Mejoremos nuestra aptitud docente
1 Como ministros de las buenas nuevas, se nos ha confiado la responsabilidad de hacer discípulos (Mat. 28:19, 20). En tan solo los Estados unidos, se han bautizado más de 150.000 nuevos discípulos en solamente los pasados cinco años. Esto es prueba de la bendición de Jehová sobre nuestros esfuerzos en el ministerio. Pero ¿se ha instruido adecuadamente a todos estos nuevos discípulos para que enseñen a otras personas? De hecho, ¿hemos sido todos nosotros cuidadosos en mantener un nivel alto de aptitud docente o de enseñar en nuestra obra de hacer discípulos? ¿Estamos haciendo discípulos que estén firmemente fundados en la verdad, y a quienes se haya instruido en el arte de enseñar a fin de que puedan ayudar a otras personas?
2 Ahora tenemos dos nuevas ayudas docentes que son excelentes: Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, para los principiantes, y Unidos en la adoración del único Dios verdadero, para los estudiantes adelantados. El uso eficaz de estas ayudas docentes sin duda ayudará a más personas a que lleguen a ser discípulos de Cristo. Este hecho puntualiza la necesidad de que demos más atención a las diferentes cualidades docentes que nos ayudarán, tanto a nosotros como a los que enseñamos, a llegar a ser completos en todo sentido como discípulos cristianos. (1 Tim. 4:16; 2 Tim. 3:16, 17.)
JESÚS FUE MAESTRO
3 Con relación a enseñar a otras personas, el Gran Maestro, Jesucristo, dejó el dechado que podemos seguir. Él imitó a su Padre, Jehová Dios (Juan 5:19; 6:45; 8:28). Él mostró gran interés personal en aquellos a quienes enseñaba. Él amaba a sus discípulos e hizo sacrificios personales por el bien de ellos (Mar. 6:31-34). Enseñaba con autoridad y se basaba firmemente en la Palabra inspirada de Dios (Mat. 7:28, 29). Ejercía paciencia y siempre fue bondadoso, aun en las ocasiones cuando era firme al tratar con las personas a quienes enseñaba. Poseía perfecto dominio del arte de enseñar. Enseñaba por medio del ejemplo, y practicaba lo que él animaba a otras personas a practicar. También, usaba ilustraciones apropiadas (Mat. 13:34). Mediante el uso diestro de preguntas, estimulaba la facultad de pensar de las personas (Mat. 17:24-26). Utilizaba la repetición para dar énfasis al asunto y para asegurarse de que su punto quedara bien establecido en la mente de sus oidores (Juan 21:15-17). Él enseñaba, no solo para transmitir conocimiento, sino también para aguzar el entendimiento... ayudaba a sus discípulos a desarrollar fe y una relación estrecha con Jehová. Edificó en sus discípulos las cualidades que necesitarían para ser ministros productivos y permanecer firmes en la fe. (Hech. 1:8.)
4 Sea que figuremos entre las miles de personas que recientemente han llegado a ser discípulos cristianos, o sea que tengamos muchos años de experiencia, debemos esforzarnos por imitar fielmente el ejemplo de Jesús, el Gran Maestro. Ciertos artículos en números futuros de Nuestro Ministerio del Reino nos ayudarán a mejorar nuestra aptitud docente.