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  • ¿Aprecia usted al “esclavo fiel y discreto”?

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  • ¿Aprecia usted al “esclavo fiel y discreto”?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
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  • “¿QUIÉN ES VERDADERAMENTE EL ESCLAVO FIEL Y DISCRETO?”
  • SE DEJA DE VER CLARAMENTE AL “ESCLAVO FIEL”
  • SE IDENTIFICA AL “ESCLAVO FIEL” POR SU ACTIVIDAD
  • CREDENCIALES ARROLLADORAS
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
w81 15/7 págs. 24-27

¿Aprecia usted al “esclavo fiel y discreto”?

“¿QUIÉN es verdaderamente el esclavo fiel y discreto?” Con esa pregunta, Jesucristo introdujo una parábola, o una ilustración, de importancia profética. Es parte de la “señal” que él dio con relación a la “conclusión del sistema de cosas,” el tiempo en que estamos viviendo. (Mat. 24:3) Después de dar a sus discípulos la instrucción de mantenerse vigilantes, Jesús dijo:

“¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento a su debido tiempo? Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo lo hallare haciéndolo así. En verdad les digo: Lo nombrará sobre todo lo suyo.”—Mat. 24:42-47.

¿Quién es este “esclavo” y quiénes son los “domésticos”? ¿Qué es “todo lo suyo”? Tales preguntas no son meramente de interés académico. El que podamos identificar apropiadamente al “esclavo fiel y discreto” y el que podamos cooperar con él resulta en gran felicidad y abundantes recompensas espirituales.

“¿QUIÉN ES VERDADERAMENTE EL ESCLAVO FIEL Y DISCRETO?”

Algunos señalan que el “esclavo” se refiere a ministros cristianos, o a su puesto de superintendencia, que conlleva la responsabilidad de velar por las necesidades espirituales de la congregación. Dicen que la llegada del ‘amo’ es o la segunda venida de Cristo o la muerte del ministro como individuo. Por lo tanto, se sostiene que la parábola debería mover a los ministros cristianos a cuidar bien de lo que se les ha encomendado.

Los testigos de Jehová creen que esta parábola se refiere a la única congregación verdadera de los seguidores ungidos de Jesucristo. Desde su comienzo en el Pentecostés, en 33 E.C., y continuando a través de 19 siglos desde entonces, esta congregación semejante a esclavo ha estado alimentando espiritualmente a sus miembros, y ha estado haciendo este trabajo fiel y discretamente. La identidad de este “esclavo” se ha hecho clara especialmente al tiempo de la vuelta o presencia de Cristo. Se puede identificar al “esclavo” por el hecho de que se mantiene vigilante y que fiel y discretamente está proveyendo el alimento espiritual según lo necesitan todos dentro de la congregación cristiana. De hecho, este “esclavo,” o congregación ungida por espíritu, es el único conducto aprobado que representa al reino de Dios en la Tierra en el “tiempo del fin.” (Dan. 12:4) Los testigos de Jehová entienden que el “esclavo” está compuesto de todos los cristianos ungidos como grupo en la Tierra en cualquier tiempo dado durante los 19 siglos que han transcurrido desde el Pentecostés. En consecuencia, los “domésticos” son estos mismos seguidores de Cristo como individuos.

Algunos lectores pudieran pensar que ésta es una manera algo sectaria de ver los asuntos. O pudieran objetar a la idea de que el “esclavo” y los “domésticos” representen a la misma clase, el primer término representándolos como cuerpo compuesto y el otro como individuos. Los objetantes podrían alegar que no todos los discípulos ungidos de Cristo tienen participación en preparar el alimento espiritual, así que pudiera ser que el “esclavo” representara solamente a los que llevan la delantera, y los “domésticos” a aquellos a quienes ellos sirven en la congregación.

No se consigue nada con tratar de imponer a la fuerza una interpretación de la parábola. El engañarse uno mismo no resulta en ningún beneficio, y causa perjuicio espiritual. Por lo tanto, debemos dirigirnos a las Escrituras para lograr entendimiento. Al hacer esto, ¿qué encontramos? El “esclavo” es un siervo del Amo Cristo Jesús y de su Padre, Jehová. (Compare con Mateo 10:24, 25.) Y un siervo puede ser un grupo compuesto. En el pasado, la entera nación de Israel fue el siervo de Jehová, o su esclavo. Él les dijo: “Tú, oh Israel, eres mi siervo.” (Isa. 41:8, 9; 44:21) Este un solo siervo se componía de individuos, como muestra Isaías 43:10 cuando dice: “‘Ustedes son mis testigos [plural],’ es la expresión de Jehová, ‘aun mi siervo [singular] a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí.’” Estos israelitas de la antigüedad eran la “propiedad especial” de Jehová, una “nación santa.” (Éxo. 19:5, 6) Aun cuando no todo individuo participaba en administrar los asuntos de la nación, todos los individuos componían el un solo pueblo, el “siervo” de Dios. Solo unos cuantos participaron en escribir o copiar las Santas Escrituras; sin embargo, el apóstol Pablo pudo decir del pueblo de Israel: “Les fueron encomendadas las sagradas declaraciones formales de Dios.” (Rom. 3:1, 2) A éstos pertenecieron los pactos, la Ley y las promesas. (Rom. 9:3-5) Así que la entera nación era el “siervo” colectivo, o compuesto, de Jehová, un “siervo” formado, al mismo tiempo, de individuos, Sus “testigos.”

Cuando Jesús estuvo en la Tierra, dijo a los líderes religiosos de Israel: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat. 21:43) Esta “nación” que produce frutos del Reino debe ser la muy extendida congregación cristiana verdadera, con relación a la cual Pedro escribió: “Ustedes son . . . ‘una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel [Dios] que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa. Porque en un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios.” (1 Ped. 2:9, 10) También se llama a dicha congregación el “Israel de Dios” y “la casa de Dios.” (Gál. 6:16; 1 Tim. 3:15) A los individuos de la congregación se les llama “miembros de la casa de Dios.” (Efe. 2:19) La ‘mayordomía fiel’ entre los miembros de esta casa incluye el dispensar las verdades espirituales, las cuales constituyen el “alimento” apropiado para los creyentes. (1 Cor. 3:2-5; 4:1, 2) Es digno de notarse que al “esclavo fiel y discreto” se le llama “mayordomo” en Lucas 12:42-48.

Mientras los fieles apóstoles de Jesús estuvieron vivos en la Tierra, recayó sobre ellos especialmente la responsabilidad de proveer enseñanza espiritual para la “casa de Dios.” Los ‘pastores’ nombrados del “rebaño,” así como otros, también tuvieron una responsabilidad semejante. Sin embargo, el apóstol Pedro muestra que tal mayordomía de las verdades divinas en realidad fue encomendada a todos los ‘escogidos.’ Por lo tanto, cada miembro respectivo de la congregación hacía una contribución a la edificación del cuerpo. (Efe. 4:11-16; 1 Ped. 1:1, 2; 4:10, 11; 5:1-3) Por consiguiente, vemos una clara base bíblica para decir que todos los seguidores ungidos de Cristo Jesús componen el “siervo” de Dios que tiene a Jesús como su Amo. De igual manera, ese siervo, o “esclavo,” como cuerpo colectivo provee alimento espiritual para todos los miembros individuales de esta congregación, que componen la casa de “domésticos.” Estos se benefician individualmente como recipientes de tal alimento.—1 Cor. 12:12, 19-27; Heb. 3:5, 6; 5:11-14.

SE DEJA DE VER CLARAMENTE AL “ESCLAVO FIEL”

Esta clara identidad de la clase del “esclavo fiel y discreto” no continuaría así a través de los siglos hasta el regreso del Amo con su poder real. Los apóstoles advirtieron que después de la muerte de ellos se desarrollaría una gran apostasía que continuaría hasta la presencia de Cristo. (2 Tes. 2:1-12; Hech. 20:29, 30; 1 Juan 2:18, 22; 4:2, 3) Jesús también indicó esto en su parábola del ‘trigo y la mala hierba.’ De acuerdo con esta ilustración, se plantó trigo, semilla excelente, en el campo del mundo. El “trigo” es “los hijos del reino,” o los verdaderos discípulos ungidos de Jesucristo. Sin embargo, se representó a un “enemigo” (el Diablo) sembrando “mala hierba” (“los hijos del inicuo,” o cristianos falsos), entre el “trigo,” y ambos crecerían juntos hasta la “siega.”—Mat. 13:24-30, 36-43.

Con la introducción de filosofía pagana y doctrinas falsas se desarrolló la apostasía. La congregación apóstata se convirtió cada vez más en parte de este mundo, por adoptar las enseñanzas, costumbres y actitudes de éste. Jesús predijo que tanto el “trigo” como la “mala hierba” crecerían juntos hasta la “siega,” o “conclusión del sistema de cosas,” cuando el “trigo” (los cristianos verdaderos) serían separados de la “mala hierba” (los cristianos falsos) y dejarían brillar su luz espiritual. (Mat. 13:30, 39-43) Por lo tanto, la identidad de la clase del “esclavo fiel y discreto” no se haría clara nuevamente sino hasta el tiempo de la vuelta de Cristo Jesús.

En ese entonces se podría discernir claramente a los discípulos fieles de Jesús. Su condición de estar bien alimentados en sentido espiritual armonizaría con la profecía de Daniel, que predijo que en el “tiempo del fin” los que tuvieran perspicacia brillarían como las estrellas, que disfrutarían de conocimiento y entendimiento aumentado de las Escrituras y traerían a muchos a la justicia. (Dan. 12:3, 4, 9, 10) Esto indica que la congregación de discípulos ungidos de Cristo, aquellos que tienen perspicacia, estarían vigilando en espera del regreso del Amo, y que cuando el Amo regresara se les hallaría proveyendo fielmente alimento espiritual al debido tiempo.—Mat. 24:43-46.

SE IDENTIFICA AL “ESCLAVO FIEL” POR SU ACTIVIDAD

Aunque la “mala hierba” dominó la escena religiosa mundial a través de los siglos, algún “trigo” estaba activo y se proveía alimento espiritual para los “domésticos”. A principios de los años setenta del siglo pasado había un grupo de estudiantes sinceros de la Biblia que estaban lo suficientemente bien alimentados en sentido espiritual como para estar a la expectativa del regreso del Señor y para comprender la necesidad que existía de estudiar las Escrituras cabalmente para así estar preparados para cuando él volviera. Su investigación no sectaria de la Biblia produjo una abundancia de conocimiento.

Durante esos años, las iglesias de la cristiandad estaban atadas por tradiciones, dogmas y ceremonias que habían surgido de la gran apostasía. Se adherían a doctrinas falsas tales como las de la Trinidad, la inmortalidad del alma y un infierno de fuego. También eran parte de este mundo. Una actitud de escepticismo con relación a la Biblia se estaba infiltrando en sus seminarios teológicos. Se ponía la teoría de la evolución de Darwin en oposición al relato bíblico de la creación, la sicología aplicada rechazaba la enseñanza del pecado inherente y la necesidad de un sacrificio, y todo el campo de la alta crítica estaba atacando la autoría divina y la infalibilidad de las Escrituras.

En medio de todo esto, los Estudiantes de la Biblia (como entonces se llamaba a los testigos de Jehová) habían adoptado una posición vigorosa como defensores de la enseñanza bíblica. Sostenían con las Escrituras que hay un solo Dios Todopoderoso y Creador, Jehová, y que Cristo Jesús es su Hijo unigénito y primera creación, a quien Dios envió a la Tierra para que ofreciera su vida como rescate para la humanidad pecaminosa. Aceptaban el desafío de defender la Biblia entera como la Palabra infalible e inspirada de Dios, y publicaban los resultados de su estudio bíblico como “alimento al debido tiempo,” compartiendo de esa manera esta información vital con todos los que deseaban estar preparados para la vuelta del Señor. Los Estudiantes de la Biblia daban a conocer la enseñanza cristiana correcta de que el alma humana es mortal y que la resurrección es la esperanza que hay para los muertos. Señalaban que el propósito del sacrificio de Cristo no es solo el de preparar el camino para que los 144.000 fueran redimidos de la Tierra para ser coherederos con Cristo en los cielos, sino también dar a los demás de la descendencia de Adán la oportunidad de adquirir vida eterna en la Tierra durante la gobernación de 1.000 años del Reino Mesiánico. También, proclamaban al mundo que el fin de “los tiempos señalados de las naciones” vendría en 1914. (Luc. 21:24) Esta restauración de verdades bíblicas tan fortalecedoras para la fe, junto con las instancias a vigilar respecto a la presencia de Cristo Jesús, resultaron en el recogimiento y la edificación de una congregación de discípulos ungidos de Cristo que desplegaron evidencia de estar bien alimentados en sentido espiritual.

CREDENCIALES ARROLLADORAS

El “esclavo fiel y discreto” tiene credenciales abundantes. A continuación se da una lista parcial de designaciones bíblicas y proféticas que aplican al resto de los seguidores ungidos de Cristo, o están representadas en éstos, desde el notable año de 1919:

(1) La esposa de Noé, Gén. 7:7; (2) Los ángeles enviados a Lot, Gén. 19:15; (3) Rebeca, Gén. 24:64; (4) José y Benjamín, Gén. 45:14; (5) las rebuscas que quedaban atrás, Lev. 19:9; (6) los dos espías que fueron a donde Rahab, Jos. 2:4; (7) Barac, Jue. 4:14; (8) Jefté, Jue. 11:34; (9) Noemí y Rut, Rut 2:2; (10) los guerreros israelitas de David, 2 Sam. 18:1; (11) Jehú, 2 Rey. 10:11, 15; (12) Mardoqueo y Ester, Est. 4:13; (13) Job, Job 42:10, 13; (14) la hija del Rey, Sal. 45:13; (15) los hombres de bondad amorosa, Sal. 50:5; (16) el grupo íntimo, Sal. 89:7; (17) Sear-jasub, Isa. 7:3; (18) la luz de las naciones, Isa. 60:3; (19) los árboles grandes de justicia, Isa. 61:3; (20) los ministros de nuestro Dios, Isa. 61:6; (21) el racimo preservado, Isa. 65:8; (22) los siervos llamados por otro nombre, Isa. 65:15; (23) los hombres que tiemblan ante la palabra de Dios, Isa. 66:5; (24) la nueva nación que nace, Isa. 66:8; (25) Jeremías, Jer. 1:10; (26) el pueblo de Jehová en un nuevo pacto, Jer. 31:33; (27) el atalaya perseverante, Eze. 3:16-27; (28) el hombre vestido de lino, Eze. 9:2; (29) el pueblo limpio, Eze. 36:29-32; (30) los moradores en el centro de la tierra, Eze. 38:12; (31) el ejército de los cielos, Dan. 8:10; (32) el santuario restaurado (limpio), Dan. 8:14; (33) los que son sabios, Dan. 11:33; (34) el feliz que se mantiene en expectativa, Dan. 12:12; (35) toda carne que recibe el espíritu, Joel 2:28; (36) Jonás, Jon. 3:1-3; (37) el globo del ojo de Jehová, Zac. 2:8; (38) el resto liberado, Zac. 2:7; (39) un judío, Zac. 8:23; (40) los hijos de Leví, Mal. 3:3; (41) el trigo, Mat. 13:25; (42) los hijos del Reino, Mat. 13:38; (43) los trabajadores de la viña, Mat. 20:1; (44) los invitados al banquete de bodas, Mat. 22:3-14; (45) los escogidos, Mat. 24:22; (46) las águilas, Mat. 24:28; (47) el esclavo fiel y discreto, Mat. 24:45; (48) las vírgenes discretas, Mat. 25:2; (49) los hermanos del rey, Mat. 25:40; (50) el rebaño pequeño de ovejas, Luc. 12:32; (51) Lázaro el mendigo, Luc. 16:20; (52) las ovejas de “este redil,” Juan 10:1-16; (33) los sarmientos de la vid, Juan 15:4; (54) el palacio real de David, Hech. 15:16; (55) los herederos con Cristo, Rom. 8:17; (56) el resto, Rom. 11:5; (57) las ramas del olivo, Rom. 11:24; (58) los santos, 1 Cor. 6:2; Rev. 16:6; (59) el templo, 1 Cor. 6:19; (60) la nueva creación, 2 Cor. 5:17; (61) los embajadores por Cristo, 2 Cor. 5:20; (62) la congregación de Dios, Gál. 1:13; (63) parte de la descendencia de Abrahán, Gál. 3:29; (64) el Israel de Dios, Gál. 6:16; (65) el cuerpo de Cristo, Efe. 1:22, 23; (66) los soldados de Cristo Jesús, 2 Tim. 2:3; (67) la casa que está bajo Cristo, Heb. 3:6; (68) el sacerdocio santo, 1 Ped. 2:5; (69) la nación santa, 1 Ped. 2:9; (70) la asociación de hermanos, 1 Ped. 2:17; (71) las siete congregaciones, Rev. 1:20; (72) las veinticuatro personas de mayor edad, Rev. 4:4; (73) el Israel espiritual, Rev. 7:4; (74) las langostas, Rev. 9:3; (75) los dos testigos, Rev. 11:3; (76) los dos olivos, Rev. 11:4; (77) la descendencia de la mujer, Rev. 12:17; (78) la Nueva Jerusalén, Rev. 21:2; (79) la novia de Cristo, Rev. 22:17; 19:7; (80) los testigos de Jehová, Isa. 43:10.

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