Los ordenadores compiten con sus hacedores
◼ La mayoría de la gente se asombra cuando ve una demostración de lo que pueden hacer los ordenadores. Algunos desenvolvimientos recientes contribuyen a esa impresión. Un escritor para la revista “Smithsonian” habla de un artefacto experimental que él vio y el cual reconoce el habla. Un investigador dijo el nombre del escritor por un micrófono conectado al terminal de un ordenador. “[Casi al instante] —escribe él— apareció correctamente deletreado en la pantalla visual ‘Richard M. Restak’.” El ordenador también mostró correctamente en la pantalla el modelo de una carta que se había dictado al mismo. Restak dice que pronto “pudiera haber disponible máquinas poco costosas que reconozcan el habla y escriban al dictado de una carta y produzcan un primer borrador en cuestión de segundos”. Secretarias, ¡háganse a un lado!
◼ Los ordenadores no solo están haciendo menos ruido al imprimir, sino que algunos están produciendo sonido de lo que está impreso. En la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos hay un artefacto para los ciegos que lee en voz alta de un libro abierto que se coloque boca abajo sobre un dispositivo explorador. Los circuitos de esta máquina productora de sonido están controlados “de modo muy parecido a como el cerebro humano controla los músculos de la quijada, la lengua y la garganta a fin de moldear el aparato vocal para producir el habla humana”, dice “Smithsonian”. Hasta “puede variar el énfasis que da a sonidos particulares de manera similar a como normalmente se habla el inglés [...] al dar más énfasis a algunas palabras que a otras y pausar en varias ocasiones para evitar el habla ‘parecida a la emitida por una máquina’”, defecto que tienen otras máquinas para leer como ésa.
◼ Otras personas que tienen graves desventajas físicas pudieran beneficiarse de un sistema por ordenador que les permite mecanografiar con simplemente mover los ojos. El artefacto puede seguir el movimiento de los ojos, que brevemente se fijan en letras del alfabeto. Luego mecanografía las cartas a un ritmo que ha permitido a algunos voluntarios alcanzar velocidades de 18 palabras por minuto después de haber practicado. Otro sistema por ordenador para personas minusválidas, parecido al anterior, se instala en sillones o sillas de ruedas mecanizados. Permite a los paralíticos “ordenar” a sus respectivos sillones de ruedas adónde quieren ir con tan solo darles instrucciones.
◼ Se dice que una pareja de Londres ha adaptado un ordenador doméstico para que haga de niñera de su bebé. El padre de la niñita, asesor en cuestiones de ordenadores, programó el ordenador para que en el momento en que llore la niñita, Gemma, le hable en tono tranquilizador, usando la voz de los padres. La niñera sustituta también le hará cuentos a la niñita a la hora de acostarse y le enseñará tres idiomas tan pronto como ésta empiece a hablar. En cuanto a si los micrófonos y los altavoces son un medio sustitutivo adecuado de la ternura del contacto humano o no, eso es otro asunto.
◼ Un desenvolvimiento más siniestro proviene de Australia, donde se dice que un ordenador ha escrito su propio programa para resolver un problema de ajedrez. Ross Quinlan, de la Universidad de Sydney, desarrolló un sistema de “programación automática”. El programa que el ordenador escribió fue cinco veces más rápido que el mejor programa que Quinlan mismo hubiera podido escribir con el mismo propósito. Algunos expertos temen que tales sistemas pudieran conducir a una situación en que los humanos no pudieran entender el “razonamiento” del ordenador respecto a decisiones claves. El profesor Donald Michie, de la Universidad de Edimburgo, Escocia, advierte que se debe construir una “ventana para humanos” en todos los sistemas de ordenadores, la cual permita a la gente preguntar a la máquina por qué llegó a cierta conclusión.
◼ Aun en vista de logros tan impresionantes como ésos en el campo de los ordenadores, “The Brain Book” dice que “en términos de su complejidad y versatilidad, el cerebro humano supera por mucho a cualquier ordenador que haya en la Tierra”. Este libro, que se publicó hace unos años, observa que la velocidad a la que un ordenador hace cálculos y operaciones progresivas de lógica es superada por mucho por la habilidad del cerebro para efectuar las funciones “paralelas de tratar, integrar y sintetizar información, y extraerla de generalidades”. Y los ordenadores ni siquiera se acercan a la habilidad del cerebro para reconocer al instante un rostro o un objeto. “Un ordenador transistorizado que pudiera hacer todo lo que el cerebro humano puede hacer no cabría dentro del ‘Carnegie Hall’”, observa “The Brain Book”, y pesaría más de 10 toneladas, incluso si se usara el sistema de circuitos en miniatura que actualmente hay disponible. De hecho, dice el libro, “todo el sistema telefónico del mundo es equivalente a solo aproximadamente un gramo de su cerebro... ¡un pedazo del tamaño de un guisante!”.