Significa esto que Dios tiene el deseo de destruir a los seres humanos pecaminosos? ¡De ninguna manera! Pues el apóstol cristiano Pedro declaró que Jehová “no desea que ninguno sea destruido, sino desea que todos alcancen el arrepentimiento,” junto con la expectativa de vida eterna en su prometido nuevo sistema de cosas. (2 Ped. 3:9, 13) El mismo apóstol también indicó que Dios se interesa en individuos, pues declaró: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—Hech. 10:34, 35.

Así que Jehová sí se interesa en la humanidad... en individuos humanos. Conservará con vida y bendecirá a todos los que aman la bondad y andan en humildad con él. (Miq. 6:8) Por lo tanto, cultive una estrecha relación personal con su Creador, pues Dios sí se interesa en usted.

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