Las contribuciones de la familia a la espiritualidad de la congregación
1 Se ha dado mucho énfasis a la necesidad de mantener la espiritualidad de la congregación. Por varias razones, es posible que usted se sienta muy limitado en cuanto a cómo puede contribuir a favor de este esfuerzo. Quizás usted ha concluido que el interés y la preocupación por estos asuntos recaen sobre los superintendentes. ¿Podría ser que usted esté pasando por alto una excelente oportunidad de ayudar, una que está al alcance de todos los miembros de su familia en su mismísimo hogar? La congregación se compone principalmente de familias; por lo tanto, fuerte espiritualidad en la familia, contribuye inconmensurablemente hacia mantener esta cualidad en la congregación. Su familia, prescindiendo de las circunstancias, puede ayudar directamente a alcanzar esta meta. ¿Cómo?
2 Una familia bien equilibrada y con discernimiento aprecia las provisiones que su cabeza hace, ya sean cosas materiales, recreo o instrucción bíblica. Cuando la familia ha cultivado este aprecio, entonces todas las provisiones que hace el Cabeza de la congregación, Cristo Jesús, también serán recibidas agradecidamente por medio de aprovecharse plenamente de cada reunión, asignación o privilegio de servicio en la congregación.
3 Si en el hogar se mantienen buenos hábitos de estudio personal y familiar, la familia también tendrá fuerte aprecio por las reuniones de la congregación. El profundo interés de la familia en estas reuniones y su participación en ellas serán una fuente de ánimo para todos los demás, que los incitará al “amor y a las obras excelentes.”—Heb. 10:24.
4 En un hogar donde se respeta la jefatura del padre cristiano dedicado y se reconoce su guía en los asuntos familiares, hay unidad de pensamiento y acción para efectuar las cosas. Tal familia tendrá respeto a los hombres de mayor edad de la congregación y cooperará con ellos suministrándoles mucho gozo al desempeñar sus responsabilidades como pastores.
5 La familia es bendecida cuando el espíritu de amor predomina en el hogar y cada uno muestra una disposición anuente a pasar por alto las faltas de los demás. Esto resulta en paz y unidad, y esto a su vez ejerce fuerte influencia que ayuda a los miembros de la familia a manifestar el mismo espíritu hacia otros en la congregación. Cuando estas cualidades florecen entre los hermanos, prevalece una relación cálida y feliz que edifica a todos.
6 Jehová nos instruye a dirigir nuestra vida en armonía con los principios expuestos en su Palabra. Cuando la familia hace un esfuerzo sincero para hacer esto, resistirá el pensar mundano y las manías de vestir mundanas, así como la actitud y la conducta que estas cosas animan. Una congregación compuesta de muchas de esas familias tendrá pocos problemas que requieran consejo o disciplina de parte de los superintendentes.
7 Los miembros de la familia que han hecho una práctica de ser bondadosos, considerados y sinceramente interesados los unos en los otros estarán inclinados a manifestar esas mismas excelentes cualidades hacia todos en la congregación. Esto asegura que se mostrará un cálido y amoroso interés hacia los que necesitan estímulo y que cualquier ayuda que éstos necesiten con toda probabilidad estará disponible.
8 La familia que realmente aprecia lo que Jehová ha prometido y que se da cuenta de la urgencia de los tiempos se sentirá motivada a compartir su fe con otros. En una congregación formada de esta clase de familias, raramente faltará apoyo para la actividad del servicio del campo o será necesario recordar constantemente la importancia de participar con regularidad.
9 Finalmente, y quizás de mayor importancia, la familia que es fuerte espiritualmente y que está plenamente dedicada a hacer la voluntad de Jehová logrará conseguir la perseverancia que se necesita para resistir con buen éxito cualquier adversidad que amenace su bienestar. Un grupo de esas familias unidas en una congregación también será firme, podrá sobrellevar lealmente todas las pruebas que los días finales de este sistema seguramente traerán.
10 En vista de lo susodicho, se hace evidente que todos nosotros (padres, madres e hijos) podemos ayudar a edificar una congregación espiritualmente fuerte. Aunque es cierto que los superintendentes pueden ayudar dando ánimo y dirección, el progreso verdadero depende de lo que nosotros hagamos individualmente y como familia. Uno de los esfuerzos que más buen éxito logra en edificar espiritualidad en la congregación comienza en el hogar. Cuando cada miembro de la familia cultiva personalmente los sanos elementos de la espiritualidad, la entera congregación a la larga reflejará esas mismas cualidades.
11 Las familias que armoniosamente trabajan juntas para aumentar el amor, el aprecio y la espiritualidad dentro del círculo de familia hacen una de las más fuertes y duraderas contribuciones al crecimiento espiritual de la entera congregación.
Promueva respeto al nombre divino.