Cultiven el anhelo por el alimento espiritual
1 ¿Anhela usted el alimento espiritual? ¿Busca usted oportunidades de aumentar su entendimiento de las Escrituras a fin de fortalecer su fe, y estar mejor equipado para ayudar a otros a adquirir un conocimiento exacto de la verdad? ¿Cómo se siente usted cuando pasa todo un día sin que se haya detenido a pensar en los asuntos espirituales? ¿Siente usted cierto vacío?
2 El tener verdadero anhelo por el alimento espiritual no nos viene automáticamente. Antes de llegar a ser discípulos de Jesucristo, quizás hayamos estado completamente absortos en los asuntos diarios y placeres de la vida. Por tanto, una persona tiene que esforzarse por salirse de esa rutina y comenzar a concentrar su vida en las cosas espirituales. El apóstol Pedro instó a los nuevos creyentes: “Como criaturas recién nacidas, desarrollen el anhelo por la leche no adulterada que pertenece a la palabra.”—1 Ped. 2:2.
3 Pero los nuevos no son los únicos que deberían interesarse en su apetito espiritual. (Heb. 5:14–6:2) Tal como una persona no puede descuidar continuamente sus necesidades físicas y esperar que pueda efectuar trabajo de buena calidad día tras día, no puede tener una fe firme, que lo sustente, sin alimentarse espiritualmente. Al enfrentarse repetidamente a la indiferencia de los parientes, conocidos y las personas del territorio, quizás halle que no tiene la fortaleza espiritual para continuar testificando, convencido de que está haciendo la obra de Dios y de que la recompensa es segura. (1 Cor. 3:9; Heb. 6:10; 11:6) Sin el régimen espiritual apropiado, uno sencillamente no puede sentir entusiasmo por declarar las “buenas nuevas.” Su corazón no rebosará, y no hará que la boca hable a pesar de la indiferencia de otros.—Luc. 6:45.
CÓMO CULTIVAR EL APETITO ESPIRITUAL
4 Esto hace surgir la pregunta: ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro apetito espiritual? Necesitamos algún estímulo definido que nos impulse a considerar las cosas espirituales. El apóstol Pedro llamó la atención a esto al escribir: “Si es que han gustado que el Señor es bondadoso.” (1 Ped. 2:3) De modo que, si usted ve que su deseo por el alimento espiritual no es lo que debería ser, deténgase y piense acerca de lo que ya ha gustado. De hecho, a todos nos beneficiaría el meditar en preguntas como las siguientes: ¿A qué evidencia puedo señalar de que el Señor Jesucristo ha sido bondadoso conmigo? ¿No estoy endeudado con él debido a que dio su vida por mí? ¿No ha traído gozo a mi corazón el asociarme con sus discípulos que tienen amor genuino entre sí mismos? ¿No estoy agradecido por la misericordia y bondad inmerecida de Jehová? El que consideremos estas cosas vez tras vez puede tener un efecto sano en nuestro corazón, e impulsarnos a querer mostrar nuestro aprecio a Jehová Dios y Jesucristo.
5 ¿Cómo se manifiesta esta actitud agradecida? Queremos que Jehová y su Hijo nos enseñen por medio de las páginas de la Biblia y de las publicaciones basadas en la Biblia. Además, nos sentiremos estimulados a imitar su ejemplo perfecto. Sí, requiere esfuerzo leer las Escrituras y las publicaciones basadas en la Biblia y después de ello pensar en cuanto a lo que hemos leído y aplicarnos la información. Pero, ¿no es cierto que el mantener buenas amistades siempre requiere esfuerzo? ¿Y qué podría ser de mayor valor que el dar pasos para acrecentar nuestro amor a Jehová y a su Hijo? Por tanto, que nos esforcemos por tener y mantener un buen apetito espiritual a fin de que podamos demostrar que somos amigos de Dios y de Cristo, y seamos un estímulo para nuestros hermanos. Adicionalmente, ¡que seamos diligentes en ayudar a otros a desarrollar anhelo por el alimento espiritual estimulando su apetito con las buenas cosas que nosotros ya hemos disfrutado!