La estela Moabita... destruida, pero no perdida
LA ESTELA Moabita, o de Mesá, fue quebrada en pedazos deliberadamente menos de un año después de haber sido descubierta en 1868. Tenía casi 3.000 años de antigüedad. Era de basalto negro pulido, con la parte superior hábilmente redondeada, y medía 112 centímetros (44 pulgadas) de alto, 71 centímetros (28 pulgadas) de ancho y 36 centímetros (14 pulgadas) de espesor. Algún tiempo después de haber sido quebrada se recobraron dos fragmentos grandes y otros 18 pequeños, pero la tercera parte de la estela se perdió irremediablemente.
¿A qué se debió que un objeto tan extraordinario casi se perdiera para siempre? Y ¿cuán valioso es para los estudiantes de la Biblia?
Intriga y desconfianza
F. A. Klein fue el primer y último europeo que vio la estela entera. Se hallaba entre las ruinas de Dibón, al nordeste del mar Muerto. Klein hizo apuntes breves de porciones de la inscripción de 34 líneas rodeada por un borde saliente y, al regresar a Jerusalén, informó del hallazgo a su superior prusiano. Inmediatamente se vio que la escritura era fenicia, y se reconoció su importancia. El Museo Real de Berlín suministró el dinero para comprar la estela, pero poco después otros grupos interesados en ella empezaron a competir por conseguirla. Los jeques locales, al darse cuenta del valor de la estela, la escondieron y aumentaron su precio a cifras ridículas.
Un arqueólogo francés se las arregló para conseguir una impresión facsimilar de la escritura en papel, pero como hubo que retirar precipitadamente el papel antes de que la impresión estuviera seca, casi no se podía leer lo escrito. Mientras tanto, desde Damasco llegaron órdenes de que los beduinos entregaran la estela a funcionarios gubernamentales. En vez de obedecer, los beduinos decidieron destruirla. Por eso, encendieron un fuego alrededor de la preciada reliquia y echaron agua sobre ella repetidas veces. Cuando la estela se agrietó, rápidamente distribuyeron los fragmentos entre las familias de la localidad para que los colocaran en sus graneros, supuestamente a fin de asegurarse una bendición para sus cosechas. Aquella fue también la mejor manera de hacer posible que algunos individuos negociaran con los fragmentos dispersados.
La historia bíblica cobra vida
Con la ayuda de vaciados en yeso e impresiones en papel de los pedazos que se compraron, finalmente se recobró la inscripción de la estela. Cuando se reveló el texto completo, la sorpresa de los eruditos fue tremenda. En aquel tiempo se dijo que aquella estela antigua era “el monolito más sobresaliente que se haya descubierto”.
El rey Mesá de Moab erigió la Estela Moabita en honor de su dios Kemós para conmemorar la ocasión en que Mesá se libró de la dominación de Israel, la cual —dice él— había durado 40 años y había sido permitida por Kemós debido a que estaba “enojado contra su tierra”. Por lo general se cree que esa revuelta de Moab se relaciona con los sucesos que se narran en el tercer capítulo 3 de 2 Reyes. En el monumento, Mesá se jacta de ser muy religioso, de haber construido ciudades, de haber hecho una carretera y de haber obtenido una victoria sobre Israel. Da todo el crédito de esto a su dios Kemós. Como sería de esperarse, la derrota de Mesá y el sacrificio de su propio hijo —que se informan en la Biblia— se omiten en esta inscripción en que Mesá se glorifica a sí mismo.
Muchos lugares que Mesá dice que capturó se mencionan en la Biblia, entre ellos Medebá, Atarot, Nebo y Jáhaz. Así la estela apoya la exactitud de los relatos bíblicos. Con todo, es excepcional que Mesá haya usado el Tetragrámaton, YHWH, el nombre del Dios de Israel, en la línea 18 de la inscripción. En ella Mesá presenta estos alardes: “Tomé de allí [de Nebo] los [vasos] de Yahveh, y los arrastré ante Kemós”. Fuera de la Biblia, este es probablemente el registro más antiguo del uso del nombre divino.
En 1873 se restauró la Estela Moabita, cuando se le añadieron vaciados en yeso de porciones del texto que faltaban, y se expuso en el Museo del Louvre, en París, donde ha permanecido. Se puede ver un facsímil de ella en el Museo Británico, en Londres.
[Fotografías en la página 31]
(Arriba) La tierra de Moab
(Izquierda) La Estela Moabita reconstruida
(Derecha) El Tetragrámaton como aparece en la estela
[Reconocimientos]
Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.
Musée du Louvre, Paris
La Biblia en el Museo Británico