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  • Quedándose dentro de los confines de refugio
    La Atalaya 1956 | 15 de junio
    • 17. ¿A quién, sin embargo, usa Jehová para pisar el lagar en el Armagedón, y cómo describe Juan la visión que de antemano tuvo él de esto?

      17 Pero al pisotear el lagar en el Armagedón Jehová usa al Pariente más cercano de todo el género humano, el Vengador de la Sangre que tiene el derecho de pisar el lagar para su Padre celestial, a saber, “el hombre Cristo Jesús.” Al apóstol Juan se le dió una visión anticipada en la que vió a Cristo entrar en el lagar lleno en el Armagedón y pisarlo junto con una tropa de compañeros celestiales: “Y vi el cielo abierto, y, ¡miren! un caballo blanco. Y uno que va montado en él se llama Fiel y Verdadero, y juzga y lleva a cabo guerra en justicia. . . . él está ataviado con una vestidura exterior salpicada de sangre, y el nombre por el cual se le llama es La Palabra de Dios. También los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos, y estaban vestidos de lino fino, blanco y limpio. Y de su boca sale una espada larga y filosa, para que hiera con ella a las naciones, y él las pastoreará con una vara de hierro. Él pisa, también, el lagar del vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso. Y en su vestidura exterior, aun sobre su muslo, tiene un nombre escrito, Rey de los reyes y Señor de los señores.”—Apo. 19:11-16, NM.

      18. ¿Por qué podemos esperar que a la cristiandad se le pida cuenta de “toda la sangre justa derramada en la tierra” desde la destrucción de Jerusalén?

      18 En este lagar del Armagedón la corriente de sangre procedente de las naciones heridas será una inundación. Hace diecinueve siglos, en el templo de Jerusalén, Jesús dijo a los líderes religiosos, maestros y gobernantes judíos: “Estoy enviándoles a ustedes profetas y sabios e instructores públicos. A algunos de ellos ustedes los matarán y empalarán, y a algunos de ellos los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad; para que venga sobre ustedes toda la sangre justa derramada sobre la tierra desde la sangre del justo Abel [el primer testigo de Jehová que fué martirizado] hasta la sangre de Zacarías hijo de Baraquías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar. Verdaderamente les digo: Todas estas cosas vendrán sobre esta generación.” (Mat. 23:34-36, NM) ¿Vinieron sobre esa generación? Sí; porque treinta y siete años después que la chusma inspirada por los sacerdotes clamó ante el gobernador Poncio Pilato: “Recaiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos,” los mismos compatriotas de Pilato, los romanos, destruyeron a Jerusalén y su templo tras un sitio de cuatro meses y el número de muertes que causaron ascendió a 1,100,000 y desparramaron los 97,000 sobrevivientes hasta los cabos de la tierra para que murieran como esclavos. (Mat. 27:24, 25, NM) Entonces, ¿hemos de esperar que “toda la sangre justa derramada sobre la tierra” desde ese tiempo venga sobre la infiel cristiandad, lo que corresponde hoy día a la Jerusalén anticristiana? ¡Sí!

      19. En conexión con eso, ¿qué podemos esperar en cuanto a Babilonia la Grande?

      19 Además, ¿qué hemos de esperar que le suceda a esa ramera que cuenta con cuatro mil años de edad, Babilonia la Grande, embriagada de la sangre de los santos y de los testigos de Jesús, aquella en quien se halló también la sangre de los profetas y de todos los que han sido degollados sobre la tierra? Porque, como dice la Biblia, ella domina a todos los pueblos de la tierra, ella y todos los pueblos bajo ella, incluyendo a la cristiandad, serán lanzados al lagar de Dios que circunda a todo el globo. Entonces puede esperarse que la sangre fluya a torrentes.

      20. En el Armagedón, ¿por quién y cómo es pisado el lagar, y hasta qué profundidad llegará el jugo de la “vid de la tierra”?

      20 En el Armagedón ya cercano viene el tiempo de la siega, luego el tiempo de los pisadores del lagar. Jehová el Vengador Supremo da la señal, y con gritos de exultación Jesucristo y su tropa de pisadores entran con ímpetu en el lagar, no descalzos, sino a caballo, en caballos de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” para estrujar la tremenda “vid de la tierra” y su sobrecarga de fruto inicuo. Describiendo lo tremendo que será el degüello del Armagedón, dice la Revelación en Apocalipsis: “Gritó con voz fuerte al que tenía la hoz aguda, diciendo: ‘Echa tu hoz aguda y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas se han madurado.’ Y el ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la vid de la tierra, y la lanzó al gran lagar de la ira de Dios. Y fué pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta tan alto como los frenos de los caballos, por una distancia de mil seiscientos estadios [sí, doscientas millas].”—Apo. 14:18-20, NM.

      21. (a) ¿Qué representa la profundidad del jugo de uvas, y qué indica el que el lagar sea pisado “fuera de la ciudad”? (b) ¿Cómo, pues, puede alguna persona evitar el lagar de la ira de Dios?

      21 El gran lagar del Armagedón será pisado “fuera de la ciudad” y los caballos bajo Cristo y sus tropas celestiales positivamente vadearán, casi nadarán, a través de sangre, tantos serán los que estarán opuestos a Jehová Dios y su Rey de los reyes. ¡No piense escépticamente que esto es demasiado horripilante para llegar a realizarse! Es una profecía pictórica de la Palabra de Dios y su Palabra siempre se cumple, y hay todo motivo para que este cuadro se cumpla. ‘Pisado fuera de la ciudad’ quiere decir que será pisado fuera de la Nueva Jerusalén, fuera de la organización teocrática, por eso fuera de la ciudad de refugio cristiana y fuera de la sociedad del Nuevo Mundo. ¿Hay quiénes ahora quieran evitar el que sean lanzados al lagar de la ira de Dios para ser estrujados? Entonces no demoren en escaparse del Vengador divino de la sangre. Tomen el camino marcado “¡Refugio! ¡Refugio!” y huyan a la ciudad de refugio bajo el Sumo Sacerdote Jesucristo. ¡Entonces con determinación, sabiduría y agradecimiento permanezcan en ella hasta el Armagedón!

  • No demasiado jóvenes para ‘escuchar y aprender’
    La Atalaya 1956 | 15 de junio
    • No demasiado jóvenes para ‘escuchar y aprender’

      De la siguiente experiencia conmovedora que relata un misionero de Corea se destaca que los niños pueden escuchar y aprender a una edad muy tierna: “Hace unos dos meses que tres muchachitos (de 5, 7 y 9 años de edad) empezaron a asistir a nuestras reuniones. Nunca faltaban y pronto los tres tenían su propia Biblia y Atalaya. A medida que se citaba un texto tras otro enterraban sus naricitas en su Biblia para seguir con los ojos la lectura del que leía en voz alta. Al principio ninguno de los hermanos parecía saber cosa alguna acerca de ellos. Yo traté de hablar con ellos varias veces, pero no pude lograr que me contestaran. Por fin nos enteramos de las circunstancias. Los padres de los chicos habían muerto durante la guerra y desde entonces ellos casi siempre han tenido que mirar por sí mismos. Viven juntos en un lugar pequeñito y el mayor es la ‘madre.’ Son chicos muy bien parecidos pero no tienen la apariencia de niños. Esto es cosa común aquí donde la guerra ha despojado a tantos de su niñez. El jueves pasado por la noche el de siete años de edad pronunció su primer discurso en la escuela del ministerio teocrático. Se veía muy arreglado, tan aseado que resplandecía, y se veía que los otros dos estaban orgullosos de él. Leyó como una flecha, como acostumbran hacerlo aquí, y el oír las palabras de vida salir de ese corazoncito tan precioso me costó una lágrima o dos. Después de la reunión hablé con los tres y les dije cuánto gusto le daba a Jehová darles la bienvenida a su ‘familia,’ y por primera vez los vi sonreírse.”

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