El precursorado: la mejor manera de aprovechar el tiempo
1 “¡Tengo una vida muy ocupada! ¿Sería prudente que emprendiera el precursorado en este momento?” Así reflexionó una hermana cuando en una asamblea de circuito escuchó el discurso titulado “Sigamos adelante con el ministerio de precursor”, a cargo de un anciano precursor. “¿De dónde saca el tiempo para ello? —se preguntaba un joven del auditorio—. Mi vida ya está repleta de ocupaciones, y eso que no soy anciano.”
2 Mientras el orador analizaba los beneficios de este rasgo del servicio, entrevistó a varios precursores del circuito que narraron los cambios que habían hecho en su vida y cómo Jehová les había bendecido abundantemente en su empeño. Uno de ellos era discapacitado, otro tenía cónyuge no creyente y un tercero había abandonado una carrera seglar, aunque podía mantenerse con sus ingresos actuales. Al escuchar los buenos resultados conseguidos con la ayuda de Jehová, tanto el hermano como la hermana del auditorio empezaron a reexaminar su modo de pensar y sus circunstancias particulares. Le invitamos a que usted haga lo mismo, especialmente en vista de que la cuota de horas para los precursores se ha reducido y está al alcance de muchos más publicadores de las buenas nuevas.
3 Somos conscientes de que nuestra vida depende de Jehová, el Creador y Soberano Universal (Dan. 4:17; Hech. 17:28), quien, evidentemente, utiliza a una sola organización. Tenemos el privilegio de servir lealmente junto con esta, apoyando al “esclavo fiel y discreto” al dar testimonio del Reino antes del fin (Mat. 24:45; 25:40; 1 Ped. 2:9). Puesto que estamos tan adentrados en “los últimos días”, el tiempo con que contamos para predicar se acaba (2 Tim. 3:1). Mientras tanto, debemos mantener a nuestras familias (1 Tim. 5:8). Puede que nuestros ingresos no nos rindan tanto como antes, quizá nuestra salud ya no sea tan buena. Además, siendo realistas, necesitamos algo de tiempo y dinero para nuestro disfrute (Ecl. 3:12, 13). Por eso, tal vez nos preguntemos si el precursorado es una decisión sensata.
4 Cada uno debe examinar sus circunstancias con detenimiento y decidir por sí mismo si será precursor o no (Rom. 14:12; Gál. 6:5). Es alentador advertir la cantidad cada vez mayor de los que responden a la llamada. El informe de servicio publicado en el Anuario de los testigos de Jehová 1999 indica que, a pesar de las presiones y otras problemáticas de nuestro tiempo, alrededor de setecientos mil de nuestros hermanos se mantienen constantes en el servicio de precursor. Es digno de mención que aun experimentando apuros económicos, problemas de salud, falta de transporte u otros impedimentos y privaciones, estos hermanos no desfallecen en hacer lo que es excelente (Gál. 6:9). Han aceptado la invitación de poner a prueba a Jehová (Mal. 3:10). Están seguros de que el precursorado es la mejor manera de usar los pocos recursos y el tiempo limitado de que disponen, y han comprobado que Jehová les ha bendecido por hacer los cambios necesarios para emprender y permanecer en dicho servicio.
5 Se bendice a los precursores. Una hermana de Camerún que tiene una hija pequeña relata: “Mi hija siempre me ha acompañado en el ministerio desde que nació. Incluso antes de que aprendiera a andar, la llevaba sujeta a la espalda con una tela. Una mañana, mientras estaba en el ministerio, me detuve ante un puesto de venta al lado de la carretera. Mi hija se separó de mí con algunas revistas que había sacado de mi bolso y se fue al siguiente puesto. Aunque no dijo mucho, captó la atención de una señora y le presentó una revista. Tan sorprendida quedó de ver a la niñita predicar, que con mucho gusto aceptó la revista y un estudio bíblico”.
6 En respuesta al llamamiento para aumentar las filas de los precursores auxiliares, un anciano y cabeza de familia de Zambia que trabaja de tiempo completo, decidió servir como tal a pesar de su horario tan apretado. Su propósito era poner un modelo a su congregación y a su familia. A veces estacionaba el automóvil a la orilla de la carretera y ponía en el radiocasete las cintas grabadas del libro El secreto de la felicidad familiar, e invitaba a los transeúntes a escucharlas. Con este sistema, dejó dieciséis libros Felicidad familiar y trece libros Conocimiento, e inició dos estudios bíblicos.
7 En el vecino país de Zimbabue también se observa un buen espíritu de precursor. En abril de 1998, una congregación de 117 publicadores informó 70 precursores auxiliares y 9 regulares; otra de 94 informó 58 auxiliares, y una tercera de 126 publicadores comunicó que 58 auxiliares acompañaron ese mes a los 4 precursores regulares. El pasado año de servicio fue sobresaliente en dicho país. Aunque los hermanos estuvieron muy ocupados en asuntos familiares, actividades de la congregación y la construcción de una nueva sucursal, se concentraron en usar con acierto su tiempo en el ministerio.
8 Los precursores se dan cuenta de que no dependen de sus propias fuerzas para emprender y perseverar en el servicio. Son los primeros en aceptar que todo lo que hacen es posible porque ‘dependen de la fuerza que Dios suministra’ (1 Ped. 4:11). Su fe les capacita para continuar en su ministerio día a día. En lugar de buscar su comodidad o ventaja personal, los precursores de éxito saben que para perseverar se requiere “mucho luchar”; pero reciben múltiples beneficios en cambio (1 Tes. 2:2).
9 El ejemplo de Pablo es digno de ser imitado. La Biblia registra los logros del apóstol Pablo en el ministerio y la ayuda que proveyó a una gran cantidad de personas. Así que, si alguien estaba muy ocupado, ese era Pablo. Aguantó persecución y penurias con el fin de predicar las buenas nuevas y fortalecer a las congregaciones; además, sobrellevó una aguda afección (2 Cor. 11:21-29; 12:7-10). Estuvo resuelto a emplear su tiempo sabiamente y reconoció que hacía todas las cosas con el poder que Jehová le daba (Fili. 4:13). Ninguno de los que él ayudó tendría razón válida para decir que el tiempo y las energías que Pablo dedicó en el servicio a Jehová fueron en vano, o que se pudieron haber aprovechado de mejor manera. Incluso en la actualidad nos beneficiamos de su ejemplo. ¡Cuánto agradecemos su consejo inspirado que nos ayuda a establecer prioridades y aferrarnos a la verdad en estos tiempos críticos!
10 Ahora más que nunca ‘el tiempo que queda para predicar las buenas nuevas está reducido’ (1 Cor. 7:29; Mat. 24:14). Por lo tanto, es apropiado preguntarse: “Si mi vida terminara mañana de forma imprevista, ¿podría decirle a Jehová hoy que he usado mi tiempo sabiamente?” (Sant. 4:14). Ore a Jehová y hágale saber que desea emplear su tiempo con sabiduría, como uno de sus Testigos (Sal. 90:12), y pídale ayuda para simplificar su vida. Aunque tal vez lo haya descartado con anterioridad, ¿podría el precursorado llegar a ser parte de su vida en esta ocasión?
11 Aprovechemos nuestras circunstancias al máximo. Se entiende que, debido a las circunstancias, no todos los que lo deseen pueden programar setenta horas al mes para ser precursores regulares. No obstante, muchos sí podrán dedicar cincuenta horas al mes en el ministerio como precursores auxiliares, sea eventualmente o de continuo. Si su estado actual le impide el servicio de precursor, cobre ánimo. Siga pidiendo a Dios que su situación cambie. Mientras tanto, si esos cambios no son posibles, tenga la seguridad de que Jehová se complace en el servicio de toda alma que usted le rinde (Mat. 13:23). Él tiene en cuenta que usted está firmemente de su lado y que está luchando por ser un publicador constante que nunca deja que pase un mes sin aprovechar la oportunidad de dar testimonio. Quizá pueda seguir puliendo sus habilidades en el ministerio, esforzándose por mejorar su enseñanza como publicador y maestro de las buenas nuevas (1 Tim. 4:16).
12 Con el “día de Jehová, grande e inspirador de temor” tan cerca, es necesario que usemos sabiamente el tiempo que resta si deseamos concluir la labor que se nos ha encomendado (Joel 2:31). Satanás sabe que dispone de poco tiempo, y como nunca antes, está tratando, con todo lo que tiene a su alcance, de enredar nuestra vida y descentrarnos de las cosas más importantes (Fili. 1:10; Rev. 12:12). Nunca demos por sentado el interés que Dios nos muestra. Jehová puede ayudarnos a simplificar nuestra vida y hacer lo máximo en el ministerio (Sal. 145:16). Afortunadamente, después de analizar sus circunstancias, muchos deciden unirse a las filas de los precursores auxiliares o regulares. Los precursores encuentran gran satisfacción al aprovechar el tiempo de la mejor manera. ¿Será usted uno de ellos?