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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
w95 1/12 págs. 28-31

“¿De dónde sale el dinero?”

EL VÍDEO Los testigos de Jehová... la organización tras el nombre, de la Sociedad Watch Tower, causa por lo general una gran impresión. En él aparecen hombres y mujeres pulcros, de diversas razas y antecedentes, sonrientes y colaborando en armonía. Pero aparte de los millares de trabajadores felices, hay algo más que llama la atención: los amplios complejos de edificios de la sede mundial de la Sociedad en Brooklyn, así como los de las haciendas de Wallkill (Nueva York). El vídeo muestra que en ellos hay tecnología avanzada: rotativas y líneas de encuadernación de alta velocidad que producen millones de publicaciones todos los meses, diverso equipo informático y una amplia gama de servicios auxiliares.

En vista de la gran cantidad de recursos que obviamente se precisan, algunos preguntan: “¿De dónde sale el dinero?”.

Quienes visitan la sede mundial de la Sociedad quedan igualmente impresionados. Tienen que levantar bien la vista para ver el nuevo edificio de viviendas de 30 pisos, uno de los muchos que alojan a los más de tres mil ministros que sirven de voluntarios allí. Muchos también se asombran al visitar el nuevo Centro Educativo de la Watchtower, situado a unos 110 kilómetros al norte de Brooklyn. Aunque aún no se ha finalizado, ya alberga a 1.200 trabajadores. Cada año recibirán allí formación dos promociones de misioneros, a quienes se destinará al extranjero. Desde Patterson también se envían instrucciones a las más de diez mil congregaciones de los testigos de Jehová de Estados Unidos. Muchas sucursales de todo el mundo también han ampliado últimamente sus instalaciones o están haciéndolo en la actualidad. Para todo ello hace falta un buen capital, de modo que surge la pregunta: “¿De dónde sale el dinero?”.

Procede de personas comunes y corrientes que, dentro de sus posibilidades, desean apoyar la trascendental obra cristiana de predicación y enseñanza. Este espíritu no es nuevo.

El ejemplo del antiguo Israel

Hace más de tres mil quinientos años surgió la necesidad de recibir aportaciones generosas. Jehová había mandado a Moisés que le construyera un tabernáculo, o “tienda de reunión”, donde recibiría culto. El diseño que proporcionó Dios exigía diversos materiales de gran valor. Jehová ordenó: “De entre ustedes mismos recojan una contribución para Jehová. Que todo el de corazón dispuesto la traiga como la contribución de Jehová”. (Éxodo 35:4-9.) ¿Cómo reaccionó el pueblo? Según el relato, “vinieron, todo aquel cuyo corazón lo impelió, y trajeron, todo aquel cuyo espíritu lo incitó, la contribución de Jehová para la obra de la tienda de reunión y para todo su servicio y para las prendas de vestir santas”. Esta “ofrenda voluntaria” adquirió tales proporciones que fue ‘mucho más de lo que se precisaba para la obra que Jehová había mandado hacer’. (Éxodo 35:21-29; 36:3-5.) ¡Qué espíritu tan abnegado y desprendido tuvo el pueblo!

Cerca de quinientos años después, volvió a solicitarse a los israelitas que contribuyeran con generosidad. Salomón, hijo de David, iba a hacer realidad el deseo de su padre de edificarle a Jehová una casa permanente en Jerusalén. El propio David reunió buena parte de lo que se necesitaba y la donó. Otros lo imitaron cuando hizo un llamamiento en el que solicitaba “una dádiva para Jehová”. ¿Cuál fue el resultado? “El pueblo se entregó al regocijo por haber hecho ofrendas voluntarias, porque fue con corazón completo que hicieron ofrendas voluntarias a Jehová; y aun David el rey mismo se regocijó con gran gozo.” (1 Crónicas 22:14; 29:3-9.) Tan solo la plata y el oro valdrían en la actualidad 50.000 millones de dólares. (2 Crónicas 5:1.)

En estos casos es patente que no hubo ningún tipo de coacción. Toda donación era estrictamente ‘voluntaria’ y se hacía “con corazón completo”. Jehová no habría estado satisfecho con menos. De igual modo, cuando surgió la oportunidad de contribuir dinero para socorrer a algunos cristianos necesitados, el apóstol Pablo indicó que no debía ser “como algo sacado por fuerza”, y luego agregó: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre”. (2 Corintios 9:5, 7.)

La necesidad actual

¿Hacen falta contribuciones hoy en día? Sin duda, y cada vez más. ¿Por qué?

Los cristianos han recibido instrucciones específicas para estos días del tiempo del fin. Jesús ordenó a sus discípulos: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. (Mateo 28:19, 20.)

Al acercarnos al punto final de “la conclusión del sistema de cosas”, la realización de esta gran obra de predicación y enseñanza exige una considerable cantidad de tiempo y recursos. ¿Por qué? Debido a todo lo que encierra llevar el mensaje del Reino de Dios “hasta la parte más distante de la tierra”. (Hechos 1:8.) A diferencia de los judíos del siglo I, un buen número de personas de la actualidad ni siquiera conocen superficialmente la Biblia ni creen que sea la Palabra de Dios. Hay que formar predicadores y enviarlos a tierras lejanas. (Romanos 10:13-15.) Piense, además, en la cantidad de idiomas implicados. Los que escuchan la predicación necesitan Biblias y publicaciones bíblicas en su propio idioma para leerlas y estudiarlas. Es preciso, asimismo, tener una organización a gran escala para acceder sistemáticamente a todos e irlos guiando a la madurez cristiana; así podrán, a su vez, ayudar a otras personas. (2 Timoteo 2:2.)

Jesús dijo que las “buenas nuevas del reino” primero “se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14.) De modo que ahora es el momento de dedicar cuanto podamos a esta trascendental obra. No hay mejor manera de utilizar nuestros recursos antes de que las riquezas materiales pierdan el valor. (Ezequiel 7:19; Lucas 16:9.)

¿En qué se invierte el dinero?

La Sociedad Watch Tower edita publicaciones bíblicas en más de doscientos treinta idiomas, así como en braille para los ciegos, y vídeos en lenguaje de señas para los sordos. A este fin, se requiere un equipo de traductores y correctores para cada idioma. Cuesta imaginarse todo el trabajo que hay en juego, sobre todo en el caso de la revista La Atalaya, que se publica todos los meses en 121 idiomas, en 101 de los cuales la información aparece simultáneamente. Es necesario hacerlo así para que hombres y mujeres de toda la Tierra reciban y lean la misma información. Cada año que pasa, son más caros el papel y otros materiales que se emplean para presentar el mensaje del Reino en forma impresa o en grabaciones de audio y vídeo. Los costos se sufragan con los donativos de nuestros hermanos.

La predicación y la enseñanza se llevan a cabo en territorios atendidos por las más de setenta y cinco mil congregaciones de testigos de Jehová de todo el mundo. Con la intención de que haya unidad y se imparta estímulo, todas las congregaciones reciben unas dos veces al año la visita de un superintendente viajante bien preparado. Las asambleas constituyen otro elemento esencial de la enseñanza. Para celebrar estas asambleas que edifican la fe, hay que alquilar grandes instalaciones. Con este propósito se emplean las contribuciones que usted hace.

Aunque solo se celebran tres asambleas al año, las congregaciones locales tienen cinco reuniones semanales. (Compárese con Éxodo 34:23, 24.) La afluencia de personas recién interesadas que responden a las buenas nuevas supone la formación de miles de congregaciones todos los años. Con la ayuda de los millones de dólares que se prestan mediante la Sociedad, se construyen centenares de Salones del Reino cada año, y otros se renuevan y amplían. Aunque el dinero de este fondo no deja de circular, la demanda siempre va en aumento.

En Europa oriental, el crecimiento alcanza niveles inéditos, particularmente en las naciones que estuvieron bajo el dominio de la Unión Soviética. ¡Qué alegría nos dio la apertura progresiva de la obra en aquellos países! A muchos de ellos están llegando misioneros. En algunos países se han constituido nuevas sucursales, de forma que la familia mundial de Betel ya supera la cantidad de quince mil ministros voluntarios. Como es natural, ha habido que comprar o construir edificios para alojarlos. Esta necesidad se cubre gracias a las contribuciones que usted hace.

Toda esta obra no ha pasado desapercibida a Satanás y sus demonios, quienes hacen lo sumo posible por frustrar los esfuerzos de los siervos fieles de Jehová y crearles problemas. (Revelación [Apocalipsis] 12:17.) Como consecuencia, han aumentado los litigios para proteger el derecho del pueblo de Dios a predicar y a vivir en conformidad con sus justas leyes. Por otro lado, los estragos de la guerra en el sistema de cosas de Satanás, así como los desastres naturales, hacen necesario enviar suministros de socorro a nuestros hermanos afectados y a otras personas relacionadas con ellos. Las contribuciones que usted hace permiten dar esta importantísima ayuda.

Jehová se lo recompensará

El empleo generoso de nuestro tiempo y recursos en pro de la obra del Señor nos procura bendiciones aún mayores. ¿Por qué? Porque Dios, a quien en última instancia le pertenece todo, nos recompensará. Proverbios 11:25 dice: “El alma generosa será engordada ella misma; y el que liberalmente riega a otros, él mismo también será liberalmente regado”. Sin duda, Jehová se complace cuando cumplimos con nuestro cometido individual de fomentar su adoración. (Hebreos 13:15, 16.) A los israelitas que trajeran las contribuciones estipuladas en el pacto de la Ley, Dios les prometió: “Pruébenme, por favor, en cuanto a esto —ha dicho Jehová de los ejércitos—, a ver si no les abro las compuertas de los cielos y realmente vacío sobre ustedes una bendición hasta que no haya más carencia”. (Malaquías 3:10.) La prosperidad espiritual de los siervos de Jehová actuales prueba que Dios cumple su promesa.

La gran obra de declarar a todo el mundo el día de la salvación y ayudar a las personas de buen corazón a emprender el camino a la vida no durará indefinidamente. (Mateo 7:14; 2 Corintios 6:2.) Sin embargo, hay que recoger a todos los que integran las “otras ovejas” del Señor. (Juan 10:16.) En la actualidad es importantísimo realizar dicha labor. ¡Qué felices estaremos todos cuando, ya en el nuevo mundo de justicia, reflexionemos sobre el pasado y digamos: ‘Hicimos cuanto estaba en nuestra mano en la obra final de recolección’! (2 Pedro 3:13.)

[Recuadro/Fotografía en las páginas 30, 31]

CÓMO CONTRIBUYEN ALGUNOS A LA OBRA DE PREDICAR EL REINO

CONTRIBUCIONES PARA LA OBRA MUNDIAL: Muchas personas apartan cierta suma o se hacen un presupuesto que les permita depositar una cantidad de dinero en las cajas de contribuciones con el rótulo “Contribuciones para la obra mundial de la Sociedad (Mateo 24:14)”. Las congregaciones envían ese dinero todos los meses a la sede mundial, ubicada en Brooklyn (Nueva York), o a la sucursal de su país.

REGALOS: Se pueden enviar donaciones voluntarias de dinero directamente a Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 25 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201-2483, o a la sucursal de la Sociedad que atiende su país. También pueden donarse joyas u otros objetos de valor. Estas contribuciones deben ir acompañadas de una carta breve que indique que es un regalo incondicional.

DONACIONES CONDICIONALES: Cualquier persona puede dar dinero a la Sociedad Watch Tower para que se guarde en depósito hasta su muerte disponiendo que, en caso de necesitarlo, le sea devuelto.

SEGUROS: Se puede nombrar beneficiaria a la Sociedad Watch Tower de una póliza de seguro de vida o de un plan de pensión o jubilación. En tal caso, debe informarse a la Sociedad.

CUENTAS BANCARIAS: A la Sociedad Watch Tower se le pueden dejar en fideicomiso o pagaderos en caso de muerte cuentas bancarias, certificados de depósito o cuentas personales de jubilación, según los requisitos bancarios del país. En tal caso, debe informarse a la Sociedad.

ACCIONES Y BONOS: Se pueden donar acciones y bonos a la Sociedad Watch Tower, ya sea regalándolos o con la condición de que el donante siga recibiendo los ingresos.

BIENES INMUEBLES: Pueden donarse a la Sociedad Watch Tower bienes inmuebles vendibles, ya sea como donación incondicional o manteniéndolos el donante como propiedad vitalicia con el derecho de habitarla mientras viva. Hay que ponerse en comunicación con la Sociedad antes de incluirla en cualquier escritura de bienes inmuebles.

TESTAMENTOS Y FIDEICOMISOS: Pueden legarse propiedades o dinero a la Sociedad Watch Tower mediante un testamento legal. También puede nombrarse beneficiaria a la Sociedad de un acuerdo fideicomisario. Los fideicomisos que tienen de beneficiaria a una entidad religiosa pueden proporcionar ciertas ventajas fiscales. Debe enviarse a la Sociedad una copia del testamento o del fideicomiso.

DONACIÓN PLANIFICADA: La Sociedad ha preparado un folleto en inglés titulado Planned Giving (Donación planificada). Los residentes en Estados Unidos que estén pensando en hacer una donación especial a la Sociedad ahora o dejar un legado a su muerte encontrarán de mucha utilidad esta información, especialmente si desean conseguir algún objetivo familiar o planificación patrimonial valiéndose de los beneficios tributarios para reducir al mínimo el costo de la donación o legado.

Si desea más información sobre los antedichos puntos, escriba a Treasurer’s Office, Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 25 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201-2483, o a la sucursal de la Sociedad que atiende su país.

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