¿Fue concebida inmaculadamente María?
EL TIEMPO... el 8 de diciembre de 1854. El lugar... la basílica de San Pedro, de Roma. En una voz que temblaba de emoción, el papa Pío IX lee el texto latino del siguiente decreto: “Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la sumamente bendita Virgen María, al primer instante de ser concebida fue preservada inmaculada de toda mancha del pecado original mediante la gracia y el privilegio singular que el Dios Todopoderoso le concedió por medio de los méritos de Cristo Jesús, Salvador de la humanidad, es una doctrina revelada por Dios, y, por lo tanto, todos los fieles tienen que creerla firme y constantemente”.
Desde entonces este dogma ha sido obligatorio para todos los católicos, y por todo el mundo católico se ha celebrado la Fiesta de la Inmaculada Concepción cada año el 8 de diciembre.
Esta doctrina no debe confundirse con lo que se llama el Nacimiento Virgen. La llamada Inmaculada Concepción tiene que ver con la concepción y el nacimiento de María, mientras que el Nacimiento Virgen tiene que ver con el nacimiento milagroso de Jesús. Las Sagradas Escrituras dicen claramente que María era virgen cuando concibió y dio a luz a Jesús (Mateo 1:18-23; Lucas 1:34, 35). Pero ¿muestran las Escrituras que María misma, al nacer, haya sido perfecta y libre del pecado heredado?
Se desconocía en la historia de la iglesia primitiva
Bajo el encabezamiento “Inmaculada Concepción”, The Catholic Encyclopedia admite: “No se puede producir de las Escrituras ninguna prueba directa o categórica ni estricta en defensa de este dogma”. Entonces, ¿cómo agregó esta idea a su dogma la Iglesia Católica Romana? ¿A qué se debe el que una iglesia que afirma haber existido por casi 2.000 años haya esperado hasta 1854 para hacer que la creencia en la Inmaculada Concepción sea un requisito para todos los católicos?
The Catholic Encyclopedia declara: “Respecto a la idea de que María haya estado libre de pecado, los Padres de más edad son muy cautelosos. [...] Los Padres griegos nunca consideraron formal ni explícitamente el asunto de la Inmaculada Concepción”. El hecho es que varios de los primeros padres griegos de la iglesia, como Orígenes (185-254 E.C.), Basilio el Grande (330-379 E.C.) y Crisóstomo (345-407 E.C.), expresaron opiniones que eran contrarias a la creencia de que María hubiese sido concebida inmaculadamente, es decir, que hubiese estado libre de la mancha del pecado original. Además, Agustín (354-430 E.C.), a quien se considera el mayor de los antiguos “Padres” latinos, expresó opiniones parecidas.
El historiador católico francés Louis Duchesne, en su libro Christian Worship: Its Origin and Evolution, escribe: “Parece que la Iglesia de Roma no celebró ninguna fiesta de la Virgen antes del séptimo siglo”. Es cierto que durante el quinto siglo E.C. la iglesia de habla griega empezó a observar una Fiesta de la Concepción de Juan el Bautista, y, algún tiempo después, una Fiesta de la Concepción de María. Pero The Catholic Encyclopedia admite: “Al celebrar la Fiesta de la Concepción de María los griegos [“cristianos”] de la antigüedad [...] no consideraban que fuera absurdo celebrar una concepción que no fuera inmaculada, como vemos por la Fiesta de la Concepción de San Juan [...] Pero para los griegos ortodoxos de nuestro día, la fiesta tiene muy poco significado; siguen llamándola ‘La Concepción de Santa Ana’ [Ana, a quien tradicionalmente se considera la madre de María], lo cual indica, tal vez inadvertidamente, una concepción activa [mediante relaciones sexuales], que ciertamente no fue inmaculada”.
Notamos, entonces, que las fiestas de María se originaron en la Iglesia Oriental, o Griega, y que la Iglesia de Roma, o Latina, no las adoptó sino hasta el séptimo siglo E.C. Además, aunque la Iglesia Griega Ortodoxa celebra una fiesta de la concepción de María, no considera que dicha concepción haya sido inmaculada.
“La gran controversia”
The Catholic Encyclopedia admite que se requirió mucho tiempo para que naciera la doctrina de la Inmaculada Concepción y que no se realizó sin dolor. Declara: “Originalmente la Iglesia solo celebraba la Fiesta de la Concepción de María, tal como observaba la Fiesta de la concepción de San Juan, sin considerar el asunto de la impecabilidad. Con el transcurso de los siglos, esta fiesta llegó a ser la Fiesta de la Inmaculada Concepción, a medida que la argumentación dogmática produjo ideas precisas y correctas, y a medida que fue ganando fuerza la tesis de las escuelas teológicas respecto a la preservación de María de toda mancha del pecado original”.
Sí, la doctrina de la Inmaculada Concepción de María se formuló solo después de siglos de “argumentación dogmática”. Se requirieron cientos de años para que la “tesis de las escuelas teológicas” ‘ganara fuerza’ y finalmente se adoptara. En sus artículos sobre la “Inmaculada Concepción”, obras católicas de consulta, autorizadas, contienen varias columnas de información bajo el encabezamiento “La Controversia” o “La Gran Controversia”. En ellas se habla de la “nueva fiesta” que “empezó tímidamente” en Inglaterra en el siglo XI E.C. Después de haber conquistado Inglaterra en 1066, los normandos abolieron dicha fiesta, pues la consideraban “producto de la simplicidad y la ignorancia insular”. En Francia, el “Santo” católico Bernard de Clairvaux (1091-1153) declaró públicamente que estaba en contra de dicha fiesta. En el siglo XIII, “Santo” Tomás de Aquino, considerado el “más prominente filósofo y teólogo” de la Iglesia Católica, se opuso a la doctrina de la Inmaculada Concepción de María, y se basó en que María fue redimida por Jesús, al igual que el resto de la humanidad pecaminosa.
Pero otro teólogo y filósofo católico (John Duns Escoto 1265-1308) salió a favor del dogma. Escoto era franciscano, mientras que Aquino era dominico. Así, por siglos la doctrina de la Inmaculada Concepción era manzana de la discordia entre estas dos órdenes de la Iglesia Católica Romana.
Al resumir dicha controversia, The Catholic Encyclopedia declara: “Los esfuerzos por introducirla [la fiesta de la Inmaculada Concepción] provocaron oficialmente contradicción y discusión teórica respecto a su legitimidad y su significado, que continuaron por siglos y no se resolvieron sino hasta 1854”. En aquel año el papa Pío IX solemnemente declaró que la Inmaculada Concepción de María “es una doctrina revelada por Dios, y, por lo tanto, todos los fieles tienen que creerla firme y constantemente”.
Sin embargo, de acuerdo con el autoritativo Dictionnaire de Théologie Catholique, más de 50 obispos católicos, incluso el arzobispo de París, se opusieron a que este dogma llegara a ser una creencia requerida para todos los católicos. Johann Dollinger, el más prominente teólogo católico de Alemania del siglo XIX, declaró sin rodeos: “Rechazamos la nueva doctrina romana de la Inmaculada Concepción de la bendita Virgen María porque va en contra de la tradición de los primeros trece siglos, la cual declara que solo Cristo fue concebido sin pecado”. Dollinger luego fue excomulgado.
Vástago de la doctrina de la Trinidad
¿Por qué insistió la jerarquía católica en imponer en todos los católicos esta doctrina controvertible? El dogma de la Inmaculada Concepción es un ejemplo típico de los dilemas que una iglesia crea para sí misma cuando se aleja de las verdades claras delineadas en la Biblia. Una doctrina que no tiene base bíblica lleva a otras de la misma índole.
Las investigaciones revelan que la adoración de María brota del dogma de la Trinidad. ¿En qué sentido? Todo ello se remonta al cuarto siglo E.C. En 325 E.C. el emperador Constantino, quien ni siquiera era un “cristiano” bautizado en aquel tiempo, organizó el Concilio de Nicea para resolver el debate teológico respecto a la Trinidad. Por razones que eran más políticas que religiosas, Constantino se hizo partidario de los trinitarios. El Credo de Nicea declaró que Jesús era Dios. Esto hizo que los teólogos se pusieran a pensar en cuanto a la posición de María. Si Jesús era Dios, entonces María era la madre de Dios. Esta idea escandalizó a algunas personas, y las discusiones teológicas al respecto continuaron por un siglo. Con el tiempo, en el año 431 E.C., el Concilio de Éfeso designó a María “Theotokos”, que literalmente significa “la que da a luz a Dios”, o “Madre de Dios”.
Es interesante que este título fue dado a María en Éfeso, Asia Menor, región que era el centro de la adoración pagana de diosas madres. Puesto que Constantino había hecho del cristianismo apóstata una religión universal, o católica, que era aceptable a las masas paganas, la adoración de María reemplazó la devoción a varias diosas madres paganas. A medida que la veneración popular de María se fue esparciendo, unida al dogma de la Trinidad, pareció lógico a muchas personas declarar a María libre de todo pecado.
Otras razones para la doctrina
La doctrina de la Inmaculada Concepción es también una consecuencia del papel que la teología católica asigna a María con relación a la redención. En el lenguaje católico, a María se le llama de varias maneras: “Medianera”, “Corredentora”, y hasta “Virgen en funciones de sacerdote”. ¿Por qué?
Desde tiempos remotos, los teólogos católicos han llamado a María la “Segunda Eva”. Citan 1 Corintios 15:22, 45 y establecen un paralelo no solo entre “el primer hombre Adán” y “el último Adán [Cristo]”, sino también entre Eva y María. La Encyclopaedia Britannica (1976) declara que dicho paralelo atribuye “a María y su obediencia una parte activa en la redención de la raza humana”. (Las cursivas son nuestras.)
Por supuesto, la Iglesia Católica reconoce el papel primario que desempeñó Cristo respecto a la redención. De hecho, enseña que mediante la “gracia y el privilegio singular que el Dios Todopoderoso le concedió”, María fue la primera en beneficiarse de “los méritos” del sacrificio de Cristo, y que éstos se aplicaron a ella “al primer instante de su concepción” a fin de preservarla “de toda mancha del pecado original”.
¿Cómo, entonces, explican los teólogos católicos la supuesta “participación activa [de María] en la redención de la raza humana”? Dicen que ella es “Corredentora” debido a que, y aquí citamos The Catholic Encyclopedia, “el consentimiento de María era esencial para la redención”. Le aplican la palabra “Medianera” porque afirman que ella intercede a favor de la caída raza humana. También dicen que, como tal, María “legítimamente puede ser llamada Virgo sacerdos o Virgen en funciones de sacerdote” porque cooperó con Cristo en su sacrificio y ahora participa con él en dispensar “todas las gracias”.
Además, la teología católica tradicional sigue la versión latina errónea de Génesis 3:15 y hace de María la “mujer” que, según afirman los católicos, aplastará la cabeza de la “serpiente”, Satanás (Génesis 3:14, 15). (Vea la nota al pie de la página con referencia a Génesis 3:15 en la versión Douay y la Biblia de Jerusalén.) Se afirma que para vencer a Satanás, María tiene que estar absolutamente libre de pecado. Pero ¿qué dice la Biblia?
El punto de vista bíblico
Al escribir tan solo tres años después de que el papa Pío IX impusiera este dogma en el mundo católico, monseñor Malou, obispo de Brujas, Bélgica, admitió: “Debe declararse claramente que, de todos los argumentos que han presentado los defensores del privilegio [de la Inmaculada Concepción], los que se toman de las Sagradas Escrituras son los menos rigurosos y los menos exactos. Con demasiada frecuencia se citan de manera fortuita y poco juiciosa una serie de textos que no tienen nada que ver con el asunto”.
Pero los teólogos católicos afirman que tanto la Biblia como la tradición representan la revelación de Dios a la humanidad. Y no obstante, las mejores autoridades católicas declaran que una tradición no debe contradecir las Escrituras y que, explícita o implícitamente, debe probarse “apostólica”. ¿Cumple con estos requisitos el dogma de la Inmaculada Concepción?
Como hemos visto, esta doctrina no tiene el apoyo de las tradiciones más antiguas de la Iglesia Católica Romana. Además, contradice las Escrituras. El afirmar que María fue preservada del pecado original desde el primer instante de ser concebida niega la naturaleza universal del pecado heredado. El apóstol Pablo dice claramente: “Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12, BJ). Las Escrituras también declaran que la redención para el “bien de todos” se logró solo mediante la muerte de Cristo (Hebreos 2:9, BJ). Si el dogma de la Inmaculada Concepción de María fuera veraz, María habría sido redimida antes de la muerte de Cristo, de hecho, aun años antes de que él viniera a la Tierra.
Por lo tanto, aun según las propias normas de la Iglesia Católica, este dogma no es ni “apostólico” ni bíblico, y, por lo tanto, no es una “tradición” aceptable. ¿No debería esto impulsar a los católicos sinceros a examinar a la luz de la Biblia otros “artículos de fe” que se requiere que ellos crean?
[Comentario en la página 22]
“Los Padres griegos nunca consideraron formal ni explícitamente el asunto de la Inmaculada Concepción”. (The Catholic Encyclopedia.)