Es necesario mantener el celo por el ministerio
1 Los testigos de Jehová nos hemos volcado en la obra mundial de predicar y hacer discípulos, dedicándole más de mil millones de horas al año desde 1992. ¡Qué felices nos hace saber que personalmente hemos contribuido en algo a tan impresionante logro! (Mat. 28:19, 20.)
2 Claro que todo el mérito es de Jehová, a quien agradecemos que nos mantenga en el ministerio durante estos “tiempos críticos” (2 Tim. 3:1). Ahora bien, ¿qué debemos hacer para conservar el celo por tan importante labor?
3 La base. En nuestro servicio al Reino, nos impulsa el profundo amor a Dios y al prójimo, junto con el deseo de cumplir con nuestra dedicación (Mat. 22:37-39; 1 Juan 5:3). Por amor estamos dispuestos a hacer sacrificios para participar al máximo en la predicación (Luc. 9:23).
4 Cómo lograrlo. Nuestro adversario, el Diablo, hace cuanto puede por apagar nuestro celo por el ministerio. La apatía del territorio, las distracciones de este mundo, las presiones del diario vivir y la preocupación cuando la propia salud va desmejorando son tan solo algunas de las cosas que utiliza en su intento por desmoralizarnos.
5 Por tanto, debemos hacer un gran esfuerzo por mantener vivo nuestro celo. Es importante que alimentemos “el amor que tenía[mos] al principio”, lo que significa leer la Palabra de Dios y meditar en ella con constancia, así como aprovechar todas las provisiones espirituales del “esclavo fiel y discreto” (Rev. 2:4; Mat. 24:45; Sal. 119:97).
6 Las profecías bíblicas indican claramente que el día de Jehová para la destrucción de la gente impía se acerca a gran velocidad (2 Ped. 2:3; 3:10). Teniendo bien claro este hecho, luchemos con tesón para mantener nuestro celo por el ministerio, participando de lleno en la obra mundial de predicar y hacer discípulos que no se detiene.