Démosles la bienvenida
1. ¿Qué ocasión nos brinda una excelente oportunidad de dar testimonio, y por qué?
1 ¿Qué mejor ocasión para dar testimonio que la Conmemoración? Para este año, se espera que más de diez millones de personas vengan a escuchar acerca de las dos mayores muestras de amor, las cuales se manifestaron mediante el rescate (Juan 3:16; 15:13). También se enterarán de las bendiciones que están a su alcance gracias a esta dádiva divina (Is. 65:21-23). Pero el orador no es el único que dará testimonio ese día. Todo publicador tendrá la oportunidad de hacerlo dándoles a los invitados una cordial bienvenida (Rom. 15:7).
2. ¿De qué formas podríamos hacer sentir bienvenidos a los visitantes?
2 En vez de sentarnos a esperar en silencio a que comience el programa, ¿por qué no saludar a los visitantes que tengamos cerca y presentarnos? Tal vez no estén seguros de lo que va a suceder y se sientan un poco nerviosos. En ese caso, una cálida sonrisa y un saludo amigable podrían tranquilizarlos. Quizás están presentes gracias a que obtuvieron una invitación impresa. Para saberlo, podríamos preguntarles si es la primera vez que asisten a una reunión o si conocen a alguien de la congregación. Podríamos invitarlos a que se sienten con nosotros y compartir con ellos nuestra Biblia y nuestro cancionero. Si la Conmemoración se celebra en el Salón del Reino, sería buena idea mostrarles las distintas áreas. Después del discurso, preguntémosles si tienen dudas. En caso de que la congregación deba salir pronto para dejar entrar a otra, pudiéramos decirles: “Quisiera saber su opinión del programa. ¿Cómo podría comunicarme con usted?”. Y entonces hacer planes concretos para volver a hablar con ellos. Respecto a los publicadores inactivos que asistan, los ancianos en especial se encargarán de darles ánimo y ayuda.
3. ¿Por qué es tan importante tomar la iniciativa en recibir a los visitantes que asistan a la Conmemoración?
3 Muchos visitantes serán por primera vez testigos de la felicidad, la paz y la unidad que reinan en el paraíso espiritual del que disfrutamos los siervos de Jehová (Sal. 29:11; Is. 11:6-9; 65:13, 14). ¿Qué impresión se llevarán quienes visiten nuestra congregación? Mucho dependerá de nuestros esfuerzos por darles la bienvenida.