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  • Cómo ayudó un hijo a su padre
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2002
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2002
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Cómo ayudó un hijo a su padre

JAMES, de 32 años y originario de Inglaterra, padece un grave retraso mental y cierto grado de autismo. Pese a ello, lleva muchos años asistiendo a las reuniones de los testigos de Jehová junto con su madre y su hermana. Sin embargo, su padre había mostrado poco interés en sus creencias. Una noche, tras regresar de una reunión en la que se había demostrado cómo invitar a un conocido a la Conmemoración de la muerte de Cristo, James se fue a su habitación a toda prisa. Su madre, preocupada, lo siguió y lo halló revisando desesperadamente números atrasados de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! James escogió una que, en la última página, contenía una invitación para la Conmemoración, y salió corriendo en busca de su padre. Primero le mostró la fotografía y después, señalándolo a él, le dijo: “Tú”. Su madre y su padre se miraron asombrados al darse cuenta de que James lo estaba invitando a la Conmemoración. Su padre le contestó que tal vez iría.

La noche de la Conmemoración, James sacó unos pantalones del armario de su padre, se los llevó y le indicó con gestos que se los pusiera, pero él le respondió que no iba a asistir a la reunión. Por lo tanto, James y su madre se fueron solos al Salón del Reino.

Sin embargo, al cabo de algún tiempo, James comenzó a mostrarse cada vez más reacio a ir a las reuniones y no dejaba que su madre lo arreglara para salir, de modo que terminaba quedándose en casa con su padre. Un domingo por la mañana, su madre trataba inútilmente de prepararlo para la reunión cuando, para sorpresa de ella, el padre preguntó: “James, ¿irías a la reunión si voy yo también?”. El rostro de James se iluminó, abrazó a su padre y contestó: “¡Sí!”. Entonces, los tres se dirigieron al Salón del Reino.

Desde aquel día en adelante, el padre de James no faltó ningún domingo a la reunión, y poco después le dijo a su familia que iba a asistir a las demás reuniones porque deseaba progresar (Hebreos 10:24, 25). Y eso hizo. A los dos meses empezó a estudiar la Biblia con regularidad. Progresó rápidamente, efectuó algunos cambios en su vida y en poco tiempo comenzó a participar en la obra de predicar el Reino. Un año después de haber empezado a estudiar dedicó su vida a Jehová y lo simbolizó mediante la inmersión en agua. En la actualidad es siervo ministerial en su congregación y toda la familia sirve unida a Jehová.

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