Pasos para entender la Biblia
3. Aceptar ayuda
El explorador Edward John Eyre aceptó la ayuda de los aborígenes australianos mientras atravesaba la despoblada llanura de Nullarbor. Con ellos, aprendió a obtener agua de las dunas de arena y de los árboles de eucalipto, lo cual posteriormente le salvó la vida.
ESTE caso demuestra una gran verdad: a menudo se necesita la ayuda de alguien más experimentado para llevar a cabo una difícil tarea. Algo parecido ocurre cuando uno se propone leer la Biblia.
Ni siquiera Jesús esperaba que sus discípulos comprendieran la Palabra de Dios por sí solos. Él mismo en una ocasión “les abrió la mente por completo para que captaran el significado de las Escrituras” (Lucas 24:45). Es obvio que Jesús reconocía que se necesitaba ayuda para entender plenamente las enseñanzas bíblicas.
Dónde encontrar ayuda
Jesús encargó a sus discípulos que brindaran esa ayuda. Antes de ascender al cielo les dijo: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mateo 28:19, 20). De modo que la principal tarea de los cristianos es enseñar, lo que incluye explicar a las personas cómo pueden poner en práctica los principios bíblicos en la vida diaria. Así pues, es responsabilidad de los cristianos verdaderos ayudar a la gente a entender la Biblia.
Analicemos un suceso muy interesante que ocurrió poco después de que Jesús diera esa comisión a sus discípulos. Según el relato bíblico, cierto funcionario real de Etiopía estaba leyendo las profecías de Isaías y llegó a un pasaje que no lograba comprender. Se trataba de estos versículos: “Como oveja fue llevado al degüello; y como cordero que es mudo ante el que lo trasquila, así él no abre su boca. Durante su humillación apartaron de él el juicio. ¿Quién referirá los detalles de su generación? Porque su vida se quita de la tierra” (Hechos 8:32, 33; Isaías 53:7, 8).
¿Qué hizo este funcionario? Recurrió a Felipe, un cristiano que conocía las Escrituras mejor que él. Le preguntó: “¿De quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro hombre?” (Hechos 8:34). Dado que el etíope volvía del templo de Jerusalén, sabemos que este adoraba al Dios verdadero. Por tanto, es probable que haya orado para entender ese pasaje. Además, es obvio que estaba leyendo el relato con interés y con una mentalidad receptiva. Aun así, no captaba el sentido de aquellas palabras. Pero fue humilde y le pidió ayuda a Felipe, quien no tuvo reparos en explicárselas. Al comprender el pasaje, el etíope se llenó de alegría y de inmediato quiso hacerse cristiano (Hechos 8:35-39).
Hoy día, los testigos de Jehová realizan la misma labor que hicieron Felipe y otros cristianos del siglo I. De forma voluntaria enseñan lo que dice la Biblia en unos doscientos treinta y cinco países y territorios. Mediante un programa de estudio que abarca varias sesiones, analizan por temas las enseñanzas bíblicas.a (Véase el recuadro “Respuestas confiables a preguntas bíblicas”.)
“La Biblia aclaraba todas mis dudas”
Steven, Valvanera y Jo-Anne —citados en el primer artículo de esta serie— comenzaron a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. ¿Cuál fue el resultado? “Me sorprendía que fuera tan sencillo encontrar las respuestas a mis preguntas —cuenta Steven—. Solo tenía que comparar varios versículos y relatos bíblicos. Nunca antes había seguido ese método. Me alivió saber que, para entender la Biblia, no había que envolverse en acaloradas controversias e interminables debates.”
A Valvanera le pasó lo mismo. “Me di cuenta de que las doctrinas bíblicas eran lógicas y coherentes. Creía en la Biblia porque sus enseñanzas me parecían razonables, y no porque la Iglesia dijera que tenía que hacerlo.” Por su parte, Jo-Anne dice: “Cuando vi que la Biblia aclaraba todas mis dudas, se despertó en mí un profundo respeto por Dios. Me impresionó que hubiera dejado escrita la respuesta a cualquier pregunta que pudiéramos hacernos”.
Y usted, ¿conoce a algún testigo de Jehová? Quizás podría pedirle que le demuestre en qué consiste este método de estudio de la Biblia. En caso de que no conozca a ninguno, puede escribir a alguna de las direcciones que aparecen en la página 4 de esta revista para que se le visite. Recuerde que la Biblia no tiene por qué ser un libro incomprensible. Basta con seguir los tres pasos que hemos visto: pedirle a Dios su espíritu santo, leerla sin prejuicios y aceptar la ayuda de un buen maestro.
a Para este análisis temático de las Escrituras, muchas veces se utiliza el manual ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.