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  • No descuidemos la casa de nuestro Dios

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  • No descuidemos la casa de nuestro Dios
  • Nuestro Ministerio del Reino 1986
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  • ARREGLOS PARA LA LIMPIEZA
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Nuestro Ministerio del Reino 1986
km 7/86 pág. 3

No descuidemos la casa de nuestro Dios

1 “Guarda tus pies siempre que vayas a la casa del Dios verdadero; y haya un acercarse para oír.” (Ecl. 5:1.) Sí, para nosotros, el lugar de adoración de Jehová es un sitio especial, y por eso, el cuidado del Salón del Reino, como también nuestra conducta mientras estamos allí, deben mostrar que lo reconocemos como el lugar donde somos ‘enseñados por Jehová’. (Isa. 54:13.) ¿Tiene usted ese aprecio por el Salón del Reino?

2 A medida que continúa el aumento del Reino, muchos han mostrado su aprecio por medio de contribuir al Fondo de la Sociedad para Salones del Reino. Jehová bendice dicha generosidad solícita y devoción por la adoración verdadera. Pero ¿qué estamos haciendo para ayudar a mantener nuestro lugar de adoración en buenas condiciones?

LA CONDUCTA ES IMPORTANTE

3 Cuando invitamos a otras personas a asistir a las reuniones, debemos hacerlo con la seguridad de que lo que observarán allí representará bien el nombre de Jehová y su Reino. Como Dios verdadero, su “dignidad está por encima de tierra y cielo”, y cuando estamos en el Salón del Reino, nuestra conducta debe estar a la altura de esta dignidad. (Sal. 148:13.) Nunca querríamos perturbar a nuestros hermanos ni hacer tropezar a alguien que nos estuviera visitando debido a nuestra manera de vestir, de arreglarnos o de comportarnos.

4 Cada uno de nosotros debería cultivar amor al prójimo y tener cuidado de no crear distracciones. El cuchichear, el comer, el mascar chicle y hacerlo sonar, el hacer ruido con las envolturas de los caramelos, el ir innecesariamente al baño y el habitualmente llegar tarde: todo esto dificulta la concentración de otros y rebaja la dignidad que merece el lugar de adoración de Jehová. “El amor [...] no se porta indecentemente”, y tal comportamiento impropio está fuera de lugar en el Salón del Reino. (1 Cor. 13:4, 5; Gál. 6:10.) Los lugares de reunión de los mundanos a menudo tienen un aspecto desagradable a la vista y hasta deteriorado debido a que la gente negligentemente se deshace de los chicles, los caramelos y la comida. Todos nosotros, y en especial los padres que tienen niños pequeños, debemos tener cuidado de que la casa de Jehová no se dañe de esta manera. (Compárese con Deuteronomio 23:14.)

ARREGLOS PARA LA LIMPIEZA

5 El cuerpo de ancianos (y el Comité de Mantenimiento del Salón del Reino, si más de una congregación ocupa el salón) fija(n) un horario para la limpieza y el mantenimiento regular del local. La limpieza usualmente se efectúa semanalmente por los grupos de estudio de libro, que siguen una lista de verificación de las cosas que tienen que hacerse. Todos querremos asegurarnos de seguir cuidadosamente el horario fijado para que así se cuide del salón “decentemente y por arreglo”. (1 Cor. 14:40.) De vez en cuando podría fijarse un día especial para una limpieza a fondo.

6 Es especialmente importante estar consciente de nuestra responsabilidad de cuidar el Salón del Reino cuando varias congregaciones lo usan. En tales casos, el edificio está expuesto a más deterioro debido al uso, pero nos llega el turno para limpiar con menos frecuencia. Deberíamos hacer una anotación en nuestro calendario para acordarnos de nuestra asignación de limpieza. Los conductores de estudio de libro y sus asistentes deben estar alerta para recordar por adelantado a sus respectivos grupos la asignación de limpieza. (Véase Nuestro ministerio, página 61, párrafo 3.)

HAGAMOS NUESTRA PARTE

7 Todos querremos apoyar nuestro grupo cuando le toque la limpieza del Salón del Reino. Esto garantiza que la carga no caerá sobre solo unos pocos, y nos beneficiamos de la actividad sana y de la buena asociación. Pero no tenemos que esperar a que llegue nuestro turno asignado para limpiar. Como individuos y como familias podemos ayudar a poner en orden el salón después de las reuniones. Si vemos papeles en el suelo, podemos recogerlos; si las sillas están desarregladas, podemos arreglarlas. ¡Qué satisfaciente es ver que el lugar de adoración de Jehová resplandece como resultado de nuestros esfuerzos!

8 Nehemías reconoció la importancia de no “descuidar la casa de nuestro Dios”. (Neh. 10:39; 13:11.) Reconocemos que nuestro Salón del Reino es el centro de la adoración verdadera en nuestra comunidad, y como tal merece nuestra atención y cuidado amorosos. Que todos estemos a la altura de la dignidad del lugar de adoración de Jehová por nuestra conducta y nuestro apoyo a los arreglos para la limpieza.

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