Paz y seguridad... se necesita
“La guerra en el siglo veinte se ha hecho cada vez más bárbara, más destructiva, más degradada en todos sus aspectos. [...] Las bombas que se lanzaron en Hiroshima y Nagasaki pusieron fin a una guerra. También dejaron ver claramente que jamás debemos permitir que haya otra guerra. Esta es la lección que el hombre y los líderes de todas partes tienen que aprender, y creo que cuando la aprendan habrán hallado el medio de establecer paz duradera. No hay otro remedio.” (Henry L. Stimson, “The Decision to Use the Atomic Bomb”, la revista Harper’s, febrero de 1947.)
EL SEÑOR Stimson, secretario de guerra de los Estados Unidos desde 1940 hasta 1945, dijo las palabras supracitadas justamente un año después de la formación de las Naciones Unidas. Pues bien, después de casi 40 años, ¿ha aprendido el hombre “la lección”? ¿Han hecho posible las Naciones Unidas que usted disfrute de la vida en “paz duradera”? Pues considere el alto precio que la humanidad ha tenido que pagar por la guerra y los preparativos bélicos desde tan solo la II Guerra Mundial.
EL COSTO HUMANO: ¿Cuál ha sido el costo humano de las guerras que se han llevado a cabo desde la II Guerra Mundial, a pesar de los esfuerzos que han hecho las Naciones Unidas por establecer la paz? “Desde la conflagración de la II Guerra Mundial, ha habido 105 guerras principales ([se calcula que el total de] muertes asciende a 1.000 o más al año) en 66 países y territorios. [...] Las guerras que ha habido desde 1945 han causado 16.000.000 de muertes, muchas más entre los civiles que entre las fuerzas armadas en combate. (El total de muertes, especialmente entre los civiles, es incompleto; en el caso de la mayor parte de las guerras, no se guardan registros oficiales.)” (World Military and Social Expenditures 1983, por Ruth Sivard.)
En realidad, se hace cada vez más difícil alcanzar la paz y la seguridad... la frecuencia con la cual se llevan a cabo las guerras es cada vez mayor. Ruth Sivard explica: “En los años cincuenta la cantidad promedio [de guerras] era de 9 al año; en los años sesenta, 11 al año; y en los años setenta [...], 14 al año”.
EL COSTO SICOLÓGICO: Desde lo que ocurrió en Hiroshima, el hombre ha vivido con el temor de que estalle una guerra nuclear. Pues la pequeña cantidad de armas nucleares que había en 1945 había aumentado a 50.000 armas nucleares en escala mundial para 1983. ¡Y todavía se están produciendo más! Obviamente, a medida que van aumentando tanto las armas nucleares como las naciones que las poseen, también va aumentando el riesgo de que estalle una guerra nuclear. Pero ¿cuáles son los efectos sicológicos de vivir con el temor de que estalle una guerra nuclear?
El libro Preparing for Nuclear War—The Psychological Effects contesta: “Es urgente que se investigue más a fondo el efecto que produce en las aspiraciones y el comportamiento de los niños y adultos el vivir a la sombra de las armas nucleares [...] He aquí un costo potencialmente enorme y progresivo para nuestras sociedades, al cual hay que sumar el interés que genera a medida que las generaciones maduran. ¿Qué precio se puede poner a los sueños de un niño?”.
De hecho, los jóvenes son muy vulnerables a la falta de un futuro seguro. Una encuesta que se llevó a cabo recientemente entre alumnos australianos de 10 a 12 años de edad produjo comentarios tales como: “Creo que cuando yo crezca va a estallar una guerra y todos en Australia van a morir”. “El mundo quedará en ruinas... por todas partes habrá criaturas muertas, y los Estados Unidos serán borrados de la faz de la Tierra.” Más de 70 por 100 de los niños “mencionaron que era probable que estallara una guerra nuclear”. Los investigadores sociales temen que la actitud que despliegan muchos jóvenes, que parece estar diciendo: déjenme vivir para hoy, y la resultante búsqueda de diversiones pueden atribuirse en parte a la falta de un futuro seguro.
EL COSTO ECONÓMICO: Antes de 1935, los gastos militares en escala mundial ascendían a unos $4.500 millones (E.U.A.) al año. Pero para 1982 la cifra había aumentado a $660.000 millones. Y, como usted sabe, ha seguido aumentando. Para ayudar a que se aprecie el verdadero valor de tales costos, World Military and Social Expenditures 1983 explica: “Cada minuto, 30 niños mueren por no recibir alimento ni vacunas poco costosas, y cada minuto el presupuesto militar del mundo absorbe $1.300.000 del tesoro público”. (Las cursivas son nuestras.) Y ahora, dos años después, ha alcanzado la cifra de $2.000.000 cada minuto.
Cuando se considera el alto precio que el hombre ha pagado por la guerra y los preparativos de guerra, una cosa es segura: Por su cuenta, el hombre no ha encontrado el “medio de establecer paz duradera”. No obstante, pregúntese: ¿Hay algún medio de establecer paz y seguridad en escala mundial en el tiempo que dure nuestra vida? ¿De qué fuente puede venir? ¿Se debería recurrir a las Naciones Unidas? Si no, ¿cómo se establecerán la paz y la seguridad?