El gobierno de uno mismo es vital para los cristianos
CUANDO la policía de un pueblecito de Nuevo México, E.U.A., acudió a una llamada sobre unos disparos de arma de fuego, encontró el suelo de la cocina del hogar de una joven pareja manchado de sangre y cubierto de habichuelas verdes. La mujer había recibido una herida superficial. ¿Qué había ocurrido? Su compañero, el supuesto agresor, dijo a la policía: “¿No se enfadarían ustedes si siempre tuvieran que comer habichuelas verdes?”.
¿Le cuesta creerlo? Tal vez. Sin embargo, hay personas que han muerto por insignificancias como esta. Incidentes como este se hacen cada vez más comunes. Esto se debe, en gran parte, a la falta de gobierno de uno mismo. Incapaces de controlar sus emociones, las personas se dejan llevar por arrebatos de ira; cosa que el apóstol Pablo describe como una de “las obras de la carne”. (Gálatas 5:19-21.)
El aumento en la falta de autodominio, de gobierno de uno mismo, es parte de la prueba de que vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar”, “los últimos días” de este viejo sistema satánico. Al describir estos días, Pablo dijo que los hombres no estarían ‘dispuestos a ningún acuerdo, no tendrían gobierno de sí mismos, y serían feroces’. (2 Timoteo 3:1, 3.) Se ve claramente que estamos en los “últimos días”, y estos tiempos se están haciendo cada vez más violentos.
En vista de esto, ¿qué deberían hacer los cristianos? Pablo los instó a luchar contra “las obras de la carne” mediante cultivar el fruto del espíritu de Dios, lo que incluye el “gobierno de uno mismo”. (Gálatas 5:19, 22, 23.) ¿Qué es gobierno de uno mismo, o autodominio? ¿Por qué lo recomienda Pablo? ¿Cuáles son algunos de sus beneficios?
El gobierno de uno mismo ha sido definido como la “facultad de sujetar a la propia voluntad las pasiones e impulsos”. Pablo mostró que esta sujeción personal ayuda a identificar al cristiano verdadero. De hecho, el ejercer gobierno de uno mismo ayuda a desarrollar los demás frutos del espíritu de Dios: paz, gran paciencia, benignidad, bondad y apacibilidad. Hace que el cristiano persevere en su servicio a Dios y resista las presiones que provienen de Satanás, del mundo y de la carne imperfecta. Por eso, Pablo escribió a los Gálatas: “Sigan andando por espíritu y no llevarán a cabo ningún deseo carnal”. (Gálatas 5:16.)
Esto es necesario especialmente ahora, puesto que nuestros días están marcados por una creciente falta de gobierno de uno mismo. Por ejemplo, en muchos países la policía encuentra que cada vez más automovilistas desobedecen las leyes de tráfico. A menudo, esas infracciones resultan en discusiones acaloradas que ocasionan peleas. Con relación a esto, en cierta carretera de Houston, Texas, hay un tramo conocido como la “Avenida del Altercado”, debido a las muchas peleas que han tenido lugar allí. Otro ejemplo de esto es lo que ha ocurrido a veces mientras los automovilistas aguardan en fila para obtener gasolina. La falta de gobierno de sí mismos por parte de los automovilistas ha resultado en arrebatos de ira y hasta en asesinato, porque egoístamente han intentado adelantarse a otros en la fila.
Tanto en esta situación como en otras igualmente tensas, el cristiano no debe dejar que personas irascibles influyan en él. Siempre se le debe identificar como persona que despliega gobierno de sí misma y apacibilidad.
Los beneficios del gobierno de uno mismo
El gobierno de uno mismo trae muchos beneficios, algunos de los cuales son muy ostensibles. Por ejemplo, la Palabra de Dios condena la glotonería y la borrachera. (Proverbios 23:20, 21.) El apóstol Pablo aconseja: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios”. (1 Corintios 10:31.) El autodominio nos ayuda a cumplir con este mandato, lo cual indudablemente beneficia nuestra salud. No obstante, beber y comer con exceso no solo es dañino a la salud, sino que también puede resultar en que el cristiano sea excluido de la congregación cristiana. Por consiguiente, el gobierno de sí mismo en estos campos ayuda al cristiano a mantenerse cerca de Jehová.
El gobierno de uno mismo también ayuda a resistir el espíritu permisivo de este mundo. (1 Corintios 2:12.) Hoy día, la fornicación, la homosexualidad, el adulterio y todo tipo de perversión sexual son vistos por amplios sectores de la sociedad como aceptables y normales. No obstante, los cristianos se oponen a tal propaganda y luchan por mantenerse limpios a los ojos de Dios. Saben que “ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres [...] heredarán el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9, 10.) El autodominio impide que se contaminen con los pensamientos inmorales permisivos que insinúan que tales cosas son aceptables.
Los conceptos erróneos se difunden hoy día de varias maneras, especialmente por medio del entretenimiento: la televisión, el cine, la música, las obras de teatro, las novelas y otras formas semejantes. El cristiano debe ejercer gobierno de sí mismo respecto al tiempo que dedica al entretenimiento, y reconoce que con un poco basta para uno refrescarse, pues, pasado ese punto, el entretenimiento se convierte en inmoderación y en desperdicio de tiempo. También debe ejercer autodominio en cuanto al tipo de entretenimiento que escoge, reconociendo que gran parte del entretenimiento popular de hoy día realza actitudes inmorales, tendencias violentas, o el interés por el ocultismo. Estas cosas no son apropiadas para el cristiano. (Efesios 2:1-3.)
El gobierno de uno mismo resulta en progreso
El gobierno de uno mismo no solo protege. También hace que el cristiano progrese en su espiritualidad y en su ministerio. El apóstol Pedro destacó esta idea cuando escribió: “Suministren a su fe virtud, a su virtud conocimiento, a su conocimiento gobierno de sí mismos”. Dijo que estas cualidades, junto con perseverancia, devoción piadosa, cariño fraternal y amor, “impedirán el que ustedes sean inactivos o infructíferos respecto al conocimiento exacto de nuestro Señor Jesucristo”. (2 Pedro 1:5-8.) ¿Cómo nos ayuda el autodominio a progresar como ministros cristianos?
Cada mes, el cristiano suele dedicar mucho tiempo a hablar con otras personas acerca de las buenas nuevas del Reino de Dios. (Mateo 24:14; 28:19, 20.) No obstante, puede que algunos participen en esta actividad solo ocasionalmente porque otras actividades exigen parte de su tiempo o porque se han desanimado por no encontrar interés en el mensaje que llevan. Tal vez tengan un buen conocimiento de la Palabra de Dios. Sin embargo, en vez de progresar, retroceden, tal vez hasta el punto de hacerse completamente ‘infructuosos’. ¿Qué deben hacer?
Pedro aconsejó: “Suministren [...] a su conocimiento gobierno de sí mismos”. Puede que necesiten ejercer autodominio respecto al tiempo que dedican a esparcimiento, actividades sociales o trabajo seglar. O puede que necesiten gobierno de sí mismos para fortalecerse a sí mismos regularmente a fin de perseverar en la lucha contra la apatía. Esto se puede lograr mediante la regularidad en el estudio personal de la Biblia, y mediante la asistencia a las reuniones cristianas.
El autodominio también ayuda al cristiano a lograr progreso en sus relaciones con otros. Al cultivar gobierno de sí mismo, tendrá más éxito al colaborar con otros de la congregación, y reinará el espíritu del gozo y la paz. (Efesios 4:3.) Así evitaremos convertirnos en causa de tropiezo para otros en la congregación. (Filipenses 1:9, 10.)
El gobierno de uno mismo incluye especialmente el dominio de la lengua. Esto es esencial si queremos evitar que otros tropiecen por causa nuestra. Pero no es fácil. El discípulo Santiago escribió: “Si alguno no tropieza en palabra, éste es varón perfecto”. (Santiago 3:2.) No obstante, Santiago animó a todos los cristianos a controlar la lengua, a fin de usarla para bendecir a otros. (Santiago 3:5-12.) Así, escribió: “En cuanto al fruto de la justicia, su semilla se siembra en condiciones pacíficas para los que están haciendo la paz”. (Santiago 3:18.)
Gobierno de uno mismo al predicar
En la predicación, hay ocasiones en que el cristiano se encuentra con personas que no tienen dominio de sus acciones. En tales ocasiones es necesario que uno ejerza gran gobierno de sí mismo, permanezca calmado y no tome represalias por palabras ni hechos. Con relación a esto, el ejemplo de cierta cristiana fue realmente asombroso. Un sábado por la mañana, al llegar a su tercera visita, el amo de casa abrió la puerta y, con su arma de fuego, comenzó a dispararle. No obstante, la Testigo mantuvo la calma, y dijo: “Usted me ha hecho un disparo”. “Sí, eso hice”, fue su respuesta, y continuó disparando. Más tarde, la Testigo explicó: “Llevaba dos agujeros en el abrigo, dos en el bolso y una herida en el pie. Una bala pasó por entre mis pies. Sentía quemaduras de pólvora en las piernas mientras trataba de marcharme del portal”.
Considerando lo difícil de la situación, no hay duda del extraordinario autodominio que desplegó la Testigo. Pidió a Jehová en oración que la ayudara a llegar a la siguiente casa sin caerse. Sujetándose con las manos, llegó a la puerta. Al abrir, la señora de la casa vio que estaba herida y bondadosamente la ayudó a entrar. Esta señora y su hija mayor, que era enfermera, la atendieron, mientras otra de las hijas llamó a la policía y pidió una ambulancia. El dominio de sí misma que demostró la Testigo impresionó notablemente a la policía, a los ayudantes médicos, a los curiosos que acudieron y al personal del hospital.
Es cierto que a la mayoría de los ministros cristianos no se les recibe a tiros. Pero a menudo tienen que tratar con personas que están de mal talante y enfadadas. Los cristianos deben recordar que “una respuesta, cuando es apacible, aparta la furia”. (Proverbios 15:1.) Jesús es su dechado. Pedro dijo de él: “Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia”. (1 Pedro 2:23.) Sin lugar a dudas el autodominio es una recomendación excelente para el ministro cristiano.
Cómo cultivar gobierno de uno mismo
Puesto que el gobierno de uno mismo es uno de los frutos del espíritu santo de Dios, necesitamos Su espíritu para desarrollarlo. Como dijo Pablo: “Sigan andando por espíritu”. (Gálatas 5:16, 22, 23.) Todo cristiano debe ser un estudiante diligente de la Palabra de Dios, pues esta ha sido producida por espíritu santo. Si la estudiamos con regularidad, y aplicamos a nuestra vida lo que de ella se aprende, podremos controlar nuestra mente, a fin de hacer “cautivo todo pensamiento para hacerlo obediente al Cristo”. (2 Corintios 10:5; Romanos 12:2.) Sí, es vital que el cristiano aprenda a pensar como Jesús y Jehová Dios piensan.
El espíritu de Dios también debe influir constantemente en el corazón —considerado como el asiento de la motivación—, puesto que el gobierno de uno mismo significa sujetar o refrenar las pasiones o impulsos que de él brotan. (Mateo 15:19.) Por lo tanto, recuerde este buen consejo: “Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida”. (Proverbios 4:23.) A medida que usted aprende los principios bíblicos, deje que el espíritu de Dios toque su corazón. Procure memorizar, si es posible, algunos consejos bíblicos que le ayudarán a enfrentarse a situaciones difíciles.
La buena asociación con compañeros cristianos también ayuda a desarrollar autodominio. (Hebreos 10:23-25.) Las diversas reuniones de la congregación cristiana se han preparado para ayudar a todo cristiano a aumentar su conocimiento bíblico y su aptitud para producir el fruto del espíritu de Dios. Además, asóciese con quienes son un ejemplo de gobierno de sí mismos. Así, usted también se sentirá animado a cultivar esta cualidad. (Proverbios 13:20; 27:17.)
Algo que nunca debemos descuidar es la comunicación regular con Jehová por medio de la oración. El cristiano debe pedir constantemente que él le ayude a cultivar gobierno de sí mismo. Pida la ayuda de su espíritu. Y, si usted fallara en la aplicación del autodominio en algún asunto, pida a Jehová, humilde e intensamente, que lo perdone. Jesús nos enseñó a orar: “No nos metas en tentación”. Pablo animó a los cristianos a ‘persistir en la oración’. Por eso, acuda a Jehová “incesantemente”, pídale ayuda a medida que se esfuerza por cultivar gobierno de sí mismo en su vida. (Mateo 6:13; Romanos 12:12; 1 Tesalonicenses 5:17.)
¡Qué excelente cualidad cristiana es el autodominio, el gobierno de uno mismo! Continúe cultivándolo. Quienes lo hacen se respetan más a sí mismos. Disfrutan de mayor paz y felicidad en sus relaciones con su familia, la congregación y en sus relaciones cotidianas con otros. Más importante aún, el gobierno de uno mismo contribuye a garantizar una buena relación con el Creador y los identifica como verdaderos siervos cristianos de su Dios, Jehová.
[Recuadro en la página 24]
Para su estudio
Este es el último de nueve artículos sobre “el fruto del espíritu”. Encontrará los demás artículos de esta serie en los números de La Atalaya del 15 de marzo, 15 de junio, 1 de julio, 1 de agosto, 15 de septiembre, 1 de octubre, 15 de octubre y 15 de noviembre, de 1985. Si establece un programa de estudio personal de estos artículos, disfrutará con el repaso de esta excelente información bíblica.