El matrimonio bajo ataque

HAY buenas noticias y malas noticias con relación al matrimonio en el mundo de hoy. Las buenas noticias proceden de un siquiatra de Toronto, el Dr. Alan Lyall. Este dijo a un reportero del Toronto Star que, a pesar de sufrir muchos ataques en los últimos años, el matrimonio está reapareciendo. ¿A qué se debe esto? El contesta: “Este realmente puede ser uno de los modos más agradables y satisfacientes de vivir la vida.”

Las malas noticias, sin embargo, son que muchos matrimonios son muy infelices. Una joven periodista, arguyendo contra la mismísima idea del matrimonio, dijo: “Cuando contemplo los matrimonios, lo que generalmente veo es sufrimiento. Y el caso en cuanto al sufrimiento es que uno se siente tan bien cuando cesa de sufrir.” ¿Cree usted que el matrimonio es un modo agradable de vivir la vida, o lo considera simplemente una fuente de sufrimiento?

No puede negarse que hay dolor y sufrimiento en algunos matrimonios. De ello testifica la alta proporción de divorcios que hay en los países donde se permite el divorcio. La proporción de divorcios en los Estados Unidos se ha triplicado en los últimos veinte años. Respecto a la Unión Soviética, se dice que uno de cada tres matrimonios termina en divorcio. La proporción de divorcios en Australia se cuadruplicó en un solo año, cuando se anunció una nueva ley de divorcio. Según el Financial Times de Londres, la creciente proporción de divorcios en Inglaterra cuesta casi dos mil millones de dólares (E.U.A.) al año (mil millones de libras esterlinas) en pagos de bienestar para las divorciadas y sus hijos.

¿Por qué hay tanto trastorno en el matrimonio?

Nadie es perfecto

Una dificultad es que nadie es perfecto. Todos tenemos peculiaridades que pueden irritar a otras personas. Cuando vemos a las personas solo de vez en cuando, esas peculiaridades no importan. Pero cuando dos personas se casan y viven juntas, tales peculiaridades realmente pueden cobrar muchísima importancia. Pueden resultar en riñas destructivas. O puede que prorrumpa la violencia en la relación. En el Canadá, por ejemplo, se informa que de cada diez esposas, una es golpeada por su esposo.

Las diferencias en personalidad, o en las metas que tengan, pueden causar grandes problemas. ¿Qué sucede cuando una persona conversadora se casa con alguien taciturno, que prefiere permanecer callado? ¿O cuando un cónyuge da más importancia a las posesiones materiales que la que le da el otro cónyuge? Puede que la esposa piense que ella ha perdido prestigio porque su esposo no la mantiene rodeada del mismo lujo del cual ella disfrutaba en la casa de su padre. O puede que el esposo pase largas horas en el trabajo y deje a su esposa sola, contribuyendo así a que ella se sienta solitaria.

El alcoholismo es otra causa principal de la desintegración del matrimonio. Y también lo es la inmoralidad. Algunas personas de la generación permisiva de hoy opinan que el ser infiel de vez en cuando puede ser provechoso. Pero los investigadores dicen: “La infidelidad no tiene resultados positivos. Muchísimas personas piensan que una aventura adúltera pudiera avivar un matrimonio, pero una aventura de esa índole siempre fue señal de que había verdaderos problemas. Nunca fue algo que no causara sufrimiento.” Esto lo confirma un informe procedente de Inglaterra que demuestra que allí el adulterio es una de las causas más frecuentes para obtener el divorcio. Verdaderamente, la persona adúltera “está arruinando su propia alma.”—Proverbios 6:32.

Además, ¿ha considerado usted alguna vez el modo como el empeoramiento de la economía puede socavar el matrimonio? Cuando tanto el esposo como la esposa salen a trabajar —como tantos lo hacen hoy día— la familia tiende a irse separando. Y cuando una pareja contrae grandes deudas, a menudo eso resulta en tensión, amargura y recriminaciones.

De nuevo, la tendencia moderna de la gente a ‘hacer lo suyo’ obra en contra de la estabilidad del matrimonio. A las parejas se les hace difícil ajustarse mutuamente a los gustos y aversiones de cada uno. Muchas veces tales personas esperan tener en el matrimonio la misma libertad que tenían cuando eran solteras. Las personas casadas que no pueden cultivar la actitud de ceder se encaran a un grave problema.

Luego los parientes pueden ser causa de problemas, especialmente en los países donde el matrimonio se considera como la unión de dos familias, más bien que la de solo dos personas. En esos lugares, la presión que ejercen los parientes puede ser intensa. La madre del esposo puede ser tan dominante, que ella, más bien que el esposo de la esposa, sea la cabeza de la esposa. O quizás los propios padres de la esposa insistan en decir a ella lo que debe hacer, en vez de dejar que la joven pareja viva su propia vida.

Estas son algunas de las dificultades a las que quizás se enfrenten las parejas cuando se casan. Por lo tanto, realmente podemos decir que el matrimonio todavía está bajo ataque, bajo gran presión. ¿Sobrevivirá éste? Sí, el matrimonio sobrevivirá como institución porque verdaderamente puede ser “uno de los modos más agradables y satisfacientes de vivir la vida.” Pero evidentemente hay matrimonios particulares que pueden ser víctimas de tal guerra. ¿Sabe usted cómo evitar ese resultado infeliz?

[Ilustración en la página 3]

BORRACHERA

INFIDELIDAD

MATERIALISMO

PRESIÓN DE PARIENTES

DEUDAS