Los jóvenes preguntan...
¿Cómo puedo ser feliz viviendo con uno solo de mis padres?
“Los hijos que viven con ambos padres pueden tener su propio cuarto y comprarse ropa nueva, pero yo tengo que compartir la habitación y casi nunca me compran la clase de ropa que me gusta porque mamá dice que es demasiado cara para ella. Tengo que hacer tantas tareas domésticas mientras ella trabaja, que me siento como una criada, como si se me robara parte de mi infancia.”—Shalonda, de trece años.
LO IDEAL es que el hogar cuente con un padre y una madre amorosos, pues, generalmente, juntos pueden ofrecer más guía, protección y apoyo que solos. “Valen más dos juntos que uno solo —dice la Biblia—, porque es mayor la recompensa del esfuerzo.” (Eclesiastés 4:9, Levoratti-Trusso.)
Por eso, no es extraño que a pesar del vertiginoso aumento en el número de familias monoparentales, muchos jóvenes se avergüencen de que su familia sea una de ellas. Puede que piensen que no están preparados para hacer frente a las presiones y problemas que la caracterizan. ¿Es ese tu caso? ¿Te has visto privado del amor y el cuidado de uno de tus padres por circunstancias que escapan a tu control? ¿Significa eso que vas a ser un desgraciado? En absoluto.
Mucho depende de cómo enfoques la situación. Proverbios 15:15 dice: “Todos los días del afligido son malos; pero el que es bueno de corazón tiene un banquete constantemente”. En armonía con este principio, la doctora Helen Mendes indica: “Las familias monoparentales deben verse y aceptarse a sí mismas como un equipo y como una familia intacta”, no como un hogar roto, y añade: “Cuando empiezan a verse como una unidad socialmente aceptable su actitud y punto de vista de la vida cambia por completo”. Sin embargo, ¿es realista ver la situación de forma tan positiva?
Calidad, no cantidad
Unos investigadores de la revista Family Relations comentan: “La presencia de ambos padres en un hogar no garantiza el amor, la crianza debida y una guía sabia”. A este respecto añaden: “Un padre o madre puede estar presente de forma física en una casa, pero en sentido psicológico [mental] estar ausente la mayor parte del tiempo”. Así que tu felicidad no depende de vivir con ambos padres, sino de la clase de padre o padres que tienes en casa y del interés y la preocupación que manifiestan en tu bienestar. Como dijo el psicólogo Richard A. Gardner: “Los malos padres, sean uno o dos, hacen que los hijos sean desgraciados; y los buenos padres, sean uno o dos, ayudan a los hijos a criarse más sanos y felices”. Además, los padres que tienen que criar a sus hijos sin la ayuda de un cónyuge a menudo hacen esfuerzos admirables para darles la atención necesaria.
Melanie, una joven de diecisiete años, explica: “No ha sido fácil desde que papá nos dejó. Mamá lo ha tenido muy difícil porque ahora trabaja. Pero asistimos a las reuniones cristianas y estudiamos la Biblia con regularidad, algo que raras veces hacíamos cuando mi padre vivía con nosotras”, y añade: “Hacemos más cosas en familia y estamos muy unidas. Claro que echo de menos a mi padre, pero me siento muy feliz de vivir con mamá”. Si el padre con quien vives se esfuerza de modo similar para criarte en “la disciplina y regulación mental de Jehová”, aunque la estructura de tu familia no sea la ideal, podrás seguir desarrollándote hasta convertirte en una persona de provecho. (Efesios 6:4.)
Cómo arreglártelas con menos
No obstante, algunos factores prácticos pueden ser motivo de preocupación. Un estudio indicó que inmediatamente después del divorcio, el nivel de vida de una familia monoparental puede disminuir en un 73%. Por eso se comprende que en la mayoría de los casos el dinero sea una gran preocupación.a
¿Qué puedes hacer? Es probable que no tengas mucho control sobre los recursos de la familia, pero puedes ayudar a conservarlos y estirarlos si evitas malgastar. (Compárese con Juan 6:12.) El joven Rodney dice: “En casa trato de tener cuidado para no romper o perder las cosas, pues cuesta dinero repararlas o reemplazarlas. Procuro apagar los aparatos eléctricos o las luces que no se estén utilizando, lo que ayuda a reducir las facturas de electricidad”.
Tony, un joven de catorce años que intenta abordar la situación de modo diferente, explica: “Los chicos de mi escuela exigen que sus padres les compren ropa y zapatillas deportivas de marca, y se niegan a ir a la escuela si no tienen lo que quieren. Por mi parte, yo no visto ropa de última moda, pero voy arreglado y limpio y cuido lo que tengo. Mamá hace todo lo que puede y no quiero complicárselo más”. Este sentimiento de compañerismo no solo ayuda a conservar los recursos limitados de una familia, también es una verdadera fuente de ánimo para el padre o la madre que dirige el hogar. (1 Pedro 3:8.)
Además, puede ser útil reducir o eliminar los tentempiés y la llamada “comida basura”. Rita comenta: “Comer en casa puede que no sea tan atrayente como ir a un restaurante de comida preparada, pero ahorra dinero”. Una valoración realmente sensata. Otros jóvenes entregan al fondo familiar parte de lo que ganan haciendo algunos trabajitos. Danny, un joven de trece años, le entrega a su madre el dinero que gana repartiendo periódicos. “Después de sufragar los gastos de la hipoteca, el gas, el teléfono, la comida, y la ropa —explica su madre—, ese es el dinero que nos queda para vivir. Danny es un muchacho extraordinario, lo hace con mucho gusto.” Tu cooperación es una manera de ‘honrar a tu padre y a tu madre’. (Mateo 15:4.)
No obstante, antes de buscar un trabajo para después de las clases, habla con tu padre o tu madre,b pues el trabajo podría interferir en tus tareas escolares, tus obligaciones en casa o las reuniones cristianas. (Hebreos 10:24, 25.) Por lo general, los padres pueden encontrar la manera de mantener a sus hijos sin que estos tengan que asumir gran parte de la responsabilidad. De todas formas, puede que tengas que enfrentarte a la realidad de disponer de unos ingresos limitados; pero no olvides que aunque las cosas materiales y el dinero son útiles, a los cristianos se les aconseja que estén contentos con tener ‘sustento y con qué cubrirse’. (1 Timoteo 6:8-10; Lucas 12:15.)
Por ejemplo, es posible que tu familia tenga que mudarse a una casa más pequeña o a un apartamento, lo cual te obligue a compartir la habitación con un miembro de la familia. Sin embargo, todavía puedes sentirte contento, y con un poco de ingenio, conservar cierto grado de intimidad. Por ejemplo, algunas familias han construido un altillo en la sala de estar, disimulado con unas librerías, y lo usan de dormitorio. Con solo organizar el espacio disponible o utilizar algún tipo de biombo para dividir una habitación, puedes conseguir cierta sensación de intimidad.
De todos modos, el psicólogo Richard A. Gardner dice lo siguiente a los jóvenes que viven en familias monoparentales: “Es importante recordar que el dinero —y lo que puede comprar— no es lo más importante en la vida. Lo que determinará tu felicidad son [...] cosas como la clase de persona que eres y cómo tratas a los demás”. (Compárese con Hechos 20:35.) En esta misma línea, el apóstol Pablo escribió: “He aprendido a estar contento con lo que tengo [...], he aprendido a hacer frente a cualquier situación”. (Filipenses 4:11, 12, El Nuevo Testamento. Versión Popular, edición de España.)
Al vivir con uno solo de tus padres, es posible que también tengas más responsabilidades en casa que si vivieras con ambos; pero en lugar de ver la situación de forma negativa, trata de verla como una oportunidad para ayudar a tu padre o a tu madre y como un adiestramiento para responsabilidades futuras.
Qué hacer si tienes demasiada carga
No obstante, a veces recaen sobre un joven más responsabilidades de las que puede llevar, en especial, si se trata del hijo mayor. Si ese es tu caso, ¿qué deberías hacer? Trata de hablar con tu padre o tu madre, explícale cómo te afecta el problema, y quizás puedas sugerirle que se distribuyan las tareas de forma más equitativa. Por ejemplo, algunas familias han hecho una lista con todas las tareas que debe atender cada miembro. A fin de que las tareas más desagradables no recaigan siempre sobre los mismos, hay familias que lo han organizado para que los miembros más capacitados se turnen.
Es muy posible que las sugerencias de este artículo te ayuden a sacar el mayor provecho de tu situación, pero eso no significa que de vez en cuando no desees tener a ambos padres en casa. Una joven llamada Carrie ilustra la situación de la siguiente manera: “Nunca consigues superar del todo el dolor, pero va disminuyendo. Es como tener una mancha en la mano: aunque siempre está ahí, a veces no reparas en ella”.
Como se ha visto, a pesar de que la vida en un hogar monoparental tiene sus desventajas, si te esfuerzas por hacer frente a la situación, contribuirás en gran medida a que tu vida en ese hogar sea un éxito y un gozo.
[Notas a pie de página]
a Las familias monoparentales dirigidas por el padre disfrutan de un nivel económico más elevado que las dirigidas por la madre, porque: 1) a los hombres se les aplica una escala salarial más elevada y 2) los hombres que no reciben la custodia de sus hijos muchas veces no pasan la pensión o descuidan la manutención de los hijos.
b Los números del 22 de noviembre de 1990 y del 8 de diciembre de 1990 de ¡Despertad! consideran más a fondo el tema de estudiar y trabajar.
[Fotografía en la página 16]
Una forma de ahorrarle tiempo y dinero a tu padre o madre es preparándote tú mismo el almuerzo