Familias que adoran a Jehová
1 En tiempos bíblicos, las familias realizaban juntas las tareas domésticas y muchas otras cosas. Pero, sobre todo, adoraban juntas a Jehová (Lev. 10:12-14; Deu. 31:12). Hoy día la costumbre en muchos lugares es que cada cual va por su lado. Sin embargo, los cristianos reconocemos la importancia de realizar en familia diversas actividades, en especial el servicio a Dios. Sin duda, el Fundador de la familia debe de sentirse muy complacido al ver que padres e hijos lo adoran unidos.
2 Prediquemos juntos. Predicar las buenas nuevas fortalece los vínculos familiares. Por eso, además de acompañar a los publicadores en el ministerio, los ancianos saldrán regularmente con sus esposas y sus hijos (1 Tim. 3:4, 5). Hasta los superintendentes viajantes, que tienen un horario tan apretado, apartan tiempo para predicar con sus esposas.
3 Cuando los hijos salen al ministerio en familia, aprenden a ser mejores evangelizadores. No solo observan lo contentos y satisfechos que están sus padres, sino también cuánto aman a Jehová y al prójimo (Deu. 6:5-7). Y esto es cierto incluso cuando los hijos crecen. Un matrimonio que tiene tres muchachos de entre 15 y 21 años sigue saliendo con ellos habitualmente. El padre dice: “Siempre les enseñamos algo. Procuramos que pasen un buen rato y que salgan animados”.
4 Preparémonos juntos. Muchos hermanos ven provechoso prepararse en familia para el ministerio. A los hijos les gustan las sesiones de práctica con otros miembros de la familia y turnarse para hacer de publicador o de amo de casa. Hay quienes dedican unos minutos al final del estudio de familia para estos ensayos.
5 Nuestro gozo aumenta más cuando participamos con nuestros seres queridos en actividades importantes y satisfactorias. En efecto, no hay nada mejor que trabajemos juntos predicando de casa en casa, haciendo revisitas y conduciendo estudios bíblicos. Al adorar a Jehová en familia, tendremos la alegría de poder decir: “En cuanto a mí y a mi casa, nosotros serviremos a Jehová” (Jos. 24:15).