¡Nos esperan buenas noticias!
A TODOS nos entristece recibir malas noticias sobre asuntos que nos atañen. Por otro lado, nos alegramos cuando nos dan buenas noticias, noticias que nos regocijan a nosotros y a nuestros seres queridos. Sin embargo, cuando las malas noticias afectan a los demás, muchas veces despiertan nuestra curiosidad; a algunos incluso les gusta enterarse de las desgracias ajenas. En parte, puede que esta sea la razón por la que las malas noticias se venden tan bien.
En la fase inicial de la II Guerra Mundial se vio un ejemplo gráfico del interés morboso de algunas personas en la calamidad ajena. El acorazado de bolsillo Graf Spee, de 10.000 toneladas de desplazamiento, era el orgullo de la Armada alemana. Este acorazado se convirtió durante semanas en el terror de los buques mercantes aliados en el sur del océano Atlántico y en el Índico. Por fin, tres cruceros británicos lo detectaron y atacaron, lo que resultó en la pérdida de muchas vidas y en que el acorazado se viera obligado a refugiarse en el puerto de Montevideo (Uruguay) para que se le reparara. El gobierno uruguayo le ordenó regresar al mar inmediatamente, o, de lo contrario, sería incautado. Por lo tanto, parecía que estaba a punto de desatarse un encarnizado y desigual combate.
Al oír la noticia, un grupo de hombres de negocios acaudalados de Estados Unidos fletaron un avión a razón de 2.500 dólares por persona aproximadamente, para volar a Uruguay y presenciar el sangriento combate. Pero se llevaron una gran desilusión, pues no hubo ningún enfrentamiento. Adolf Hitler ordenó el hundimiento del Graf Spee. Los miles de curiosos que se apiñaron en el puerto para ver la encarnizada batalla en el mar, únicamente vieron irse a pique el Graf Spee tras oír una ensordecedora explosión causada por la propia tripulación. El capitán se suicidó de un tiro en la cabeza.
Aunque a algunas personas les llama la atención lo que es escandaloso y repulsivo, la mayoría prefiere escuchar buenas noticias. ¿Es ese su caso? Entonces, ¿por qué ha habido tantas malas noticias a lo largo de la historia y tan pocas buenas? ¿Cambiará la situación algún día?
Las causas de todas las malas noticias
La Biblia nos cuenta de un tiempo en que solo se escuchaban buenas noticias. No se conocían las malas. Cuando Jehová Dios terminó de crear, el planeta Tierra estaba listo para que lo habitaran el hombre y los animales. El relato de Génesis dice: “Vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno”. (Génesis 1:31.)
Después de la creación del hombre, no pasó mucho tiempo antes de que se oyeran malas noticias. Antes de que Adán y Eva tuvieran hijos, se anunciaron las malas noticias de una rebelión contra Dios y su ordenado sistema universal del bien. Un hijo espiritual de alto rango traicionó la posición que se le había confiado, e indujo a la primera pareja humana a unírsele en su proceder rebelde y traidor. (Génesis 3:1-6.)
Estos sucesos marcaron el principio de la avalancha de malas noticias que ha atestiguado el hombre. Con razón la intriga, el engaño, las mentiras, las falsedades y las verdades a medias se destacan en las malas noticias que han inundado al mundo desde entonces. Jesucristo culpó directamente a Satanás el Diablo de ser el autor de las malas noticias cuando recriminó a los guías religiosos de su día: “Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira”. (Juan 8:44.)
Con el aumento de la población humana, también aumentaron las malas noticias. Por supuesto, esto no significa que nunca haya habido momentos de gozo y felicidad, pues hay muchas cosas en la vida que producen gozo. No obstante, los nubarrones de problemas y tristeza han sido evidentes en todas las generaciones de la humanidad hasta la actualidad.
Tras esta situación lamentable subyace otra razón: nuestra tendencia heredada hacia la maldad y la calamidad. Jehová mismo identifica esta causa inevitable de malas noticias al decir: “La inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud”. (Génesis 8:21.)
¿Por qué proliferan las malas noticias?
Ahora bien, hay otra razón por la que las malas noticias proliferan durante el siglo XX. Esta se expresa claramente en la Biblia, la cual predijo que en este siglo la humanidad entraría en un período singular conocido como “los últimos días” o “el tiempo del fin”. (2 Timoteo 3:1; Daniel 12:4.) La profecía y la cronología bíblicas señalan que este “tiempo del fin” empezó en 1914. Puede verse prueba bíblica detallada de esta afirmación en el capítulo 11 del libro El conocimiento que lleva a vida eterna, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
Los últimos días se iniciarían con un suceso que aumentaría automáticamente las malas noticias en la Tierra. ¿Cuál? La expulsión de Satanás el Diablo y sus huestes demoníacas del cielo. He aquí la descripción gráfica del incremento inevitable de malas noticias, según se lee en Revelación [Apocalipsis] 12:9, 12: “Hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados abajo con él. [...] ‘¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo’”.
Por eso, prescindiendo del tiempo que quede antes de que terminen los últimos días, podemos esperar que las malas noticias persistan, incluso que sigan aumentando en cantidad e intensidad.
No siempre será así
Los habitantes de la Tierra nos alegramos de que la situación desdichada causante de la epidemia de malas noticias hoy día no durará para siempre. De hecho, podemos decir con confianza que los días de las malas noticias continuas están contados. La situación no es irremediable, aunque parezca serlo. El fin de toda mala noticia está próximo, y llegará sin falta al tiempo designado por Dios.
Podemos estar seguros de ello porque se ha profetizado que los últimos días culminarán o terminarán cuando Dios destruya y elimine todo lo que causa malas noticias. Él acabará con los seres humanos malvados que promueven contiendas y rehúsan cambiar y abandonar su mal proceder. Esto culminará en la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso, conocida comúnmente como la batalla de Armagedón. (Revelación 16:16.) Inmediatamente después, Satanás el Diablo y sus huestes de demonios serán inutilizados. Revelación 20:1-3 describe cómo se ata a Satanás, el autor de todas las malas noticias: “Vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Y lo arrojó al abismo, y lo cerró y lo selló sobre él, para que no extraviara más a las naciones”.
Tras estos sucesos espectaculares, un tiempo de buenas noticias sin precedentes vendrá para la Tierra y sus habitantes. Entre ellos estarán los millones de sobrevivientes de la guerra final de Armagedón y los miles de millones que serán resucitados del sueño de la muerte en sus tumbas. Esta, la mejor de todas las noticias, se presenta en el último libro de la Biblia: “La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación 21:3, 4.)
¿Puede imaginarse la felicidad que existirá en ese tiempo? Será verdaderamente un magnífico futuro sin malas noticias. Sí, todas ellas habrán cesado y no volverán a oírse. En ese tiempo, las buenas noticias reinarán y abundarán por toda la eternidad.