Preguntas de los lectores
◼ ¿Tiene la misma permanencia de un matrimonio legalizado la “Declaración de una Promesa de Fidelidad” en una relación marital existente?
Esto tiene que ver con el arreglo especial que se ha permitido solo en los países donde la ley no permite a un individuo divorciarse de un cónyuge previo. Los cristianos se interesan de manera apropiada en este asunto, pues la Palabra de Dios muestra cuán seriamente considera Dios el arreglo marital. De hecho, el apóstol Pablo escribió: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros”. (Hebreos 13:4.) Por consiguiente, notemos la clase de situación que hace surgir esta pregunta:
Al aprender la verdad, cierta pareja se halla en una relación marital que no se puede legalizar; no obstante, uno de ellos, o ambos, desea el bautismo cristiano. La declaración es una promesa de fidelidad a esa relación marital hasta que sea posible legalizar la unión de acuerdo con la ley del país. La Atalaya del 15 de agosto de 1977, página 503, sugirió cómo se podría redactar tal declaración, al decir: “Se considera tal declaración como no menos obligatoria que la que se hiciera ante un oficial del registro civil que representara a un gobierno de ‘César’ del mundo”. (Véanse las palabras de Jesús en Mateo 22:21.)
Sin embargo, ¿cuál sería la situación si “César” cambiara la ley sobre el divorcio, como sucedió recientemente en Italia? Puesto que ahora es posible obtener un divorcio de un cónyuge previo, el cristiano bautizado que vive como parte de una relación marital como la que abarca la “Declaración de una Promesa de Fidelidad” tiene que dar pasos inmediatamente, de acuerdo con la declaración, ‘para obtener reconocimiento legal de esta relación’. El primer paso sería obtener un divorcio del cónyuge previo. El siguiente paso sería legalizar el matrimonio con el cónyuge actual. Aunque el cónyuge actual no sea creyente, este tendría que consentir en legalizar el matrimonio. Si el incrédulo no consintiera, el cónyuge cristiano tendría que separarse de él a fin de mantener una posición aprobada en la congregación. La razón de esto es que la congregación ya no puede reconocer como válida la “Declaración de una Promesa de Fidelidad” debido a que entonces hay la posibilidad de tener un matrimonio legal.
No obstante, cuando surge esa posibilidad y los dos realmente se casan, tal matrimonio legal compromete permanentemente, en contraste con la “Declaración de una Promesa de Fidelidad”, que había sido un solemne arreglo provisional.