Confiando en el espíritu de Jehová
1 El pueblo de Jehová se hace cada vez más eficaz en la predicación de las buenas nuevas. Su estudio personal y de familia, su asistencia y participación en las reuniones de congregación, junto con su experiencia en los diferentes rasgos del ministerio, han hecho posible que hablen la verdad con denuedo y claridad.
2 Pero hay algunos que no participan en la obra de casa en casa y en otros rasgos del servicio al grado que pudieran, evidentemente porque no creen que están tan capacitados como otros. En algunas congregaciones la cuarta parte de los publicadores son irregulares y un número bastante grande dedica menos de cinco horas a la obra cada mes. ¿A qué se debe esto? Posiblemente su educación académica haya sido limitada. O, tal vez no les sea fácil hablar con la gente. Puede que haya otras razones por las cuales se detienen.
3 ¿Deben estas cosas hacer que uno se retraiga de participar cabalmente en el ministerio? ¡En realidad no! Especialmente en la actualidad debemos reconocer la parte que el espíritu de Jehová desempeña y cómo nos ayudará en la obra de testimonio que se está efectuando. Jesús les dijo a algunos de sus discípulos: “Si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos dones a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!” (Luc. 11:13) Jehová puede ayudarnos, compensando por lo que nosotros no podemos lograr.—Mar. 13:11.
4 La Biblia explica claramente que la cosecha u obra de recoger que está efectuándose actualmente en todas partes del mundo está bajo supervisión angelical. Jesús dijo: “Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, . . . separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras.” (Mat. 25:31, 32) ¿No hemos oído y leído acerca de muchas experiencias de publicadores recientemente que “visitaron a solo una casa más” y hallaron a alguien que estaba esperando que viniera un Testigo? ¿O del publicador que persistió en hacer cierta revisita o en volver a donde nadie había estado en casa y por fin halló a alguien que simplemente estaba esperando la verdad? Más tarde dijeron que parecía que un ángel iba dirigiéndolos para que no dejarán de hacer esa visita en particular. Los ángeles pueden dirigir a los publicadores de menos experiencia así como pueden dirigir a los que tienen más experiencia.
5 En realidad, los publicadores bien capacitados y experimentados también deben tener presente este hecho. Cada uno de nosotros debemos confiar plenamente en Jehová. No debe pensar uno que lo que está logrando lo está haciendo en su propia fuerza. Se ha observado que algunos publicadores que se pudieran tener por menos eficaces realmente obtienen excelentes resultados en el ministerio. A menudo su gozo es mayor que el de otros porque es tan patente que el espíritu de Dios estuvo con ellos en lo que lograron.
6 Un siervo de circuito dice que al trabajar con los publicadores en el ministerio del campo, en vez de simplemente estar de pie esperando que el amo de casa venga a la puerta, él ora en silencio a favor del publicador, pidiendo que el espíritu de Dios ayude al publicador a presentar bien el mensaje y también que haga al amo de casa más dispuesto a recibir el mensaje. Es bueno pedirle a Jehová su espíritu antes, durante y después del servicio en el campo.
7 Otro siervo de circuito dice que ha discernido mayor felicidad en la obra de parte de los publicadores que confían mucho en el espíritu de Jehová. Por eso, al reunirse para el servicio, aunque anima a los publicadores a mayor eficacia en el ministerio, dándoles sugerencias para mejoramiento, también los anima a confiar en Jehová para que bendiga sus esfuerzos. Cuando los publicadores salen al ministerio abrigando este punto de vista, apreciadamente dan las gracias a Jehová por cualquier éxito que experimenten y no se sienten desalentados o desanimados si hay poco o ningún interés en el territorio.
8 Con este modo correcto de ver las cosas, los publicadores menos experimentados así como los más experimentados se sienten felices en el servicio. Por eso, si de vez en cuando usted se siente un poco incompetente, prepárese al grado de su habilidad y luego arregle sus asuntos para participar cuanto pueda en la obra. El buen éxito no vendrá en su propia fuerza. Dios es quien causa el crecimiento.—1 Cor. 3:6, 7.