Preguntas de los lectores
● ¿Sería incorrecto el que un cristiano usara en su hogar objetos colgantes de los que producen sonido musical cuando los golpea el viento?
Muchas personas han usado estos objetos para añadir un toque musical placentero a su hogar. Cuando sopla el viento, las pequeñas piezas de cristal, metal o madera chocan unas con otras y producen sonido. Sin embargo, en algunos países se acostumbra colgar estos objetos con la creencia de que éstos evitan que los malos espíritus entren en la casa. Es obvio que un cristiano no usaría estos objetos con tal propósito. Por eso, si en su país, o comunidad, hay tal creencia supersticiosa, no sería sabio tener uno en el hogar. Así no se hará tropezar a nadie o no se dará la impresión de que los testigos de Jehová usan estos objetos con un propósito que no es bíblico.—1 Cor. 10:31-33.
Sin embargo, si su motivo al colgar un objeto de este tipo no tiene nada que ver con religión falsa, superstición o demonismo, y hay poca posibilidad de que otros tengan una idea incorrecta, con relación al uso de éste en su hogar, esto sería un asunto sencillo para decisión personal.
● En los últimos años he leído en cuanto a niños nacidos por inseminación artificial. ¿Cuál es el punto de vista bíblico sobre el procedimiento que se usa para esto?
En primer lugar, consideremos brevemente lo que se informa que ha sucedido, según se ilustra por el primer caso, que tuvo lugar en Inglaterra.
La mujer no podía concebir normalmente debido a problemas en las trompas de falopio, por las que el óvulo debe pasar para llegar al útero. Por medio de cirugía menor los científicos extrajeron un óvulo ya maduro y lo colocaron en un recipiente de laboratorio con nutrimentos para alimentarlo. Se añadió el semen del esposo y se efectuó la fertilización. Después de unos días el grupo de células en desarrollo (blastocisto) se introdujo cuidadosamente en el útero de la mujer, donde éste creció normalmente, y la criatura nació.
En este caso el espermatozoide y el óvulo vinieron de personas que eran marido y mujer. Desde el punto de vista bíblico esto es algo que merece atención. ¿Por qué? Debido a una ley que Dios dio a los israelitas de la antigüedad: “No debes dar tu emisión como semen a la esposa de tu asociado, para hacerte inmundo por ello.” (Lev. 18:20, 29) Esta ley se dio cuando no existían la inseminación artificial moderna ni los procedimientos para bebés de “probeta,” pero esta ley sí indica el parecer de Dios.
Por la Biblia tenemos que concluir que si se efectuara una concepción con un espermatozoide y un óvulo que no pertenecieran a personas que fueran marido y mujer, se cometería adulterio o fornicación. Las Escrituras no dejan duda sobre el punto de vista de Dios al respecto: “Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.” (Heb. 13:4; Mat. 19:9) Pero, ¿qué hay si a una pareja casada que no haya podido tener hijos por otros métodos se le ofreciera la posibilidad de someterse al procedimiento que se describe aquí? He aquí algunos aspectos que deben considerarse:
¿Harían todos los pasos mecánicos envueltos —como el que la concepción se efectuara en un receptáculo de laboratorio— que el asunto pareciera tan contranatural o anormal que fuera moralmente objetable para la pareja?
El óvulo en el recipiente (antes y después de la fertilización) se alimenta de nutrimentos. Por lo menos en varios casos se ha usado suero de sangre como nutrimento. Así que la ley de Dios sobre la sangre entra en el cuadro.—Hech. 15:28, 29; Lev. 17:13, 14.
Algunas noticias indican que, en algunos casos, después de la concepción los científicos han destruido el óvulo fertilizado porque pensaron que no se desarrollaría apropiadamente o que tendría defectos genéticos. Si eso es así, ¿no equivaldría eso a un aborto?a Y, ¿hasta qué grado tendrían los “padres” voz en la decisión de poner fin a una nueva vida que hubiese comenzado ya, o responsabilidad por ello?
Además, a algunos científicos les preocupa la aparición de anormalidades genéticas, sea durante el desarrollo del embrión en la matriz o posteriormente.
Estos son aspectos que el cristiano apropiadamente querría considerar, aunque reconociendo que finalmente se tendría que hacer una decisión personal.
[Nota a pie de página]