La refrescante cualidad de ser razonable
1 La cualidad de ser razonable ciertamente es muy deseable. Es difícil trabajar con alguien que es irrazonable, terco, exigente, autoritativo y crítico. (Eze. 34:4) Pero hay algo que es verdaderamente refrescante en cuanto al que es considerado, comprensivo y no insiste en aplicar la letra de la ley. No es de maravillarse, pues, que las Escrituras animen a todos nosotros, no solo a los ancianos, a manifestar la cualidad de ser razonable.—Fili. 4:5; Tito 3:1, 2; Sant. 3:17.
2 ¿Qué nos ayudará a ser razonables con nuestros hermanos? Debemos mantener presente que la congregación cristiana está compuesta de personas que tienen diferentes antecedentes, costumbres y modos de vivir. Prescindiendo de sus debilidades, imperfecciones y el grado de su progreso espiritual, desean hacer la voluntad de Dios. El reconocer esto nos ayudará a ser comprensivos y dar consideración debida a las circunstancias de ellos.
3 Los hermanos que están “haciendo esfuerzos” por obtener la obra excelente de cuidar la congregación cristiana especialmente deben interesarse en poner un buen ejemplo en desplegar justicia, moderación y paciencia, mirando humana y razonablemente a las habilidades, dificultades y circunstancias de sus hermanos. (1 Tim. 3:1, 3) La persona razonable busca lo bueno en sus hermanos, tratando de encomiar y animar. No condena rápidamente a otros por faltas pequeñas. Tampoco hace grandes cuestiones de pequeñeces ni da a la gente la impresión de que es difícil de complacer, que nada verdaderamente se hace a su gusto. (Compare con 1 Corintios 9:12, 18-23; 1 Pedro 2:18) Mientras anima a otros a progresar, reconoce que tienen limitaciones, gustos y aversiones.
4 Al considerar las responsabilidades de los ancianos, podemos ver por qué el ser razonable es uno de los requisitos para ser anciano. Es algo refrescante a la entera congregación. Al tratar los asuntos como comité judicial, los ancianos razonables toman al individuo en consideración. Un interés principal es dar ayuda bíblica específica para satisfacer sus necesidades a fin de que pueda recobrarse de su debilidad espiritual. Al manifestar que son razonables, los ancianos no obran como jueces que entregan veredictos sin ninguna consideración de la misericordia. Además, en otras ocasiones, al dar consejo o al distribuir las responsabilidades en la congregación, no pasan por alto las circunstancias ni las limitaciones de una persona. Basando su consejo en la Palabra de Dios, hacen un llamado al amor que los hermanos tienen a la justicia. También están dispuestos a escuchar las sugerencias y aplicar el consejo que se les da.
5 Ciertamente, cuando toda la congregación se esfuerza por desplegar la cualidad de ser razonable, esto contribuye a hacer del servicio de Dios, no una carga, sino un deleite. (Mat. 11:28-30) ¡Que todos continuemos trabajando diligentemente en desarrollar hasta un grado mayor la cualidad refrescante de ser razonable!