¿Cuán realista es usted respecto al porvenir?
SEA que usted sea joven o viejo, rico o pobre, que esté enfermo o saludable, tiene un porvenir o futuro, pues la palabra “porvenir” significa “tiempo que ha de venir”. Y todo el mundo se acerca al porvenir al mismo ritmo de 60 minutos por hora. No obstante, lo que el porvenir le tenga reservado depende de cómo lo vea usted y los planes que haga para él.
Su porvenir consiste en algo más que sólo el tiempo que le resta de vida en la actualidad. También abarca la manera como usted use ese tiempo, los planes que haya hecho, las metas que se haya fijado. Como dijo un famoso inventor: “Todos deberíamos interesarnos en el porvenir, porque en él pasaremos el resto de nuestra vida”.
¿Cómo ve usted el porvenir?
¿Por qué hay tantas personas que piensan tan poco en el porvenir? Hay una serie de razones para ello. He aquí algunas de ellas:
◼ La inquietud y la lucha de la vida cotidiana ahogan los pensamientos sobre el porvenir.
◼ La filosofía de la generación para la que solo cuenta el presente promueve este punto de vista: ‘Viva el momento, que el futuro se encargará de sí mismo’.
◼ Los que siguen el modo de vida de que ‘lo que será, será’ creen que únicamente el destino determina el porvenir.
◼ El parecer de ‘¿para qué sirve?’ resulta en desesperanza y desanima el fijar metas para el futuro.
Pero ¿qué hay de los que sí hacen planes para el futuro? Los planes de dichas personas tal vez carezcan de objetividad, y, por lo tanto, su porvenir pudiera llegar a causarles decepciones. ¿Cómo es eso? Si la realización de los planes se basara únicamente en el modo de pensar y las tentativas del hombre, esto pudiera resultar en un porvenir diferente del que se esperara. Un sabio escritor de la antigüedad hizo la siguiente observación acerca del modo de pensar del hombre: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. (Jeremías 10:23.)
Si al hombre se le hace difícil dirigir su propio paso hacia el porvenir, ¿cómo puede dirigir con éxito a otras personas? No puede, porque los dos grandes factores que amoldan el modo de pensar del hombre tienen defectos. Uno de esos factores es las características heredadas; el otro, el ambiente. Y la filosofía de la comunidad política, religiosa, económica y social está amoldando constantemente a la gente al modelo de la comunidad. ¿Cuál ha sido el resultado? Las tentativas han seguido una dirección que se aleja de un porvenir realista. (Romanos 5:12; 1 Juan 5:19.)
Por ejemplo, entre esas tentativas pudiera estar el hacer preparativos para la educación de nuestros hijos, por suponer que eso les garantizará un porvenir más prometedor. Sin embargo, hay graduados de universidad que están desempleados. O pudiera estar el trabajar muy duro actualmente para gozar de seguridad económica en el futuro. Pero la inflación ha depreciado los valores. O pudiera estar el esperar con anhelo la jubilación, tener una casa y un ingreso que permita el vivir con holgura económica y poder pasar cómodamente los años dorados. No obstante, la muerte o cualquier otro desastre ha despojado de esa esperanza a muchas personas. O pudiera estar el creer que de alguna manera el porvenir será mejor mañana. Pero ese “mañana” nunca llega.
Un enfoque equilibrado de su porvenir
‘¿Cómo puedo tener un porvenir realista y significativo?’, pudiera preguntarse usted. La respuesta puede hallarse en lo que escribió John Galsworthy, ganador de un premio Nobel: “Si uno no piensa en el porvenir, no puede tener uno”. En primer lugar, piense detenidamente en lo que el futuro pudiera tenerle reservado. Luego piense en lo que usted quisiera ser y hacer en ese futuro. Entonces tome las medidas necesarias para dirigir sus pasos hacia esa meta.
Cuando medite en el porvenir, tenga en cuenta la Biblia al razonar sobre él, pues ésta puede permitirle percibir acontecimientos futuros de los que usted tal vez no se haya dado cuenta que tiene por delante. Uno de los rasgos sobresalientes de la Biblia es la predicción de sucesos futuros con exactitud. Esto es posible porque su Autor, Jehová, es un Dios de profecía. Él declara: “De antemano yo anuncio el futuro; por adelantado, lo que aún no ha sucedido” (Isaías 46:10, Nueva Biblia Española). Por lo tanto, el aprender acerca de los propósitos de Dios tocante al porvenir y cómo nos afectarán éstos es el proceder más realista que podemos seguir, ¿no es cierto? Lo que esperáramos que sucediera en el futuro pudiera ser simplemente una ilusión si, al trazar nuestros planes, no tuviéramos en cuenta la profecía divina. ¿Qué predice Dios, de lo cual deberíamos enterarnos? ¿Podemos alterar nuestros planes futuros para que estén en armonía con las profecías de Dios?