¿Se interesa Dios en los enfermos mentales?
FLORENCE era una joven atractiva. Acababa de comenzar una excitante carrera como modelo, cuando repentinamente enfermó de la mente. Se deprimió profundamente y se encerró en casa de sus padres. Puesto que ya no disfrutaba de la vida, descuidó por completo su apariencia. Por último, planeó suicidarse.
Florence no es un caso aislado. Ese tipo de tragedia afecta a personas por todo el mundo. De hecho, los trastornos mentales están entre los males más comunes hoy día. ¿Qué piensa Dios de los enfermos mentales? ¿Se interesa realmente en ellos?
Hay quienes se inclinan a creer que Dios solo trata con las personas a quienes se considera normales en sentido mental. Algunos hasta piensan que las enfermedades mentales son un tipo de castigo directo de Dios. Pero ¿se debería echar la culpa a Dios? ¿Cuál es en realidad la causa de las enfermedades mentales?
La causa fundamental
En el pasado se creía comúnmente que casi todos los trastornos mentales eran de origen sobrenatural, y hay quienes piensan que ése es el punto de vista bíblico sobre los trastornos mentales o la demencia. Es cierto que la Biblia sí habla de casos en que personas estaban poseídas por invisibles espíritus inicuos, pero eso no quiere decir que toda clase de trastorno mental se puede catalogar como posesión demoníaca.
Hay que recordar, por supuesto, que la Biblia no es un libro de medicina que describe la causa de diferentes enfermedades. Sin embargo, sí explica cuál es la causa común de todas las enfermedades humanas, tanto mentales como físicas. Muestra que somos víctimas de la imperfección, la cual tiene por resultado la muerte, que fue transmitida a la raza humana mediante Adán, nuestro antepasado pecaminoso. Como lo explica el apóstol Pablo: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12). Eso significa que todo descendiente de Adán es imperfecto y, por eso, algo deficiente tanto mental como físicamente. Por lo tanto, las aberraciones mentales no son sino tipos extremados de debilidades heredadas que todos tenemosa.
Provisiones de Dios para los enfermos mentales
El hecho de que Dios sí se interesa en los enfermos mentales se puede ver por las provisiones que ha hecho. En primer lugar, asigna a los familiares más cercanos la obligación de cuidar del enfermo. En 1 Timoteo 5:8 leemos: “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. No se hace ninguna excepción de los casos en que hay miembros de la familia enfermos.
Eso quiere decir que los cónyuges tienen este tipo de obligación uno para con el otro. Una esposa cristiana que decidió de buena gana cuidar de su esposo en casa, cuando éste se vio afligido por una grave enfermedad mental, comentó: “Una se casa para bien o para mal, ¿no es cierto?”. Lo cuidó amorosamente por muchos años hasta que él murió.
De igual manera, Dios asigna a los padres la obligación de cuidar de sus hijos enfermos. Quizás los padres les hayan transmitido un defecto genético. Una pareja sueca, cuyo hijo de tres años de edad nació con un defecto incurable en los cromosomas, lo cual le produjo un estado grave de retardación mental, dijo esto: “Él es nuestro hijo. Lo hemos traído al mundo. No podemos pensar en dejarlo con alguna otra persona. Lo queremos muchísimo. Queremos ayudarlo a que saque el mejor partido de la vida. Eso es una tarea enorme, pero él está realmente haciendo progresos, y eso nos alegra”.
Lo mismo aplica cuando los padres de uno necesitan que se les cuide. La Palabra de Dios muestra que los hijos adultos, también, tienen la obligación de cuidar de sus padres de edad avanzada que tienen algún impedimento, incluso de los que ya no están completamente en sus cabales. (1 Timoteo 5:4.)
Por supuesto, pudiera haber circunstancias que hicieran poco aconsejable el cuidar en el hogar a un enfermo mental. El enfermo pudiera ser un peligro para sí mismo o para otras personas, tal vez necesite tratamientos especiales o constante atención profesional, o quizás esté totalmente reacio a quedarse en casa. El cuidarlo en casa también pudiera ser una carga demasiado pesada para otros miembros de la familia, y afectar seriamente la salud y el bienestar de ellos. Pero de no existir tales circunstancias, el mejor lugar para cuidar del enfermo puede ser en el hogar, donde el arreglo de familia instituido amorosamente por Dios pudiera contribuir mucho al restablecimiento de la persona.
Cómo ayuda la Palabra de Dios
Una provisión de Dios que se puede utilizar al cuidar de personas que sufren de trastornos mentales es ayudarlas a adquirir conocimiento de la Biblia. Hay ejemplos que muestran que a personas perturbadas mentalmente se les ha librado de mucha tensión y angustia, y en ocasiones hasta se les ha curado, al hacer ajustes en su modo de pensar por medio del conocimiento que adquieren de la Palabra de Dios. ¿Por qué es así? Primordialmente porque la Biblia es un libro que suministra guía espiritual e infunde esperanza en el hombre (Romanos 15:4, 13). La esperanza es particularmente vital para las personas deprimidas. Y el espíritu de Dios, junto con una esperanza firme, puede ayudar a la persona perturbada a ajustar su modo de pensar y recobrar la salud mental.
Por consiguiente, el estudio regular de la Biblia a menudo ha resultado ser provechoso. La mente que se desvía de un modo de pensar normal necesita ajuste, tal como lo necesita el reloj que camina demasiado lento o demasiado rápido. El reloj pudiera ser útil todavía si se le pone en hora con regularidad al compararlo con un reloj que tenga la hora correcta. Por medio de la Biblia Jehová Dios ha provisto al hombre un “reloj con la hora correcta”, una norma para tener un modo de pensar sensato. Si a la persona perturbada mentalmente se le ayuda con regularidad a utilizar esa excelente provisión, eso trae consuelo, fe y esperanza a la mente agitada de ella.
Eso fue lo que sucedió con Florence, la joven descrita al principio del artículo. Una testigo de Jehová de la congregación local visitó a los padres de ella e hizo arreglos para celebrar semanalmente un estudio bíblico con ella. La Testigo dice: “Al principio ella era muy tímida, sensible y solía salir precipitadamente de la habitación a llorar. Pero gradualmente, según fue adquiriendo conocimiento bíblico, llegó a ser más equilibrada. Después fue conociendo a otras personas a quienes yo invitaba a venir al estudio, y finalmente, por primera vez en varios años, pudo salir de la casa para acompañarme a una reunión. Florence lleva ahora una vida normal. Está casada, tiene dos hijitos, y conduce estudios bíblicos con otras personas. Su propio comentario fue: ‘Nunca me las hubiera arreglado para levantarme otra vez sin la ayuda de la verdad y la esperanza procedentes de la Biblia’”.
El poder de la oración
El orar con regularidad junto con una persona perturbada mentalmente pudiera también ayudar a organizar mejor las ideas en la mente de la persona confusa. Esta provisión de Dios puede servir como una válvula de escape mediante la cual liberar la mente de pensamientos deprimentes. El apóstol Pedro combinó el ser de “juicio sano” con el ser “vigilantes en cuanto a oraciones” (1 Pedro 4:7). Mediante la oración uno puede acercarse a Dios en cualquier momento, día y noche. Y él nos invita a que le demos a conocer nuestras peticiones “en todo”, lo cual también abarca los problemas mentales. (Filipenses 4:6.)
La eficacia de la oración se puede ver en el siguiente ejemplo: Cierto señor, de Bélgica, había padecido de graves trastornos mentales desde la niñez. Aceptó un estudio de la Biblia con los testigos de Jehová, y escribe:
“Tan pronto como entendí que Jehová es el único Dios verdadero, le pedí en oración que me ayudara a cambiar porque me daba cuenta de que mi comportamiento era todo menos normal. Hasta aquel momento, ningún tratamiento siquiátrico había resultado ser eficaz, a pesar de que había estado internado tres veces y me había sometido a toda clase de pruebas sicoanalíticas. Pensé en dejar de tomar medicinas, pues veía que no surtían efecto, pero ¿qué podía reemplazarlas?
“Tan pronto como dejé de tomar los sedantes, la tensión nerviosa que sentía llegó al punto en que me impedía masticar el alimento. Hacía súplicas a Jehová muchas veces cada día, y en cada ocasión me sobrevenía un sentimiento de paz. Los pensamientos bíblicos que me venían a la mente me ayudaron mucho también. Al principio aquella paz era de corta duración, pero yo perseveré. Me di cuenta de que el espíritu de Dios realmente me estaba ayudando. Poco a poco, a medida que fueron pasando las semanas, los meses y los años, los ataques fueron disminuyendo tanto en frecuencia como en intensidad. ¡Se había ganado la batalla! Yo puedo atestiguar que hoy día llevo una vida normal, puedo asumir mis responsabilidades, y he desarrollado una personalidad cristiana. No puedo menos que animar a todos los que tienen problemas similares a que acudan a nuestro Dios, Jehová, en busca de ayuda”.
Muestra interés por medio de la congregación cristiana
Todavía hay otra manera como Jehová Dios muestra su interés en los enfermos mentales, y es a través de la congregación cristiana. En ésta, Dios ha hecho amorosamente arreglos para que ancianos lleven la delantera. Ellos se esfuerzan por seguir el consejo: “Hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, sean sufridos para con todos” (1 Tesalonicenses 5:14). Los años que llevan estudiando la Palabra de Dios y la experiencia práctica que han adquirido en tratar problemas han capacitado a los ancianos cristianos para ayudar a toda clase de personas que acuden a ellos. Ellos manifiestan interés genuino al escuchar pacientemente todo lo que la persona perturbada quiere decir. Los ancianos cristianos se dan cuenta de la importancia de tratar de comprender a la persona en vez de apresurarse a censurarla o minimizar la importancia de sus sentimientos. A pesar de sus propias faltas y limitaciones, los ancianos tratan sinceramente de suministrar consuelo y ayuda. El belga que se recobró dijo: “Tengo que subrayar el amor que mostraron los ancianos, quienes, aunque no siempre comprendían la situación, estaban presentes para apoyarme, así como a mi familia”.
Los ancianos también quieren ayudar a las personas perturbadas a asistir a las reuniones de la congregación cristiana. Porque en éstas reina un espíritu pacífico y equilibrado, dichas reuniones proveen asociación sana y un ambiente calmante para todos los que están dispuestos a beneficiarse de ellas.
¿Qué hay de los casos incurables?
Es patente que no todo caso de enfermedad mental se puede curar por medio de las provisiones que se han mencionado en este artículo. No obstante, la experiencia ha demostrado que muchas personas perturbadas mental o emocionalmente se han recobrado o al menos han conseguido cierta medida de alivio por medio de tales provisiones. Por supuesto, la gravedad de ciertos casos es tal que el enfermo no puede adquirir conocimiento bíblico ni entender cosas espirituales. Pero incluso en tales casos, la persona ha conseguido un poco de alivio por permitírsele vivir en un ambiente de amor y seguridad.
Algunas situaciones pudieran parecer desesperanzadas y difíciles de sobrellevar. Eso no quiere decir que Dios no se interesa. Respecto a la gobernación del Rey Mesiánico de Dios, se dijo proféticamente: “El librará al pobre que clama por auxilio, también al afligido y a cualquiera que no tiene ayudador. Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre, y las almas de los pobres salvará”. (Salmo 72:1, 12, 13.)
Con alivio permanente en mira, Dios ha permitido que ese imperfecto estado humano exista por cierto tiempo. ¡Pero no para siempre! Las Escrituras nos aseguran que todo aspecto desagradable de la vida humana desaparecerá por completo cuando el gobierno del Reino celestial de Dios reemplace a la gobernación satánica con la gobernación divina de la Tierra. (Daniel 2:34, 44; Revelación 21:4.)
Sí, pronto Dios eliminará las causas de todo trastorno humano, tanto físico como mental. Él realmente se interesa en nosotros.
[Nota a pie de página]
a Para una consideración más detallada, sírvase ver ¡Despertad! del 22 de julio de 1975.