Sean trabajadores gozosos
1 Hoy día tenemos toda razón para ser trabajadores gozosos. Nuestro Dios Jehová es un “Dios feliz,” y Jesús, su colaborador, es gozoso, pues a él se le llama “el feliz y único Potentado.” (1 Tim. 1:11; 6:14, 15) Si estamos siguiendo las pisadas de Jesús como sus discípulos, entonces compartimos su gozo. El apóstol Pablo apropiadamente escribió: “Siempre regocíjense en el Señor. Una vez más diré: ¡Regocíjense!”—Fili. 4:4.
HALLE GOZO EN DAR TESTIMONIO
2 Para llevar a cabo el mandato de ser testigos de Jesús que se da en Hechos 1:8 continuamos mostrando amor a la gente. Jesús señaló que en primer lugar teníamos que amar a Jehová, pero en segundo lugar, amar a nuestra prójimo.—Mat. 22:37-39.
3 Si en verdad amamos a nuestro prójimo y el ayudarlos nos proporciona gozo, ese gozo se manifestará en nuestra habla. Nuestra presentación de la verdad no será rutinaria, por decirlo así, ni manifestaría la actitud de ‘Aquí estoy porque tengo que estar aquí, no porque quiero estar aquí.’ Tampoco repetiremos nuestra presentación de memoria, palabra por palabra, sin tener en cuenta la inteligencia, sentimientos y sensibilidad del amo de casa. Más bien, debemos mostrar interés sincero y amor a las personas con las que hablamos y sinceramente tratar de ayudarlas a aprender la verdad de la Palabra de Dios. El que ese interés altruista en otros se manifieste en nuestra presentación de las verdades bíblicas contribuirá a que derivemos mucho gozo de dar testimonio de las buenas nuevas del Reino.
HALLE GOZO EN HACER DISCÍPULOS
4 Sabemos que Jehová y los ángeles se regocijan cuando se hace un discípulo. Nosotros también nos regocijaremos en hacer discípulos si reflejamos el amor e interés de Jehová por las personas. Debemos interesarnos sinceramente en los discípulos en potencia, no simplemente como “estudios” que tenemos que informar, sino como personas. Ciertamente hallaremos que el gozo de conducir estudios y hacer discípulos proviene más de un amor genuino a las personas que de nuestra atención a ciertos métodos y técnicas. Usualmente las personas responden a una expresión genuina de amor e interés en ellas.
5 Jesús nos puso un buen ejemplo. Se hizo amigo de las personas a quienes enseñaba. (Juan 15:11-15) Nosotros, también, podemos y debemos esforzarnos por llegar a ser amigos de aquellos a quienes enseñamos en nuestros estudios bíblicos de casa. Con este objetivo en mira nuestros estudios no deben ser repasos o consideraciones frías y sistemáticas. Más bien, deben ser afectuosos, provechosos, manifestar buena enseñanza y dar énfasis a desarrollar una buena relación con Jehová. Siempre debemos tratar de ayudar a aquellos con quienes estudiamos y no contentarnos con enseñar principios y mandatos bíblicos, sino también enseñarles cómo aplicar estos principios en su vida y cómo llevar a cabo los justos mandatos de Dios. Nuestras consideraciones deben reflejar un interés genuino personal en el estudiante como posible discípulo y por lo tanto posible hermano o hermana en la fe.
6 Ciertamente el ver a un discípulo progresar hasta el punto de dedicación y bautismo produce mucho gozo. Pablo experimentó ese gozo y sintió un afecto especial para con aquellos a quienes ayudó. (1 Tes. 2:7-20) Aun después del bautismo muchos necesitan ayuda. En verdad nos da gozo ayudar a alguien a arraigarse firme y sólidamente en la fe. (Efe. 3:17-19) Muestre interés personal en los discípulos recién bautizados. ¿Por qué no continúa ayudándolos hasta que hayan terminado de estudiar por lo menos dos libros, a fin de ayudarlos a estar sólidos en la fe?
7 De seguro nuestro amor a Jehová y a nuestro prójimo nos ayudará a tener la actitud correcta en cuanto a ayudar a otros. El amor y el gozo están estrechamente enlazados y son dos frutos del espíritu santo de Dios. (Gál. 5:22) Continúe expresando su amor e interés en las personas a medida que lleva a cabo su actividad de dar testimonio, enseñar y hacer discípulos, y de seguro recibirá mucho gozo como una bendición de nuestro feliz y gozoso Dios, Jehová.