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La actividad ministerial de los testigos de JehováLa Atalaya 1961 | 15 de julio
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pero la niña explicó su buena experiencia, y la tía no tuvo el valor de hacerlo. De cualquier modo, ése fue el punto decisivo para la pequeña niña. Sale regularmente al servicio con su tía, coloca su cuota de revistas, da un sermón muy bueno y coloca un número considerable de libros.”
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1961 | 15 de julio
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Preguntas de los lectores
● ¿En qué forma o de qué manera vino Satanás para tentar a Jesús? ¿Apareció en la forma de un hombre, o solo fue una voz lo que Jesús oyó? También, ¿cómo es posible que Jesús haya dejado que Satanás lo sacara del desierto y, en realidad, lo llevara consigo directamente a través de la ciudad a lo alto del templo? ¿Se llevó a Jesús corporalmente a lo alto del templo?—D. A., Sierra Leona.
En Judas 6 leemos acerca de los ángeles que “abandonaron su respectivo lugar de habitación” que Dios “los ha reservado con ataduras eternas bajo densas tinieblas para el juicio del gran día.” La Atalaya del 15 de mayo de 1956, páginas 302,303, después de mostrar que estas tinieblas son espirituales y no literales, pasa a decir: “El estar ‘reservados con ataduras eternas’ evidentemente significa también que ya no se les permite materializarse en la carne como antes del Diluvio. Este poder de materialización se ejerció por los fieles ángeles de Dios, incluyendo a Jesucristo, durante miles de años después del Diluvio, hasta el día de los fieles apóstoles de Cristo, de acuerdo con la voluntad de Dios y para cumplir sus propósitos santos. Pero a los ángeles pecadores no se les permitió seguir usando este poder, porque abusarían de él.” En vista de esto tenemos que concluir que también a Satanás el Diablo le estaba prohibido materializarse y que no pudo hacerlo para tentar a Jesús.
Respecto a lo de que Jesús dejó que Satanás lo llevara al almenaje del templo, no parece razonable tomar en sentido literal todo lo que contiene el relato de la tentación de Jesús en el desierto. Ciertamente no hay montaña alguna desde la cual se lo pudiera mostrar a uno “todos los reinos del mundo y la gloria de ellos.” Igualmente, debemos concluir razonablemente que Satanás no llevó a Jesús literal, corporal y físicamente “consigo dentro de la ciudad santa” y lo colocó ‘en el almenaje del templo.’ No había ninguna necesidad de que lo hiciera así para que la tentación tuviera fuerza y vigor.—Mat. 4:3-10.
● ¿Por qué permitió Jehová que los israelitas sufrieran derrota dos veces ante la tribu de Benjamín antes de permitirles dar el debido castigo a esta tribu por su crimen en Gabaa? (Jueces 20) —P. G., Escocia.
Jueces, capítulo 19, narra de ciertos truhanes de Gabaa que maltrataron ruinosamente a una mujer toda la noche de modo que por la mañana estaba muerta. La gente de Gabaa luego cometió el atroz crimen de perdonar este pecado de los habitantes de su ciudad. La tribu de Benjamín también fue culpable en este respecto; rehusó prestar atención a las demandas de las demás tribus de que los truhanes fuesen muertos. Esta condición inmoral desafió la fidelidad del resto de las tribus del pueblo escogido de Dios.
La matanza de tantos de ellos al comienzo les impuso una gran prueba a las tribus fieles, especialmente con respecto a la justicia de su causa. Al permitir que las tribus fieles sufrieran tales pérdidas, cuarenta mil hombres en dos días, Jehová las estaba probando para ver si serían persistentes en este esfuerzo determinado de desarraigar este obsceno mal de Israel cuando les ocasionaba tan grandes pérdidas a ellas mismas.
Los millares de fieles que perecieron debido a la campaña punitiva murieron en una causa justa. Los sobrevivientes que lograron la victoria quedaron vindicados ante Jehová Dios y ante todos los lectores de su Palabra. Esta vindicación valía el precio, y la nación de Israel fue purgada de un mal moral sumamente degradante.
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