Cómo hallar más gozo en las reuniones
1 Las reuniones son de capital importancia para nuestro bienestar espiritual. El gozo que nos proporcionan está directamente vinculado a lo que hacemos antes, durante y después de ellas. ¿De qué modo contribuimos a que tanto nosotros como los demás sigamos teniendo mucho gozo al asistir a las reuniones?
2 Antes de la reunión. La preparación tiene una relación directa con cuánto disfrutamos de las reuniones. Cuando estamos bien preparados, nos sentimos más dispuestos a prestar atención y participar. Además, debemos preparar bien las asignaciones que recibimos en las reuniones, con el objetivo de transmitir fielmente la información conforme a las instrucciones y de mantener el interés del auditorio. Tenemos que ensayarlas a conciencia. Cuando contribuimos a que las reuniones sean animadas y edificantes, y beneficien a todo el mundo, se hace patente nuestro progreso personal y sentimos un mayor gozo (1 Tim. 4:15, 16).
3 Durante la reunión. Cuando comentamos en las reuniones, disfrutamos más de ellas. Todos los miembros de la congregación deberíamos ver como asignaciones personales aquellas en las que se pide la participación del auditorio. Por lo general, tienen más efecto los comentarios concisos y sin rodeos. Relatar brevemente experiencias edificantes puede animar y estimular mucho, y deberíamos estar dispuestos a incluirlas siempre que se pidan en el programa (Pro. 15:23; Hech. 15:3). Cuando presentamos una asignación en la reunión, debemos expresarnos con entusiasmo y convicción, y hacer que sea interesante, realista y práctica.
4 Después de la reunión. Decir una palabra amable, saludar amistosamente y conversar sobre algunos puntos clave tratados en la reunión nos beneficiará a todos. Expresar la alegría que sentimos por ver participar a los jóvenes, los mayores y los nuevos discípulos profundiza el amor de la hermandad. En lugar de criticar a los hermanos que se pierden las reuniones, debemos hablarles de la satisfacción que nos produce asistir, y así los animaremos a ir a ellas (Heb. 10:24, 25).
5 No nos privemos de esta provisión esencial para tener un intercambio de estímulo (Rom. 1:11, 12). Si ponemos concienzudamente todo nuestro empeño, conservaremos el gozo al asistir a las reuniones cristianas.