Continúe hablando sin temor la Palabra de Dios
1 Al observar el valor que Jesús manifestaba al hablar, los habitantes de Jerusalén exclamaron: “Éste es el hombre que procuran matar, ¿no es verdad? Y sin embargo, ¡miren! habla en público” (Juan 7:25, 26). Como predicador intrépido de la Palabra de Dios, Jesús dio el ejemplo. Jehová le había dado una obra para que la llevara a cabo, y Jesús no iba a permitir que el temor al hombre lo amedrentara de modo que se quedara callado. Inculcó esta misma intrepidez en sus fieles discípulos. En su última reunión con ellos, les dio el mandato de predicar y enseñar el mensaje del Reino por todas partes. Lo hicieron con denuedo. (Mat. 28:19, 20; Hech. 1:8.)
¿HABLAMOS SIN TEMOR?
2 Hoy día, en este país, no nos enfrentamos con la persecución al grado que la experimentaron los cristianos del primer siglo. No obstante, puede que se nos ponga a prueba por medio de temores más sutiles. Por ejemplo: ¿Teme usted hablar con extraños? ¿Tiene miedo de hacer revisitas porque cree que no sabrá qué decir? Hay quienes temen trabajar en territorios donde viven personas acaudaladas. Algunos jóvenes a menudo se retraen de hablar con otros jóvenes acerca del mensaje del Reino. De igual manera, hay quienes tienen miedo de hablar con sus patronos o con sus compañeros de trabajo. ¿Cómo se puede solucionar el problema? Los apóstoles pidieron en oración ayuda divina (Hech. 4:29). Satanás procura atemorizarnos para así destruir nuestro deseo altruista de ayudar a otros. Pero podemos contar con el apoyo de Jehová Dios si llevamos las buenas nuevas a otras personas. (2 Cró. 20:15; Hech. 4:31.)
3 Si usted todavía no ha llegado a ser diestro en utilizar el Tema de Conversación, ¿por qué no lo ensaya con otros publicadores antes de salir al campo? Esto aumentará su confianza cuando vaya a las puertas, y lo fortalecerá para que predique la Palabra con denuedo.
4 El primer domingo y el segundo y cuarto sábados de cada mes son días especiales de servicio del campo. Sugerimos que se aparten estos días, en particular, para participar en el ministerio del campo. Sírvanse notar que en el calendario de la Sociedad se marcan estos días para recordarnos que éstos ofrecen oportunidades especiales de servicio.
5 Nuestro propósito al predicar no es sencillamente dejar literatura en manos de las personas interesadas en la Biblia. Para hacer discípulos, debemos hacer revisitas. Reanude su conversación por medio de referirse a la visita anterior; mencione algunos de los puntos que se consideraron. Tenga presente cierto punto o tema específico de la publicación que desea destacar. Esto ayudará a las personas a darse cuenta de la importancia de la literatura y, tal vez, le ofrezca la oportunidad de establecer un estudio bíblico.
6 ¡Qué deleite es ver a tantas personas aceptar la verdad! Mediante predicar sin temor la Palabra de Dios, manifestamos nuestro amor a Jehová y a su Hijo. El que mostremos entusiasmo por esta comisión de predicar nos ayudará a resistir los ataques de Satanás y a manifestar “tanto más ánimo para hablar sin temor la palabra de Dios”. (Fili. 1:14.)