El ataque cobró ímpetu contra los testigos de Jehová
EL ATAQUE contra los testigos de Jehová gradualmente vino haciéndose más intenso, habiendo empezado en 1973. Ese año las autoridades rehusaron darles permiso para celebrar unas asambleas que se habían programado, “asambleas de circuito” en que varias congregaciones cristianas se reúnen juntas para recibir instrucción bíblica. Entonces en diciembre de 1973 la Asamblea Internacional “Victoria Divina” de los Testigos de Jehová que iba a celebrarse en Cotonú fue cancelada al último momento. Temprano durante el año siguiente las autoridades volvieron a dar permiso para que se celebraran asambleas de circuito, pero ésta fue la última vez que se les concedió permiso para eso.
Durante este tiempo se celebraron las reuniones en los Salones del Reino y en casas particulares sin interrupción. Pero a fines de 1974 se rumoreaba que iban a imponerle restricciones a la obra de predicación pública, y a principios de 1975 esto sucedió en la zona de Mono. Luego en febrero las autoridades locales del pueblo de Paraku le pusieron coto a la testificación de casa en casa. Pero en otras zonas los Testigos disfrutaron de la libertad de predicar y de reunirse para adoración.
Se acelera el ataque
Después de las celebraciones políticas del 30 de noviembre de 1975, tiempo en que se cambió el nombre del país y se anunció que había una bandera nueva, el ataque contra los testigos de Jehová fue acelerado. Los lemas políticos se hicieron más populares, y cuando los Testigos rehusaban gritarlos a menudo sucedía que los interrogaban los comités locales de la revolución.
En diciembre de 1975, un superintendente de circuito fue arrestado mientras participaba en la obra de predicar. Un policía que no estaba de servicio le gritó el lema político: “¡Listo para la Revolución!” Se esperaba que él respondiera: “Y la lucha continúa.” Cuando no contestó después de habérsele dado varias oportunidades, fue llevado al cuartel de la policía, donde lo detuvieron.
Allí de nuevo se hicieron esfuerzos por obligarlo a decir el lema político y participar en canto político. Por varias horas lo hicieron arrastrarse de un lugar a otro sobre las rodillas y codos. Entonces, al fin del día, cuando algunos Testigos hablaron con la policía, fue puesto en libertad.
También en diciembre se prohibió la testificación de casa en casa en varios otros lugares, y por primera vez las autoridades prohibieron las reuniones en algunos Salones del Reino, y hasta confiscaron los Salones. En el Salón del Reino de Dowa cerca de Porto Novo, K. E. G. estaba ocupado en un trabajo enfrente del Salón. Observó que un hombre estaba clavando estacas y tomando medidas. Cuando le preguntó qué estaba haciendo, le dijo: “Estamos tomando posesión de su Salón del Reino. El comité local para la revolución ha tomado la decisión de no dejarlos celebrar más reuniones, y de ahora en adelante se usará el Salón para reuniones políticas.” Y eso es lo que aconteció, sin dar compensación alguna por el Salón.
De enero a marzo de 1976 cada vez más autoridades locales prohibieron las reuniones y predicación de los testigos de Jehová. Salones del Reino fueron cerrados, y algunos de ellos llegaron a ser lugares de reunión para las autoridades políticas de la localidad. El periódico del gobierno (el único que hay en Benin), así como la radio, a la que llaman la “Voz de la Revolución,” empezaron a hacer anuncios vigorosos contra la religión en general y contra los Testigos en particular.
Premuras en los lugares de trabajo
En casi todos los lugares de trabajo, las autoridades empezaron a apartar tiempo cada semana para ceremonias con la bandera, para cantar canciones patrióticas y para gritar lemas políticos. Además de esto, se hicieron arreglos para “cursos en ideología,” en los que también se incluyó entrenamiento premilitar.
En un distrito, durante el primer fin de semana de abril, se hicieron arreglos para que los empleados de varios lugares se reunieran para uno de estos cursos en ideología. Había más o menos 300 personas que trabajaban en estos lugares. A todos se les dijo que asistieran, incluso cuatro empleados que eran Testigos. De los cuatro Testigos, los tres varones, S. A., C. A. y A. A., decidieron que sería mejor no asistir. La mujer del grupo, J. T., asistió pero rehusó participar en las partes del curso que violaban su conciencia cristiana.
El lunes siguiente por la mañana, después que los Testigos S. A. y C. A. llegaron a su lugar de trabajo, fueron arrestados. Mientras todavía llevaban puesta su ropa de trabajo, les hicieron correr enfrente de un vehículo a la escuela de policía. Poco después que llegaron, las autoridades trajeron a su hermana cristiana J. T. Luego trataron de obligarlos a gritar los lemas políticos. Los obligaron a arrastrarse sobre las rodillas y codos hasta que quedaron rendidos. Y se les dio un ‘curso en ideología’ en el esfuerzo por convencerlos a gritar los lemas.
El Testigo A. A. no tenía que ir a su trabajo sino hasta el lunes por la tarde. Cuando llegó, él también fue arrestado y tuvo que correr enfrente de un vehículo a la escuela de policía. Allí lo golpearon y lo hicieron arrastrarse a gatas por el suelo y participar a fuerza en otros “deportes.” Más tarde uno de los Testigos dijo que estaba resuelto a no ceder aunque eso exigiera de él ser fiel hasta la muerte. Dijo que durante ese tiempo la esperanza de la resurrección y de vida en el nuevo sistema de Dios fortaleció su fe.
Estos Testigos fueron detenidos y sometidos a esta clase de tratamiento por cuatro días. Entonces fueron puestos en libertad y se les dijo que podían volver a su trabajo. Sin embargo, al llegar a su lugar de empleo, el Testigo A. A. fue sometido inmediatamente a más presión. Sus superiores insistieron en que llevara la delantera en las ceremonias de la bandera y en gritar los lemas políticos. Por fin, fue despedido de su trabajo porque rehusó obedecer. Más tarde los Testigos S. A. y C. A. también fueron despedidos por motivos parecidos, y, según se informa, se volvió a arrestar a J. T. y luego fue librada.
Se intensifica el ataque
Además, a principios de abril, arrestaron a todos los Testigos varones de la Congregación de Gouka en el norte de Benin y los detuvieron por setenta y dos horas. Se les advirtió que cesaran su predicación pública y, al mismo tiempo, se hicieron esfuerzos para obligarlos a decir los lemas políticos. Cuando estos esfuerzos no dieron resultado, dejaron ir a los Testigos. Sin embargo, se les dijo que si querían seguir celebrando reuniones en el Salón del Reino, tendrían que incluir en ellas cantos políticos y la recitación de lemas políticos. Pero como los Testigos no pudieron acceder a participar en esas actividades políticas, se vieron obligados a dejar de usar su Salón del Reino.
El 16 de abril, en un discurso transmitido por radio, el ministro del interior Martin Dohou Azonhiho amenazó: “Si esta gente no cambia su modo de proceder, nos verán en pos de ellos.” Luego pasó a decir que para fines de abril echaría del país a los representantes de los testigos de Jehová.
Unos días después, una delegación de cuatro Testigos visitó al jefe de distrito de Cotonú II para responder a las acusaciones que se hacían. Pero cuando estos Testigos rehusaron decir los lemas políticos, los arrestaron y se los llevaron a la escuela de policía. Allí se hicieron más esfuerzos para conseguir que respondieran al lema: “¡Listo para la Revolución!” La respuesta que se espera es: “Y la lucha continúa.”
El Testigo D. S. explicó que él estaba listo para trabajar, que estaba listo para participar en la producción agrícola de que hablan las autoridades. Pero que no estaba listo para pelear; no estaba listo para guerra. Así tomó una posición firme y rehusó responder a los lemas prescritos. Detuvieron a los cuatro Testigos por diez días antes de soltarlos.
Entretanto, durante la última semana de abril, se celebró una reunión de varias horas en Cotonú con el objeto de redactar medidas que habrían de tomarse contra los testigos de Jehová. El periódico de Benin Ehuzu del 30 de abril de 1976 tenía estos titulares: LA SECTA DE LOS “TESTIGOS DE JEHOVÁ” PROSCRITA EN LA REPÚBLICA POPULAR DE BENIN.
El artículo decía: “Con fecha del martes 27 de abril de 1976, la secta de los testigos de Jehová está proscrita por todo el territorio de la República Popular de Benin. . . .
“—todas las reuniones de los adherentes o de las personas que pertenecen a la secta de los testigos de Jehová están proscritas;
“—las visitas que los predicadores de la secta de los testigos de Jehová hacen a los hogares están proscritas;
“—Todos los bienes raíces que los representantes de dicha secta y sus adherentes usaron en el pasado serán incluidos en un inventario que harán las autoridades locales y serán usados para propósitos de beneficio público.”
El periódico también dijo: “Los representantes de dicha secta, y más precisamente los expatriados sin importar de qué nacionalidad sean, solo tienen unas cuantas horas para salir del país después de la publicación de las medidas actuales.”
No se perdió tiempo en llevar a cabo esta decisión de expulsar a los misioneros de los testigos de Jehová. Carlos Prosser explica: “A las 10 de la mañana del 27 de abril, la policía vino y me interrogó porque era el gerente de la sucursal. Me llevaron al cuartel de policía Akpakpa de Cotonú y de allí a la Policía Estatal donde siguió la interrogación. Después de llevarme otra vez al cuartel de policía Akpakpa de Cotonú, me dejaron ir a casa adonde llegué a eso de las 11:30 a.m. . . . Era alrededor de las 8 p.m. cuando se nos dijo que se nos había expulsado con fecha de ese día, el 27 de abril . . .
“A más o menos las 8:30 [de la mañana] el 28 de abril, la policía vino otra vez y nos dijo que hiciéramos nuestras maletas y las pusiéramos en nuestro camión para ir a la Policía Estatal. . . . Nos dieron 30 minutos para prepararnos e ir . . . Yo conduje el camión de la Sociedad Watch Tower acompañado de un soldado de guardia mientras que la policía se llevó al resto de los misioneros en auto. . . .
“Dos misioneros estaban preparados para ir a Togo y los demás a Nigeria. Los que íbamos a Nigeria tuvimos el auto policíaco de escolta hasta la frontera, y los dos que iban a Togo se quedaron atrás.” Así pues, andando el tiempo, diez testigos de Jehová fueron expulsados del país, y las propiedades de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract fueron confiscadas por las autoridades.
Persecución bajo la proscripción
El 10 de mayo se notificó a los Testigos de la Congregación de Cana, a unos 120 kilómetros al norte de Cotonú, que comparecieran el día siguiente ante el comité revolucionario de la localidad. Cuando llegaron, salió a su encuentro el alcalde local que fue en busca de una bandera para que la saludaran. Cuando rehusaron saludarla, cinco personas se pusieron a golpear a los Testigos; ¡hasta golpearon a un muchacho de ocho años de edad!
Al día siguiente llevaron a los Testigos al cuartel de policía más cercano, que está en Bohicon, donde los golpearon por horas sin cesar. Se esforzaron por obligar a los Testigos a decir: “Honra, gloria y victoria para el pueblo.” Pero respondieron: “Honra, gloria y victoria para Jehová.” También se les preguntó: “¿En quién confiamos por nuestra fortaleza?” Se esperaba que respondieran: “En nosotros mismos,” pero ellos dijeron: “En Jehová.” De modo que la policía siguió golpeándolos empeñados en hacerlos ceder.
Detuvieron a los Testigos, incluso las mujeres y el muchacho de ocho años, durante el resto de ese día y toda la noche. A la mañana renovaron sus esfuerzos por hacerlos decir los lemas. Cuando se negaron a hacerlo, los golpearon de nuevo. Finalmente, como al mediodía, vino el jefe de policía y, al ver que los Testigos habían sido golpeados severamente, mandó que los policías cesaran porque quería interrogar a los Testigos.
Preguntó: “¿Por qué no dicen los lemas? ¿Qué razón tienen?” Contestaron que se debe a que no participan en las actividades políticas de ninguna nación, imitando así el ejemplo que dio Jesucristo. “Somos neutrales, y nuestra conciencia cristiana no nos permite repetir lemas políticos.” Pero el jefe de policía dijo: “Ah, tiene que haber más que eso implicado en ello. Tiene que haber otra razón.” No obstante, se le dijo que no había otra.
Por fin, el jefe de policía dijo que los pondrían en libertad, pero que no podían celebrar reuniones en su Salón del Reino ni llevar a cabo su obra de predicar. Sin embargo, dijo que estaría bien si se reunían en sus hogares en grupos pequeños. Los Testigos preguntaron: “¿Puede poner eso en forma escrita, diciendo que podemos tener nuestras reuniones?” El jefe de policía respondió: “No, no se lo puedo dar en forma escrita.”
En la aldea de Awhangba Sekou, personas revolucionarias de la localidad se acercaron al Testigo G. A. y le gritaron lemas políticos. Cuando no les respondió, cuatro personas lo atacaron y lo golpearon hasta que perdió el sentido. Él cayó y ellos se pusieron a correr, pues evidentemente pensaban que había muerto.
Sin embargo, unos cuantos minutos después, empezó a levantarse, y una de las personas que lo habían golpeado vio esto desde lejos. Pero aun antes que éste pudiera regresar, se presentaron otros en la escena armados con palos y garrotes. Entonces el Testigo fue golpeado por este segundo grupo, y volvió a caer, cubierto de sangre. Les dio miedo a los miembros de este segundo grupo puesto que pensaban que lo habían matado. De modo que tiraron sus garrotes y huyeron. Después que se fue el gentío, el Testigo G. A. se levantó con dificultad y volvió a su casa.
En la aldea de Attogon, en la sección al noroeste del país, los Testigos notaron que los miembros del comité local de la revolución estaban preparándose para arrestarlos. De modo que huyeron de noche y penetraron muy adentro de la “selva.” Usando hojalata que se emplea en techos los hombres pudieron preparar un lugar donde ellos y sus familias pudieran dormir. A unos treinta y cinco metros de allí prepararon otro lugar para reuniones. El suelo les sirvió de bancos y pedazos de leña atados juntos le sirvieron de mesa al conductor de las reuniones. Desde entonces, estos Testigos han sido esparcidos, y algunos de ellos han huido del país.
En Aissessa el comité de la revolución cerró un Salón del Reino, pero unos cuantos días después el alcalde local volvió con la llave y se la entregó al superintendente presidente, diciendo: “Toma la llave y prepara el salón para el próximo sábado para una reunión especial de todos tus miembros.” El superintendente rehusó aceptar la llave a menos que le proporcionara detalles acerca de la reunión. El alcalde no quiso decir nada, pero parecía claro que las autoridades querían causarles dificultades a los Testigos, posiblemente teniendo planes para arrestar a todos. Así es que los Testigos huyeron al otro lado de la frontera a Nigeria.
A principios de mayo, D. S., un precursor especial (un predicador de tiempo cabal de los testigos de Jehová) estaba viajando por Cotonú cuando alguien lo reconoció como Testigo. Cuando rehusó responder a los lemas políticos que éste le gritó, fue llevado al cuartel de policía. Allí sufrió golpes severos durante un período de varias semanas, y entonces lo soltaron. Como resultado de los golpes tuvo que recibir tratamiento médico.
El 3 de mayo otros dos precursores especiales que estaban trabajando en Kandi, a unos 650 kilómetros al norte de Cotonú, recibieron una citación que exigía su comparecencia en el cuartel de policía ese mismo día. Cuando llegaron, el jefe de policía, el Sr. Dovonou, les pidió sus cédulas. Al ver los recibos de sus impuestos adjuntos a sus tarjetas, dijo: “Veo que obedecen a las autoridades, y que han pagado su impuesto.”
El jefe de policía quería que los precursores le proporcionaran los nombres de otros Testigos de la zona. Pero, rehusaron hacerlo. Entonces se les mandó quitarse las camisas y pantalones, y el jefe de policía dijo: “Ahora creo que pronto querrán darnos los nombres y cooperar con nosotros.”
Entonces se mandó que entraran policías y éstos, turnándose, golpearon a los precursores con una porra para tratar de obligarlos a revelar los nombres de sus hermanos y hermanas cristianos. A pesar de este cruel tratamiento, los Testigos se negaron a dar los nombres y direcciones a la policía y así perjudicar la seguridad de sus hermanos.
Por fin uno de los precursores especiales, I. K., fue llevado bajo custodia a Cotonú. En la prisión se dio cuenta de que no era el único Testigo detenido allí. Había varios otros que rehusaron participar en los cantos patrióticos y ceremonias de la bandera, y que recibieron golpes por no hacerlo.
Cuando se le preguntó a un joven: “¿Por qué no cantas ni participas en esta ceremonia de la bandera?” respondió: “Mi conciencia cristiana no me lo permite, y la Biblia no aprueba esa clase de adoración.” Al oír eso el policía le dio un golpe en la cabeza que hizo que le saliera sangre de la nariz.
Gracias a la ayuda de su padre y algunos policías amigables, I. K. fue soltado de la prisión el 19 de mayo. Pocos días después pudo pasar la frontera a Nigeria. Allí recibió tratamiento en un hospital y pasó varias semanas recuperando de los golpes que había recibido.
Resumen de la situación
Debido a las ceremonias nacionalistas que se celebran en las escuelas, pocos hijos de los Testigos han podido asistir desde que se impuso la proscripción. No obstante, un joven de 15 años de edad todavía estaba asistiendo a las clases tan recientemente como el 20 de mayo. Pero entonces un condiscípulo le dijo al maestro: “¿Cómo puedo cantar yo cuando A. no canta?” Después de oír esto por lo menos dos veces, el maestro se vio obligado a insistir en que el Testigo cantara. Se negó a hacerlo, y esto llegó a saberse en la zona. Al enterarse el joven de que se iban a tomar medidas estrictas, pasó al otro lado del límite a Nigeria.
Es parecido lo que sucede respecto al empleo: se obliga a los Testigos a dejar sus lugares de trabajo porque rehúsan participar en las ceremonias políticas. Se informa que ante la amenaza de arresto y encarcelamiento unos 600 Testigos han cruzado la frontera a Nigeria y otros a Togo. La policía ha estado buscando a muchos Testigos, especialmente a los bien conocidos ancianos de congregación, y hasta han anunciado los nombres de éstos varias veces por la radio.
Lo siguiente da una idea de cuánto vigilan a los Testigos: En Cotonú un anciano cristiano que todavía se hallaba allí estaba tratando de fortalecer a sus hermanos por medio de invitar a unos cuantos de ellos a su casa a comer, y luego valerse de la oportunidad para animarlos. Justamente acababa de recibir a un Testigo visitante cuando un miembro local del grupo para ‘la defensa de la revolución’ se presentó para ver si estaba celebrando una reunión. El anciano explicó que solo había invitado a unos cuantos amigos a una comida, y preguntó si era ilegal invitar a amigos a su casa aun con ese propósito.
Como ya se ha hecho notar, los Salones del Reino por todo el país están cerrados y la obra de predicar está prohibida en todas partes. En muchos lugares se les hace muy difícil a los Testigos reunirse aun en grupos pequeños, incluso grupos de familia, porque los vigilan muy estrictamente. Algunos Testigos se levantan a medianoche para estudiar la Biblia juntos.
Por otra parte, hay algunas secciones del país donde los Testigos pueden reunirse con mayor libertad. Pueden celebrar sus reuniones con regularidad por medio de cambiar cada vez la hora y lugar de reunión. En una aldea el alcalde dijo que aunque se envíe una citación para el arresto de los Testigos, hará todo lo posible para protegerlos.
Este alcalde se ha alarmado mucho al ver que varios Testigos han abandonado el país debido al peligro de ser arrestados. Ha hecho proclamar una advertencia en su aldea de que si se molesta a cualquier testigo de Jehová de modo alguno, los que lo hagan serán arrestados. De modo que, desde ese tiempo, nadie ha molestado a los Testigos de esa aldea. El alcalde le dijo al jefe de distrito que los Testigos son las mejores personas que tiene, que pagan sus impuestos puntualmente y participan en el trabajo comunal.
Se ve pues que los testigos de Jehová lo hallan más difícil en algunas partes de la República de Benin que en otras, y esto casi siempre depende de las autoridades locales. Pero la posición oficial contra los testigos de Jehová es la de suprimir toda su actividad y tratar de hacer que todos se ajusten a las ideologías del país.
[Mapa de la página 8]
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MARRUECOS
ARGELIA
LIBIA
MAURITANIA
MALÍ
NÍGER
BENIN
ALTO VOLTA
GHANA
NIGERIA
GABÓN
Océano Atlántico
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NÍGER
Río Níger
ALTO VOLTA
BENIN
Kandi
Paraku
Gouka
Bohicon
Cana
Aissessa
Awhangba Sekou
Cotonú
Dowa
Porto Novo
TOGO
NIGERIA
GHANA
GOLFO DE GUINEA