Los proclamadores del Reino informan
Un joven aficionado a los trenes aprende la verdad
Si el corazón de una persona propende a lo que es justo, Jehová Dios, mediante Cristo Jesús y los ángeles celestiales, preparará la coyuntura propicia para que dicha persona de cualidad de oveja escuche las buenas nuevas del Reino. A su debido tiempo podrá colocarse a la derecha de Jesús, es decir, tendrá su aprobación. (Mateo 25:31-33.) Eso le sucedió a un joven austriaco aficionado a los trenes, que llegó a conocer la verdad de una manera muy peculiar.
Lo que más le gustaba de su pasatiempo era viajar en la cabina del maquinista, con el permiso de la administración del ferrocarril. Grababa todos los viajes con su videocámara, para verlos de nuevo en casa. Durante un viaje de Viena a Salzburgo, el maquinista, que era testigo de Jehová, aprovechó la oportunidad para hablarle del Reino. Al principio al joven le sorprendió oír al maquinista hablar de Dios y la Biblia, pero en el trayecto centró más su atención en el panorama que en lo que el conductor le decía.
Cuando este joven entusiasta volvió a casa, su interés por el viaje lo hizo ver la videocinta, no una, sino diez veces. Puesto que también grabó el sonido, escuchó vez tras vez las palabras del Testigo. Cuanto más veía el vídeo, más entendía lo que se le había dicho. Comenzó a cavilar sobre el asunto, y finalmente se despertó su interés en la información bíblica que se le había explicado. Quería aprender más.
Recordaba el nombre del maquinista y sabía que vivía en Viena. Así que se dirigió a la oficina de correos y comenzó a marcar, uno tras otro, los números que la lista del directorio telefónico daba con ese nombre. A los que contestaban el teléfono les preguntaba: “¿Es usted maquinista?”. Si la respuesta era negativa, llamaba al número siguiente. Por fin halló al maquinista; le contó lo sucedido y le dijo que estaba interesado en el mensaje bíblico que había oído en el vídeo.
El Testigo se comunicó con la sucursal para que alguien que viviera cerca del joven lo visitara. Coincidió que en la congregación cercana había otro Testigo que era maquinista. Este lo visitó, y comenzó con él un estudio bíblico. El joven se bautizó en el verano de 1991.
Sin duda, Jehová, que examina los corazones, vio que esta persona tenía verdadero amor a la justicia. Por tanto, lo puso en contacto con la verdad bíblica, aunque de una manera muy peculiar. (1 Crónicas 28:9; Juan 10:27.)
[Reconocimiento en la página 9]
Cortesía de Austrian Railways