¿Utilizamos las revistas de la mejor manera?
1 Tenemos que concordar en que por largo tiempo las revistas han logrado mucho bien. Todos nos hemos beneficiado de muchísimas maneras de la información que se presenta en La Atalaya y ¡Despertad! El amplio reconocimiento que se les da confirma el impacto que éstas han tenido en el público. Recientemente se recibió una carta de un profesor de sociología, quien comentó sobre cierto artículo de ¡Despertad! que él consideró especialmente interesante. Dijo: “Es el análisis más erudito que he leído acerca del movimiento de las ‘discotecas.’” Un médico dijo: “Mientras aguardaba en la sala de espera de un hospital, quedé impresionado por la revista ¡Despertad! y decidí obtenerla mensualmente en calidad de miembro.”
2 Sin embargo, es posible que ustedes hayan notado que la cantidad de ejemplares de las revistas que se imprimen y distribuyen ha disminuido en los últimos años. ¿Se debe esto a que los artículos sean menos informativos y menos edificantes en sentido espiritual? ¿Es menos atractivo el formato de las revistas? ¿Se ha reducido la capacidad de producción de éstas? Tenemos que concordar en que el valor, el atractivo y la disponibilidad de las revistas han aumentado. Entonces, ¿a qué se debe la disminución?
3 Aunque continuamos utilizando las revistas, es evidente que se ha hecho menos esfuerzo por distribuirlas al público. Quizás algunos piensen que se preparan específicamente para el pueblo de Jehová y que solo tienen limitado valor para el público. Por años los resultados que se han obtenido confirman que personas de toda condición consideran que estas revistas son una genuina fuente de consuelo. El que seamos negligentes en cuanto a distribuirlas pudiera privar a la gente del único medio que ésta tiene de oír el mensaje del Reino. Si reconocemos que las revistas son valiosas para nosotros y las demás personas, tenemos buena razón para buscar maneras de distribuirlas localmente a mayor grado.
4 ¿Suministran a ustedes las siguientes preguntas algunas ideas de cómo aumentar la cantidad de revistas que dejan en manos de las personas que desean oír? (1) ¿Pide usted con regularidad suficientes revistas de cada número? (2) ¿Está consciente de que tiene revistas y está alerta para ofrecerlas con regularidad? (3) ¿Pudiera comenzar una ruta de revistas? (4) ¿Pudiera usar algún tiempo en el servicio solo para ofrecer las revistas? (5) ¿Ha tratado usted de usar el artículo de “¿Se ha preguntado usted alguna vez . . . ?” de ¡Despertad! para despertar el interés de la gente?
5 Es probable que hayan otras maneras por las cuales se pueda aumentar la cantidad de revistas que se distribuyen en el territorio de su localidad. Mucho depende del aprecio personal que tengamos por el contenido de las revistas. ¿Las lee usted con regularidad y saca el debido beneficio de éstas? Difícilmente nos sentiríamos animados a ofrecerlas a otras personas si no sabemos nada acerca del contenido de las revistas. Ciertamente el costo actual de 10 centavos por ejemplar es bien razonable, y si cada uno de nosotros se esfuerza a mayor grado, podremos llevar la excelente información de La Atalaya y ¡Despertad! a la gente de nuestro territorio. Que Jehová bendiga el esfuerzo que hagamos.