Preguntas de los lectores
Cuando los soldados de Saúl comieron carne junto con la sangre, ¿por qué no se les dio muerte, puesto que ese era el castigo que exigía la Ley de Dios?
Estos hombres violaron la ley de Dios con relación a la sangre, pero puede que se les tuviera misericordia debido a que respetaban lo que esta representaba, aunque es cierto que debieron demostrar mejor ese respeto.
Considere la situación. Los israelitas, mandados por el rey Saúl y su hijo Jonatán, estaban en guerra con los filisteos. En un momento en que “los hombres mismos de Israel se hallaban en severa estrechez” durante la batalla, Saúl hizo un juramento imprudente de que sus hombres no comerían hasta vencer al enemigo. (1 Samuel 14:24.) Poco después, ese juramento creó un problema.
Sus hombres estaban ganando una encarnizada batalla, pero su esfuerzo intenso empezaba a afectarlos. Tenían hambre y estaban agotados. ¿Qué hicieron en aquella apremiante situación? “El pueblo empezó a lanzarse vorazmente al despojo y a tomar ovejas y ganado vacuno y becerros y a degollarlos en la tierra, y el pueblo se entregó a comer junto con la sangre.” (1 Samuel 14:32.)
Ese acto violaba la ley de Dios sobre la sangre, como algunos de los hombres de Saúl le indicaron al decir: “¡Mira! El pueblo está pecando contra Jehová, comiendo junto con la sangre”. (1 Samuel 14:33.) Sí, la Ley decía que cuando se mataba un animal, había que desangrarlo antes de comer su carne. Dios no exigió tomar medidas extremas a la hora de desangrar un animal. Sus siervos podían demostrar que respetaban el significado de la sangre desangrando hasta un grado razonable al animal. (Deuteronomio 12:15, 16, 21-25.) La sangre de los animales podía emplearse en el altar como sacrificio, pero no podía consumirse. La violación deliberada de esa ley conllevaba la pena de muerte, pues Dios dijo al pueblo: “No deben comer la sangre de ninguna clase de carne, porque el alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la coma será cortado”. (Levítico 17:10-14.)
¿Violaron deliberadamente la Ley los soldados del rey Saúl? ¿Mostraron una total indiferencia a la ley divina referente a la sangre? (Compárese con Números 15:30.)
No hay razones para llegar a esa conclusión. El relato dice que el pueblo estaba ‘degollando los animales en la tierra y comiendo junto con la sangre’. Así que puede que hayan intentado desangrar a los animales. (Deuteronomio 15:23.) Sin embargo, debido al cansancio y al hambre, no colgaron a los animales degollados ni permitieron suficiente tiempo para que se desangraran bien. Degollaron las ovejas y el ganado vacuno “en la tierra”, lo que retardaría el desangrado, y enseguida cortaron carne de los animales, que quizás yacían sobre la sangre. De modo que, aunque hubieran tenido la intención de obedecer la ley de Dios, no cumplieron con ella del modo apropiado ni al grado adecuado.
Como resultado, “el pueblo se entregó a comer junto con la sangre”, lo que constituyó un pecado. Saúl se dio cuenta de ello y mandó que se rodara una piedra grande. Dio la siguiente orden a sus soldados: “Acérquenme, cada uno de ustedes, su toro y, cada cual, su oveja, y en este lugar tienen que degollar y comer, y no deben pecar contra Jehová comiendo junto con la sangre”. (1 Samuel 14:33, 34.) Los soldados culpables obedecieron, y “Saúl procedió a edificar un altar a Jehová”. (1 Samuel 14:35.)
Puede que el degollar a los animales sobre la piedra haya hecho posible que se desangraran adecuadamente. La carne de los animales se comería en otro lugar, lejos de donde habían sido degollados. Saúl tal vez empleó parte de la sangre en el altar para implorar la misericordia de Dios en favor de los que habían pecado. Por lo visto, Jehová les tuvo misericordia, pues sabía lo que los soldados habían intentado hacer a pesar de que estaban muy cansados y hambrientos. Dios quizás haya tomado también en consideración el hecho de que el juramento precipitado de Saúl colocó a sus hombres en una situación desesperada.
Esta experiencia muestra que una emergencia no es excusa para hacer caso omiso de la ley divina. También nos debe ayudar a ver la importancia de pensar con detenimiento antes de hacer un juramento, pues un voto irreflexivo puede perjudicarnos personalmente y causar problemas a otras personas. (Eclesiastés 5:4-6.)