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  • Interés y preocupación por el “rebaño de Dios”
    La Atalaya 1981 | 15 de enero
    • Interés y preocupación por el “rebaño de Dios”

      “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.”—Hech. 20:28.

      1. ¿Cómo mostró Jesús gran interés y preocupación por aquellos a quienes asemejó a ovejas?

      NADIE que haya estado en la Tierra ha mostrado jamás mayor interés y preocupación por los miembros de la familia humana que Jesucristo, el Gran Dechado. Él se refirió a los que escuchaban su voz como “ovejas” suyas. Y, en calidad de Pastor Excelente, entregó su alma o dio su vida a favor de ellos. (Juan 10:11, 27) Después de su resurrección de entre los muertos, Jesús grabó en la mente de su apóstol Simón Pedro la necesidad de dar atención especial a estas “ovejas.” ¿Cómo hizo esto Jesús? De una manera que verdaderamente puso motivación en Pedro para todo el resto de su vida terrestre.

      2. (a) Según Juan 21:15–17, ¿cuál fue la reacción de Pedro a las preguntas que le hizo su Amo? (b) ¿Qué recalcó Jesús en este caso? ¿Cómo?

      2 Tres veces le dirigió Jesús una pregunta similar a Pedro. Dos veces le preguntó: ‘Simón, ¿me amas?’ Finalmente, Jesús inquirió: “Simón hijo de Juan, ¿me tienes cariño?” Después de habérsele hecho esencialmente la misma pregunta por tercera vez, Pedro se apenó y enfáticamente aseguró a su Señor: “Tú sabes todas las cosas; tú bien sabes que te tengo cariño.” Sí, Jesús estaba plenamente al tanto del amor y cariño que Pedro le tenía. Pero el punto era que el apóstol tendría que dar prueba de esto durante un largo espacio de tiempo. ¿Cómo? Por medio de manifestar interés y preocupación por las “ovejas.” En cada caso, después que Pedro había dado una respuesta afirmativa a la pregunta dirigida a él, Jesús intensificó el punto, al decir: (1)“Apacienta mis corderos”; (2) “Pastorea mis ovejitas”; (3) “Apacienta mis ovejitas.” (Juan 21:15-17) Así, Jesús no solo enfatizó muy eficazmente su propia preocupación personal por las “ovejas,” sino la pesada responsabilidad futura de Pedro de cuidar de ellas, tal como su Señor había señalado tan enfáticamente.

      3. (a) ¿Cómo dio prueba Pedro de su amor al “pastor excelente”? (b) ¿Qué muestra que Pedro no fue el único que se preocupó por “el rebaño”?

      3 Para Pedro aquélla fue una experiencia inolvidable. Sin lugar a duda Jesús había llegado a lo más recóndito del corazón del apóstol. En prueba de su amor al Pastor Excelente, Jesucristo, Pedro jamás descuidaría el apacentar las “ovejas.” Amorosa y concienzudamente se esforzaría por pastorear “el rebaño.” Unos 30 años después, Pedro escribió “a los residentes temporales esparcidos,” es decir, a los que habían llegado a ser discípulos de Jesucristo. Como parte del “rebaño de Dios” se les recordó una liberación de su anterior forma de conducta infructuosa. ¿Cómo se había logrado esta liberación? No por una compra basada en cosas ordinarias como la plata o el oro, sino “con sangre preciosa, como la de un cordero sin tacha e inmaculado, sí, la de Cristo.” (1 Ped. 1:1, 18, 19) Pedro reconoció con aprecio que lo que se había pagado era un precio grande. Le había costado a Jehová Dios el sacrificio de su Hijo unigénito, a quien había enviado a esta Tierra para proveer un rescate para muchos. (Mat. 20:28; Juan 3:16) Para cuando Pedro escribió su primera carta, los miembros comprados del “rebaño” habían ascendido a muchos miles. De modo que entonces había más “ovejas” de las que Pedro pudiera cuidar por su propia cuenta. Sin embargo, junto con Pedro se había levantado a otros hombres capacitados que manifestaban interés y preocupación por “el rebaño” por medio de apacentarlo, guiarlo y por protegerlo. Ellos, también, comprendían que “el rebaño” pertenecía a Jehová. Y en nuestro día reconocen cabalmente esto las decenas de miles de subpastores espirituales a quienes él les ha dado la responsabilidad de pastorear el “rebaño de Dios” bajo su custodia.

      4. ¿Qué consejo apropiado dio Pedro acerca de pastorear cuando escribió a los ancianos de la congregación cristiana?

      4 Cuando a Pedro se le inspiró para que escribiera su primera carta, sin duda podría recordar lo que Jesús había grabado en su mente y corazón respecto a pastorear las “ovejas.” Esto se ve patentemente por las palabras de exhortación del apóstol dirigidas no solo a aquellos subpastores del primer siglo sino también a los ancianos en sentido espiritual entre el actual pueblo de Dios. Pedro escribió: “Por lo tanto, a los ancianos entre ustedes doy esta exhortación, porque yo también soy anciano con ellos y testigo de los sufrimientos del Cristo, hasta partícipe de la gloria que ha de ser revelada: Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, no como obligados, sino de buena voluntad; tampoco por amor a ganancia falta de honradez, sino con verdaderas ganas; tampoco como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose ejemplos del rebaño. Y cuando el pastor principal haya sido manifestado, ustedes recibirán la inmarcesible corona de la gloria.”—1 Ped. 5:1-4.

      Cuidando amorosamente del “rebaño de Dios”

      5. (a) Para que haya buen resultado, ¿qué actitud debe tener el superintendente cristiano a fin de cumplir su responsabilidad para con el “rebaño”? (b) ¿Por qué puede el superintendente de hoy día ver los asuntos como Pedro los vio?

      5 Como testigo presencial de los sufrimientos del Cristo, Pedro se sintió impulsado a recalcar la importancia de mostrar preocupación por el “rebaño de Dios.” Tal como el Pastor Principal, Jesucristo, demostró esta preocupación e interés, así debe ser con todos los que pastorean “el rebaño.” Pero ciertamente no podría hacer eso el superintendente cristiano a quien le pareciera que estuviera sirviendo como obligado. Ningún anciano nombrado de hoy día debería creer que tiene que servir debido a que se le pone bajo presión. Aunque se requiere mucho trabajo en llevar esta responsabilidad que es un privilegio, el subpastor amoroso manifestará el deseo de ayudar y rendir servicio. Pero solo desplegará ese espíritu si tiene la misma actitud mental que posee Cristo Jesús, quien desplegó humildad y se mostró dispuesto a aguantar sufrimiento. (Fili. 2:5-8; 1 Ped. 4:1) Si el anciano se reconoce como parte del “rebaño” bajo la custodia del Gran Pastor, Jehová Dios, y reconoce que tiene que rendir cuentas a Él y al Pastor Excelente, Jesucristo, y no a algún ser humano, entonces sirve con verdaderas ganas, sin quejarse. (1 Ped. 2:25) Aunque los superintendentes de hoy día no han sido testigos presenciales de los sufrimientos de Jesús como lo fue Pedro, se les ha favorecido con los detallados relatos bíblicos de la vida y el ministerio de Cristo. Por eso pueden considerar los asuntos como los consideró Pedro y así tener el mismo espíritu que tuvo el apóstol en lo que tiene que ver con pastorear “el rebaño.”

      6. ¿Qué deben tener presente los superintendentes al tratar con “el rebaño”?

      6 Para ser ejemplo correcto, el subpastor cristiano no puede estar interesado en ganancia egoísta o falta de honradez, ni en lograr prominencia indebida. Cualquier ‘grandeza’ envuelta en los asuntos proviene de ponerse a la disposición de sus hermanos, de ser abordable, de servir en el interés espiritual de ellos. Puesto que saben que “el rebaño” pertenece a Jehová, quien lo compró con la sangre de su Hijo, los ancianos ejemplares no ‘se enseñorean de los que son la herencia de Dios.’ Más bien, estos subpastores tratan al “rebaño” tierna y protectoramente, y así siguen el consejo y el modelo que suministró el Pastor Excelente.—Mat. 20:25-27; Tito 1:7; contraste con Ezequiel 34:2-4; Judas 16.

      7. ¿De qué maneras muestran los superintendentes verdadero interés en “el rebaño”?

      7 Verdaderamente tiene que reconocerse que, por mucho, la mayoría de los superintendentes cristianos hoy día están mostrando de varias maneras preocupación correcta por “el rebaño.” El tiempo y esfuerzo que dedican a apacentar las “ovejas,” por medio de dar atención personal a individuos, y al presidir las reuniones de la congregación suministran excelentes ejemplos para sus compañeros de creencia. (1 Tim. 5:17) Considere, también, la excelente manera en que los subpastores concienzudos llevan la delantera en la actividad del campo, mientras se esfuerzan por hallar a otras personas de disposición de oveja y hacer discípulos. (Mat. 28:19, 20; 2 Tim. 4:5) Y ¿qué hay de la preocupación que muestran por proteger al “rebaño” de los elementos mundanos y de los que quisieran hacer presa del “rebaño”? (Efe. 4:11-14; Col. 2:8; Jud. 22, 23) De estas maneras y de muchas otras el “rebaño de Dios” se beneficia de los que lo pastorean debido al interés amoroso que ellos tienen en su bienestar espiritual.

      Lecciones valiosas para nosotros hoy día

      8. A fin de proveer estímulo espiritual, ¿qué arreglo hizo el apóstol Pablo a favor de los ancianos de Éfeso?

      8 Al leer los relatos bíblicos acerca de lo que lograron a favor del “rebaño” los superintendentes del primer siglo, nos impresiona el excelente ejemplo del apóstol Pablo. Él también dio estímulo a ancianos, como lo hizo Pedro. Cuando Pablo iba de viaje a Jerusalén, convocó una reunión de los ancianos de Éfeso. Sin duda ellos apreciaron en gran manera la oportunidad de pasar algún tiempo con Pablo, tal como los superintendentes se reúnen periódicamente hoy día para un intercambio de experiencias útiles, para edificarse mutuamente en la fe y recibir amonestación bíblica.

      9. ¿Cómo muestra el relato de Hechos 20:18–21 que Pablo era un hombre de Dios con disposición al sacrificio personal?

      9 Podemos aprender algunas lecciones valiosas de lo que Pablo consideró con aquellos superintendentes de Éfeso. El registro de Hechos 20:17-38 nos suministra un discernimiento más profundo de la clase de ejemplo que el apóstol había dado a sus hermanos, entre ellos aquellos ancianos de Éfeso. ¿Era Pablo un ministro interesado en ahorrarse molestias que simplemente disfrutara de viajar a las diferentes partes del distrito de Asia? De ninguna manera. Era un hombre de Dios que se sacrificaba para el bien de otros, que estaba “sirviendo como esclavo al Señor con la mayor humildad de mente y con lágrimas y con . . . pruebas” durante todo el tiempo que estuvo allí. (Hech. 20:18, 19) No se retuvo de ‘enseñar públicamente y de casa en casa,’ y eso a pesar de los peligros. Tampoco temía lo que pensaran de él algunos residentes de la comunidad, ni temía las amenazas de los contrarios. Pablo dio testimonio cabal en el territorio.—Hech. 20:20, 21; compárese con Hechos 19:1-20:1; 2 Corintios 1:8-11.

      El pastoreo en tiempos de persecución

      10. ¿Cómo han imitado a Pablo muchos superintendentes del día actual en sus esfuerzos por ayudar al “rebaño” a pesar de sufrimiento personal?

      10 Ahora el apóstol iba hacia Jerusalén, impávido aunque le esperaban allí “cadenas y tribulaciones.” Estaba dispuesto a dar la vida, si fuera necesario, a fin de terminar su carrera en fidelidad y cumplir con el ministerio que había recibido del Señor Jesús. (Hech. 20:22-24) ¡Qué excelente ejemplo era ése para aquellos superintendentes efesios! Pablo no solo mostraba interés y preocupación por los que necesitaban oír las “buenas nuevas,” sino también por las personas que llevaban la responsabilidad de esparcir el mensaje a otros. ¿No es en esto mismo que deben interesarse todos los que han sido nombrados ancianos cristianos hoy día? Felizmente, sí tenemos hombres que están imitando a Pablo en el sentido de que están dispuestos a arriesgar la vida misma por las “buenas nuevas” y por proteger a sus hermanos. En realidad, en países donde los cristianos sufren persecución intensa muchos subpastores fieles se han quedado lealmente donde está “el rebaño,” a pesar de que a estos hombres responsables se les haya abierto el camino para ir a países donde aparentemente pudiese haber sido posible evitar estos sufrimientos. Vea una ilustración: Recientemente un anciano que ya ha sufrido años de encarcelamiento y crueles golpes visitó a los Estados Unidos para recibir entrenamiento provisto por la Sociedad Watch Tower para el personal de las sucursales. Se le dio la oportunidad de ir a un país donde actualmente no hay persecución. Pero él optó por volver a la tierra en la cual había estado sirviendo aunque parecía seguro que lo que le esperaría allí sería encarcelamiento y persecución severa. Al igual que tantos otros subpastores cristianos, él considera que el cuidar del “rebaño” es un privilegio más precioso que su propia libertad personal. Verdaderamente, superintendentes de esta clase merecen encomio. ¡Qué excelente el que ellos continúen suministrando cuidado a las ‘ovejas que están afligidas’!—Compare con Isaías 32:1, 2.

      11. (a) En vista de Hechos 20:25–27, ¿cuál fue la posición de Pablo respecto a culpa por vidas perdidas, y cómo pueden los superintendentes de hoy día mantener una posición similar? (b) Como fácilmente se puede comprender, ¿qué sentimientos abrigan los superintendentes para con personas a quienes ellos hayan ayudado originalmente a llegar a ser discípulos?

      11 Había sido entre aquellos que ahora eran superintendentes en Éfeso entre quienes Pablo había ido “predicando el reino.” Ellos mismos habían oído el mensaje de los labios de Pablo. Con todo el corazón él había declarado a ellos y otros “todo el consejo de Dios,” no sus propias ideas. Por eso tenía la conciencia limpia. No podría cargársele a su cuenta culpa por vidas que se hubieran perdido por no haberse dado el testimonio. (Hech. 20:25-27) Así debe suceder en el caso de los superintendentes en este tiempo en que se experimentan pruebas, dificultades y penalidad respecto a terminar la obra de dar un extenso testimonio acerca del Reino. Hoy día los superintendentes saben que mucho depende de su ejemplo celoso al llevar la delantera en la obra. Por eso, se esfuerzan por participar al mayor grado posible en declarar las “buenas nuevas.” Así, ellos, también, se mantienen limpios y libres de toda culpa por vidas perdidas. Otros de la congregación observan que estos ancianos llevan la delantera en dar la advertencia a los inicuos y buscar a los de corazón honrado. Por consiguiente, estos compañeros de creencia se sienten estimulados a seguir el excelente ejemplo de ellos. Como sucedió en el caso de aquellos a quienes Pablo ayudó, muchos de los que hoy componen “el rebaño” son personas que originalmente oyeron la verdad de boca de superintendentes que estuvieron testificando en su territorio. Ahora que esas personas están en la congregación, los superintendentes muestran más interés aún en el bien de ellas.—1 Tes. 1:5, 6; 2:7, 8.

      12. ¿Cómo hemos de entender la declaración de Pablo en Hechos 20:28?

      12 Las siguientes palabras de Pablo indican su gran preocupación por aquellos ancianos de Éfeso, así como también por “el rebaño” bajo la custodia de ellos: “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.” (Hech. 20:28) En vista de la seria responsabilidad envuelta en pastorear “el rebaño,” cada uno de aquellos hombres indudablemente sentía la necesidad de examinarse. Además, era preciso que aquellos superintendentes aplicaran a sí mismos el consejo de Pablo como cuerpo o grupo de ancianos. Tenían que cooperar y trabajar juntos al cuidar “el rebaño.” El obtener los mejores resultados exigía unidad de pensamiento y acción por parte de ellos. Esto, en sí mismo, mostraría que se preocupaban profundamente por “el rebaño.”

      13. ¿Qué se puede decir acerca de la aplicación de Hechos 20:28 hoy día?

      13 ¡Qué apropiado es el que utilicemos la amonestación de Pablo para el beneficio de los ancianos cristianos de hoy día! Muchas veces, como cuando superintendentes viajantes se reúnen con ancianos de congregación, esas palabras registradas en Hechos 20:28 han servido de base para consejo sano. Nótese que lo que se dice allí no quiere decir prestar atención solo a uno mismo. Más bien, el entero cuerpo de ancianos de cada congregación tiene la responsabilidad de cuidar de las necesidades específicas del “rebaño.” Esto es cierto aunque cada anciano tenga una asignación definitiva que contribuya al logro de este objetivo general. Los superintendentes tienen que cumplir su responsabilidad de pastoreo concienzudamente y con interés amoroso a la vez que reconocen que “el rebaño” le es precioso a Jehová en vista del precio que se pagó por su compra.—Efe. 1:7.

      Protección contra “lobos” apóstatas

      14. (a) ¿Qué advertencia se da en Hechos 20:29, 30? (b) ¿Por qué fue oportuna la advertencia que Pablo dio a los superintendentes efesios?

      14 Puesto que sabía lo que se desarrollaría después de su muerte y la de los otros apóstoles, Pablo emitió esta advertencia: “Yo sé que después de mi partida entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas torcidas para arrastrar a los discípulos tras sí.” (Hech. 20:29, 30) Más tarde, el apóstol Pedro advirtió que habría oportunistas y promotores de sectas que harían presa de los incautos, los faltos de instrucción y los inestables. (2 Ped. 2:1-3; 3:15, 16) Mientras los apóstoles estuvieron presentes, sirvieron para restringir las tendencias en esa dirección. Pero las Escrituras predijeron claramente una apostasía importante, y ésta, de hecho, aconteció. Todavía sigue en la forma de la cristiandad.—2 Tes. 2:6-10.

      15. (a) ¿Por qué deben ser vigilantes los que actualmente pastorean al “rebaño”? (b) ¿Por qué es necesario que a veces los ancianos obren en armonía con la dirección que se da en Romanos 16:17–19?

      15 En este “tiempo del fin” a los testigos cristianos de Jehová se les advierte significativamente contra el apostatar o apartarse de la verdad. (Dan. 12:4; Mat. 24:9-13) Por eso, los fieles subpastores cristianos tienen que mostrar interés y preocupación por “el rebaño” por medio de ser vigilantes. Deben estar alerta a fin de proteger a los miembros del “rebaño” de empezar a tener malas asociaciones. (1 Cor. 15:33) Cuando se consideran las presiones constantes que el mundo en inmundicia impone, se ve que no es fácil mantener un punto de vista y una actitud espiritualmente sanos. Por eso cada persona de la congregación debe obedecer esta amonestación: “Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe.” (Heb. 13:7) A veces puede ser que a los ancianos se les haga necesario dar consejo bíblico o advertir a compañeros de creencia en contra de dejar que en ellos influyan personas que buscan sus propios intereses egoístas y su propio placer en vez del bien espiritual del “rebaño” en conjunto. En tales casos se debe aplicar la firme dirección que Pablo da en Romanos 16:17-19. Él declaró: “Ahora les exhorto, hermanos, a que vigilen a los que causan divisiones y ocasiones de tropiezo contrario a la enseñanza que ustedes han aprendido, y que los eviten. Porque hombres de esa clase no son esclavos de nuestro Señor Cristo, sino de su propio vientre; y con palabras melosas y habla lisonjera seducen los corazones de los cándidos. Pues la obediencia de ustedes ha llegado a noticia de todos. Por lo tanto me regocijo a causa de ustedes. Mas deseo que sean sabios en cuanto a lo que es bueno, pero inocentes en cuanto a lo que es malo.”

      Laborando a favor del “rebaño”

      16. (a) ¿Qué indica el hecho de que a veces Pablo diera amonestación con lágrimas? (b) Al mostrar interés y preocupación por “el rebaño,” ¿qué se esfuerzan diligentemente por hacer para éste los superintendentes hoy día?

      16 Puesto que Pablo viajaba extensamente, tenía amplia visión de lo que estaba aconteciendo en las congregaciones de su día. Sabía que había diversos problemas y peligros. Por eso se entiende el que él instara a los ancianos de Éfeso a mantenerse despiertos espiritualmente. Por un período de tres años Pablo les había demostrado su amor e interés y preocupación por medio de amonestarlos de continuo, aun con lágrimas. (Hech. 20:31) Evidentemente tal pastoreo encerraba alguna tensión emocional. El dar aquella atención vigilante y amorosa imponía algún agotamiento a Pablo. Por lo tanto, no es sorprendente el que a veces los superintendentes pasen por la misma experiencia hoy día, especialmente cuando tienen que manejar problemas graves. (Compare con 2 Corintios 2:4.) En tales situaciones lo que más les preocupa es “el rebaño.” Laboran diligentemente por mantenerlo espiritualmente limpio y sano, libre de levadura.—1 Cor. 5:6; Gál. 5:7-10; Tito 2:1.

      17. (a) ¿Qué punto de importancia debemos aprender de las palabras de Pablo en Hechos 20:32? (b) El poner a las personas y sus intereses en encomienda a Jehová permite que haya ¿qué resultado?

      17 Pablo, al poner a los superintendentes efesios en encomienda “a Dios y a la palabra de su bondad inmerecida,” podía confiar en que estaban en las mejores manos. (Hech. 20:32) Igualmente hoy día, después que los superintendentes hayan hecho cuanto hayan podido en cuanto a dar consejo y ayuda, o en tomar cualquier otra acción disciplinaria que haya sido aconsejable según las Escrituras, pueden dejar los asuntos en las manos de Dios. En situaciones en las cuales nuestros amados hermanos y hermanas en la fe están acosados por problemas graves, siempre es un consuelo saber que cuando se ora a Jehová y se pone a estos hermanos y hermanas y sus intereses en encomienda a él y se deja que Su Palabra, espíritu y organización provean la dirección que se necesita, el resultado estará en conformidad con la voluntad de él. En esas circunstancias, cualquier cosa que suceda será por permiso de Dios. (Compare con 1 Pedro 2:23.) De nuevo, el proceder así muestra interés y preocupación por “el rebaño,” porque dirige la atención a Aquel que puede lograr el mayor bien en toda situación.

      18. (a) ¿Cuál era el punto de vista de Pablo acerca de sus provisiones materiales? (b) Al imitar el ejemplo de Pablo en cuanto a esto, ¿cómo muestran los superintendentes su interés y preocupación por “el rebaño”?

      18 Con conciencia limpia, Pablo pudo señalar a la evidencia que probaba que él no había tratado de enriquecerse a expensas de sus hermanos. Había trabajado con sus propias manos y así había tenido la satisfacción de atender a sus propias necesidades. (Hech. 20:33, 34) Es cierto que cuando estuvo necesitado sí aceptó algo de los cristianos filipenses. No buscaba aquellas dádivas, sino, más bien, el fruto que se asocia con ese dar (Fili. 4:14-17) Tal como Pablo fue industrioso y no sirvió a fin de conseguir ganancia falta de honradez, así los superintendentes de nuestro día pueden dar un ejemplo excelente por medio de mostrar que no son perezosos, o que no buscan la manera de evitar el trabajo duro. Su interés en “el rebaño” impide que ellos se hagan una carga para la congregación.—2 Tes. 3:6-10.

      19. ¿Qué efecto tiene en los superintendentes y en la congregación en conjunto el que se obre en armonía con el principio declarado en Hechos 20:35?

      19 Puesto que habían notado lo que Pablo había exhibido en su propia vida y servicio, aquellos superintendentes efesios tenían algo por lo cual guiarse a medida que se esforzaban por ayudar a los débiles y dar de sí en la edificación de la congregación. Obrando en armonía con el principio de que “hay más felicidad en dar que la que hay en recibir,” los superintendentes cristianos de la actualidad dan a otros un ejemplo excelente. (Hech. 20:35) De hecho, no solo dan mucho, sino que dan sin atenerse a límites. El hecho de que continúen haciendo esto contribuye a la felicidad de toda persona en la congregación de los testigos de Jehová.

      “Inquietud por todas las congregaciones”

      20. ¿Hasta qué punto se preocupaban por “el rebaño” Pedro y Pablo?

      20 Es obvio que los excelentes ejemplos que proveyeron fieles apóstoles como Pedro y Pablo fueron sobresalientes. Ellos se gastaron a favor de sus compañeros cristianos y mostraron profundo interés no solo en una congregación, sino en la entera asociación de sus hermanos. (1 Ped. 2:17) A pesar de muchas inconveniencias, problemas y pruebas, lo que predominaba en la mente de los apóstoles era el bienestar espiritual del “rebaño.”

      21. (a) Según 2 Corintios 11:23–28, ¿cuáles fueron algunas de “esas cosas de carácter externo” que Pablo experimentó? (b) ¿Cómo mostró Pablo su profundo interés y preocupación por otros?

      21 Al escribir a compañeros de creencia radicados en Corinto, Pablo mencionó azotes, encarcelamientos, experiencias penosas y varios peligros que él había experimentado al servir de ministro. Entonces el apóstol añadió: “Además de esas cosas de carácter externo, hay lo que se me viene encima de día en día, la inquietud por todas las congregaciones.” (2 Cor. 11:23-28) Solo podemos imaginarnos las presiones que Pablo tenía y cuánto se preocupaba por “todas las congregaciones,” pues se mantenía en comunicación con varios asociados cristianos. (2 Tim. 4:9-13) Viajó extensamente durante sus giras misionales e hizo varias revisitas a las congregaciones. (Hech. 15:36) Sus actividades a favor de otros ciertamente exigieron mucho de él. Pronunciaba discursos por períodos extensos y testificaba con regularidad en las sinagogas, los lugares públicos y de casa en casa. (Hech. 17:2; 19:9, 10; 20:20) Para encargarse de sus necesidades materiales y evitar convertirse en una carga para las congregaciones, fue necesario que Pablo se ocupara en trabajo seglar. (Hech. 18:1-3; 2 Tes. 3:8, 9) Es evidente que el apóstol también dedicó considerable tiempo a estudiar la Palabra de Dios, y sin duda el conocimiento que adquirió así le sirvió bien cuando recibió inspiración divina para escribir unos 14 de los 27 libros que componen las Escrituras Griegas Cristianas. Verdaderamente, Pablo fue un hombre muy ocupado, pero siguió adelante, siempre desplegando gran interés en “el rebaño.”

      22, 23. (a) En nuestro tiempo, ¿cuáles son algunas de las maneras en las cuales se atiende a las necesidades del “rebaño de Dios”? (b) ¿De qué suministran prueba estas provisiones, y cómo debe afectarnos esto?

      22 Hoy día se está efectuando una vasta cantidad de trabajo a favor del “rebaño de Dios.” Dado que hay más de 42.000 congregaciones del pueblo de Jehová, piense en la atención que hay que dar a sus necesidades. El “esclavo fiel y discreto” está proveyendo un fluir constante de alimento espiritual. (Mat. 24:45-47) Con regularidad se preparan programas para reuniones de congregación, asambleas de circuito y asambleas de distrito a fin de que los cristianos puedan reunirse para estudio, adoración y asociación que los edifiquen espiritualmente. (Heb. 10:23-25) Se envían superintendentes viajantes para atender las necesidades especiales de todas las congregaciones. (Compare con Hechos 16:4, 5.) Comunicaciones que contienen consejo y estímulo se envían a las congregaciones y a los cuerpos de ancianos. (Compare con Filipenses 1:1; 1 Pedro 5:12; Judas 3.) También se hacen otros arreglos, tan numerosos que no se pueden mencionar, para beneficiar al “rebaño de Dios” espiritualmente y de otros modos.

      23 Este trabajo requiere una tremenda cantidad de tiempo, esfuerzo y gastos. Pero, ¿de qué es prueba esto? Muestra que Jehová se interesa en su pueblo. Por medio de su Hijo, el Pastor Excelente, Dios demuestra magnífica capacidad para pastorear. (Isa. 40:10, 11) Decenas de miles de subpastores han sido nombrados por espíritu santo y ellos están participando en pastorear el “rebaño de Dios.” Todo esto muestra interés y preocupación amorosos por “el rebaño” en conjunto y por los individuos que componen “el rebaño.” Despleguemos nosotros personalmente aprecio sincero por el amor que han mostrado el Gran Pastor, Jehová Dios, y su Hijo, Jesucristo, en todo su tierno interés en nosotros.

  • Superintendentes... sean ejemplos excelentes para “el rebaño”
    La Atalaya 1981 | 15 de enero
    • Superintendentes... sean ejemplos excelentes para “el rebaño”

      “Hazte ejemplo para los fieles en el hablar, en conducta, en amor, en fe, en castidad.”—1 Tim. 4:12.

      1. ¿Por qué debemos esperar que los superintendentes cristianos den un ejemplo excelente?

      HAY mucho envuelto en servir de superintendente en la congregación cristiana. Conocen este hecho miles de hombres dedicados, espirituales, que hoy día tienen encomendados a ellos este privilegio. Puesto que todos los individuos de la congregación son hermanos y hermanas cristianos, los ancianos nombrados saben que su responsabilidad no los hace a ellos mejores que a otros adoradores de Jehová. (Mat. 23:8-12) Sin embargo, en vista de sus responsabilidades y los requisitos bíblicos que tienen que satisfacer, se espera más de estos hombres. Es tal como dijo Jesús: “De hecho, a todo aquel a quien se le dio mucho, mucho se le exigirá; y al que pusieron a cargo de mucho, le exigirán más de lo acostumbrado.” (Luc. 12:48) Lo que estos subpastores dicen y hacen afecta mucho al “rebaño.” Se espera, por lo tanto, que estos hombres den un ejemplo excelente a otros.

      2. ¿En cuanto a qué cosas en particular estimuló Pablo a Timoteo a hacerse ejemplo?

      2 No se puede exagerar la importancia de este asunto de ser buen ejemplo. Es uno de los puntos acerca de los cuales el apóstol Pablo da consejo directo en su primera carta al superintendente Timoteo. Pablo no daba por sentada cosa alguna, y no quería que Timoteo hiciera aquello tampoco. Puesto que Timoteo todavía era joven, algunos pudieran tender a menospreciarlo. Sin duda Pablo tenía esto presente cuando escribió: “Que nadie jamás menosprecie tu juventud. Por lo contrario, hazte ejemplo para los fieles en el hablar, en conducta, en amor, en fe, en castidad. Mientras llego, continúa aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza. No estés descuidando el don que hay en ti, que te fue dado por medio de una predicción y cuando el grupo de ancianos te impuso las manos.” (1 Tim. 4:12-14) De continuar Timoteo ateniéndose a un derrotero de vida cristiano verdaderamente ejemplar, no habría razón legítima para que otros lo menospreciaran.

      3. ¿Qué deben examinar los superintendentes, y por qué?

      3 Igual que Timoteo, los que son superintendentes entre el pueblo de Jehová hoy día deben examinar su propio patrón de vida. Aunque nuestra consideración atañe especialmente a superintendentes, siervos ministeriales y hombres que están esforzándose por tener mayor responsabilidad en la congregación, todos los cristianos deben dar cuidadosa atención a lo que está envuelto en servir de ejemplo para “el rebaño.” (2 Cor. 13:5) Pero ahora preguntamos: “Ancianos, ¿están ustedes realmente dando un ejemplo excelente?” Sus compañeros de creencia los miran a ustedes a la vez que piensan en estas palabras registradas en Hebreos 13:7: “Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe.” Sí, ancianos, sus compañeros cristianos quieren resultar fieles a Jehová. Para que puedan hacer esto no solo necesitan consejo basado en las Escrituras y palabras de consuelo, sino el ejemplo estimulador de ustedes. Ellos imitarán la fe de ustedes a medida que observen su conducta correcta y el resultado a que ésta lleva.

      4. (a) ¿Cómo recalcan 1 Timoteo 3:1 y Mateo 20:26, 27 lo que está envuelto en servir de superintendentes cristianos? (b) ¿Qué se requiere del anciano para que cumpla con sus responsabilidades? (c) Según 1 Tesalonicenses 5:12, 13, ¿para quiénes deben los hermanos tener respeto, y cómo deben mostrarlo?

      4 Esto no quiere decir que, como anciano nombrado, usted sea indispensable. De ninguna manera. Pero usted tiene una “obra excelente” al servir a sus hermanos y hermanas espirituales. (1 Tim. 3:1) El puesto que usted ocupa no es uno de supuesta ‘grandeza’ que resulte de sus esfuerzos. (Mat. 20:26, 27) Sí, usted tiene más privilegios y responsabilidades. Pero para poder cumplir con éstos adecuadamente usted tendrá que servir humildemente como esclavo para Jehová, Jesucristo y sus compañeros de creencia. (Rom. 12:11; Gál. 5:13; Col. 3:23, 24) En realidad, usted tendrá que trabajar duro, presidir, amonestar y hacer otras cosas en el interés de sus hermanos y hermanas en la fe. Ellos reconocen que usted tiene un nombramiento; pero es el trabajo duro que usted hace, junto con su ejemplo, lo que los mueve a responder y prestar apoyo a los esfuerzos de usted. Tal manifestación de respeto es propio y está en armonía con estas palabras del apóstol Pablo: “Ahora les solicitamos, hermanos, que respeten a los que están trabajando duro entre ustedes y presidiéndolos en el Señor y amonestándolos; y que les den consideración más que extraordinaria en amor por causa de su trabajo.”—1 Tes. 5:12, 13.

      Ejemplo excelente “en el hablar”

      5. ¿En qué diferentes circunstancias deben los superintendentes ser ejemplo excelente “en el hablar,” y por qué es necesario esto?

      5 De que es necesario que los superintendentes sean un ejemplo excelente “en el hablar” no cabe la menor duda. Ciertamente esto es algo que tiene que ser cierto en sus propios hogares. También, esto es algo que tiene que manifestarse cuando hablan con miembros individuales de la congregación o desde la plataforma pública, así como también cuando testifican de casa en casa en la comunidad Los comentarios de un superintendente pueden influir en otros más de lo que él quizás piense. Por eso, lo que él diga siempre tiene que estar basado en los principios de la Palabra de Dios, o regirse por ellos.

      6. ¿Por qué deben los ancianos guardarse de pensamientos incorrectos y “hablar cosas buenas”?

      6 Para que el habla sea edificante, el corazón tiene que estar lleno de cosas buenas de la Palabra de Dios. Entonces la boca ‘hablará cosas buenas,’ y hará declaraciones que sean espiritualmente apropiadas y edificantes. (Mat. 12:34) El superintendente debe guardarse de dejar que se arraiguen en su mente o corazón pensamientos o ideas incorrectos, puesto que con el tiempo esto se manifestaría en su habla y sería perjudicial para otros. Como muestra de lo que se debe evitar y de la clase de dichos que deben oírse, la Biblia da este consejo: “Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno; así hará bien a los que lo oyen.”—Efe. 4:29, Nueva Biblia Española.

      7. ¿Por qué deben los superintendentes cristianos guardarse de difundir opiniones o ideas estrictamente personales?

      7 Para ser ejemplo en el hablar, es preciso que los subpastores cristianos no vayan “más allá de las cosas que están escritas.” (1 Cor. 4:6) Sea en asuntos de doctrina, moralidad u organización cristiana, el superintendente debe ‘predicar la palabra.’ (2 Tim. 4:2) Si él introdujera opiniones estrictamente personales o divulgara ideas contrarias a la enseñanza que se ha recibido por medio del “esclavo fiel y discreto,” esto causaría confusión. Por lo tanto, en vez de seguir adelante presuntuosamente en un proceder que pudiera resultar en deshonra, ¿por qué no esperar a Jehová y a su organización? (Pro. 11:2) Tal vez más tarde se haga una explicación o aclaración adicional del asunto. O tal vez por medio de oración y estudio diligente de la Palabra de Dios con la ayuda de las publicaciones de la Watch Tower el anciano descubra que ha estado equivocado y se regocijará de no haber difundido sus puntos de vista erróneos.

      8. (a) ¿Por qué evitar el pelear acerca de palabras y envolverse en debates? (2 Tim. 2:14–19) (b) Si alguien hace una pregunta y necesita ayuda espiritual, ¿cómo debe dársele ayuda?

      8 Pablo dijo a Timoteo que exhortara a otros a “no [pelear] respecto de palabras, cosa que absolutamente no sirve para nada porque derrumba a los que escuchan.” Entonces el apóstol se refirió a los efectos insalubres de las declaraciones hechas por hombres que se habían desviado de la verdad. No hay nada que se pueda ganar, y probablemente mucho que se pueda perder en sentido espiritual, si uno pelea respecto a palabras o se envuelve en debates con los que rechazan la enseñanza sana. (2 Tim. 2:14-19; Tito 1:7-9) Esto no quiere decir que uno no pueda hacer una pregunta sincera acerca de un asunto que no entienda. Sin embargo, el insistir en cierto punto de vista puede causar perturbación innecesaria. Por supuesto, si algunas personas necesitan ayuda espiritual, hay un modo correcto de impartir instrucción, y ése es “con apacibilidad.”—2 Tim. 2:23-26.

      9. Para enseñar eficazmente, ¿qué se requiere de los superintendentes?

      9 Los superintendentes deben ‘trabajar duro en hablar y enseñar,’ no solo en sus esfuerzos por llegar con la verdad a los de afuera, sino en edificar espiritualmente a la congregación. (1 Tim. 5:17) Requiere tiempo y esfuerzo el preparar discursos bíblicos y partes para las reuniones que sean espiritualmente refrescantes, instructivas y prácticas. Al estudiar con regularidad las Escrituras por medio de usar las publicaciones de la Sociedad Watch Tower, los bosquejos para los discursos y otro material procedente del “esclavo fiel y discreto,” los oradores y maestros pueden desarrollar muchos puntos excelentes que les permitan impartir enseñanza sana. Y al hacerse ejemplos en el hablar, los superintendentes muestran que se están aplicando del modo correcto.

      Siempre manteniendo “conducta excelente”

      10, 11. (a) ¿Qué relación existe entre la conducta y la sabiduría celestial? (b) ¿Qué sucede cuando se despliega la sabiduría de arriba, en contraste con las situaciones en las cuales se manifiestan rasgos impíos?

      10 Los superintendentes de congregación también tienen que llegar a ser ejemplos “en conducta.” Para tener éxito en mantener conducta excelente, necesitan sabiduría y entendimiento celestiales. El discípulo Santiago recalcó este punto, al decir: “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su conducta excelente sus obras con una apacibilidad que pertenece a la sabiduría. Pero si ustedes tienen en su corazón amargo celo y espíritu de contradicción, no anden haciendo alardes y mintiendo contra la verdad. Esta no es la sabiduría que desciende de arriba, sino que es la terrenal, animal, demoníaca. Porque donde hay celo y espíritu de contradicción, allí hay desorden y toda cosa vil.”—Sant. 3:13-16; 1 Ped. 2:12.

      11 La conducta excelente que refleja sabiduría celestial fortalece las relaciones con ancianos compañeros así como con otros miembros de la congregación. (Sant. 3:17, 18) Por otra parte, el espíritu de contradicción, los celos, el hacer alarde y otros rasgos y acciones mundanos, demoníacos y animales derriban esas relaciones. Esos rasgos malos no tienen lugar entre las filas del pueblo de Dios. El que uno obre de modo egocéntrico desmiente cualquier declaración de tener amor como el de Cristo. Por eso, la conducta excelente exige que “no [hagan] nada movidos por espíritu de contradicción ni por egotismo, sino considerando con humildad de mente que los demás son superiores a ustedes.” (Fili. 2:3) Conducta de esta índole es verdaderamente ejemplar, puesto que refleja una actitud mental como la que desplegó Cristo Jesús.—Fili. 2:5-8.

      12. (a) En cuanto a los miembros femeninos de la congregación, ¿cómo se les debe considerar y tratar? (b) ¿Qué se requiere que hagan los superintendentes acerca de violaciones de las normas morales de Dios? (c) En cuanto a asuntos judiciales, ¿qué responsabilidad impone a los ancianos el carácter confidencial de éstos?

      12 Para dar ejemplo excelente, los superintendentes y otros hermanos responsables siempre tienen que portarse con circunspección para con personas del sexo opuesto. Han de instar “a las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas con toda castidad.” (1 Tim. 5:1, 2) Se requiere vigilancia constante para que no vaya a ocurrir algún ‘aflojamiento’ en la adherencia a las elevadas normas morales de Dios. Si hay evidencia definitiva de que algunos están tratando de corromper a otros en sentido moral, los superintendentes tienen que tomar acción rápidamente para mantener limpia la organización, pues saben que Jehová ‘exige castigo por estas cosas.’ (1 Tes. 4:3-8) Al mismo tiempo, es preciso que los subpastores se abstengan de considerar públicamente con otras personas asuntos judiciales que tengan que ver con personas que hayan violado los justos principios de Dios. Lo que es confidencial tiene que ser tratado como tal. Solo puede esperarse que la congregación tenga plena confianza en ancianos que desempeñen la superintendencia correctamente y cuya conducta personal siempre sea irreprochable.

      Ejemplares “en amor”

      13. ¿Qué espíritu es necesario para que los superintendentes tengan éxito al dar ejemplo excelente, y por qué?

      13 Los superintendentes no pueden tener verdadero éxito en hacerse “ejemplo para los fieles” a menos que manifiesten el espíritu del amor. Después de recordar a Timoteo que ‘avivara el don de Dios que estaba en él,’ Pablo dijo: “Porque Dios no nos dio espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de buen juicio.” (2 Tim. 1:6, 7) Conocemos los efectos sanos que se produjeron en nuestra vida como resultado de haber manifestado Dios esta cualidad de amor para con nosotros. Cuando los superintendentes son ejemplos excelentes en cuanto a desplegar amor, que es un fruto del espíritu, esto, más que cualquier otra cosa, revela los sentimientos de ellos para con sus compañeros en la adoración de Jehová. El amor tiene poder de atracción, y nos impulsa a buscar el consejo y la ayuda de los subpastores amorosos. Agradecemos y apreciamos la cordialidad del interés que manifiestan en nosotros y su sincero deseo de ayudarnos a lograr progreso espiritual.

      14. ¿Qué oportunidades tienen los superintendentes casados para demostrar que ‘aman a sus esposas como a sus propios cuerpos,’ y qué permite esto que sus esposas hagan?

      14 Para portarse como hombres espirituales, los superintendentes se esfuerzan por dejar que ‘todos sus asuntos se efectúen con amor.’ (1 Cor. 16:13, 14) Si estos hombres están casados, han de ‘amar a sus esposas como a sus propios cuerpos,’ a los cuales ellos alimentan y acarician. (Efe. 5:28, 29) Los superintendentes reconocen cuánto cuidado diario exigen sus propios cuerpos. Así, también, sus esposas necesitan recibir con regularidad atención y cuidado espiritual que les permitan desempeñar el papel sostenedor que les atañe como esposas de una manera que sea ‘decorosa en el Señor.’ (Col. 3:18, 19) El considerar el texto diario del Anuario de los testigos de Jehová, repasar materia de las publicaciones de la Sociedad, prepararse para las reuniones cristianas y mantenerse despiertos para valerse de ocasiones en que puedan orar juntos... todas estas cosas son expresiones de este amor. Además, siempre que puedan aprovechar la ocasión, los ancianos deben ayudar a sus esposas de otras maneras. Esto, y la crianza apropiada de cualesquier hijos que tenga el matrimonio, suministra evidencia de que el hombre preside bien su propia casa y así satisface uno de los requisitos bíblicos para los superintendentes.—1 Tim. 3:4, 5; 5:8.

      15. ¿Cómo puede el superintendente demostrar que puede ‘cuidar de la congregación de Dios’ y que tiene amor?

      15 En realidad, el superintendente que mantiene un excelente arreglo de familia muestra que puede ‘cuidar de la congregación de Dios.’ (1 Tim. 3:5) Al cumplir con sus responsabilidades de congregación, el anciano se interesa intensa y personalmente en los que están relacionados con él en la fe. (Gál. 6:9, 10) Los superintendentes se preparan para las reuniones de congregación y las conducen, visitan a los enfermos y a otros que necesitan atención, y con regularidad participan en declarar públicamente las “buenas nuevas.” Todo esto es un ejemplo de amor a Dios, a las “ovejas” bajo su custodia y a las personas a quienes estos ancianos predican el mensaje del Reino.

      16. ¿Qué impulsó a Pablo a obrar del modo más beneficioso para la congregación corintia? ¿Se halla la misma actitud hoy día entre los superintendentes cristianos?

      16 Hay ocasiones en que los superintendentes consideran necesario dar consejo directo o tomar acción disciplinaria. Su deseo es ayudar a los individuos y proteger a la congregación. En esto, los ancianos imitan al apóstol Pablo. Impulsado por amor, el apóstol obró del modo más beneficioso para la congregación de Corinto, aunque esto lo sometió a gran esfuerzo y tensión. Escribió: “De en medio de mucha tribulación y angustia de corazón les escribí con muchas lágrimas, no para que se entristecieran, sino para que conocieran el amor que más especialmente les tengo a ustedes.” (2 Cor. 2:4) Aunque algunas personas de aquella congregación no apreciaban plenamente los esfuerzos incansables y altruistas de Pablo, él estaba dispuesto a agotarse aún más a favor de ellos, porque dijo: “Por mi parte muy gustosamente gastaré y quedaré completamente gastado por sus almas. Si los amo más abundantemente, ¿he de ser amado menos?” (2 Cor. 12:15) Igual que Pablo, muchos superintendentes se esfuerzan de todo corazón. Lo hacen por amor a sus hermanos, y así dan un ejemplo loable.

      17. ¿Qué efecto han tenido en la organización del pueblo de Dios los ejemplos excelentes de muchos superintendentes, y para qué sentimientos por parte de los subpastores fieles ha suministrado esto una base?

      17 Es posible señalar a muchos superintendentes que por años literalmente se han desgastado en servir a Jehová y en atender a las necesidades de sus hermanos y hermanas espirituales. El ejemplo que estos hombres han suministrado ha promovido el espíritu de amor en toda la organización del pueblo de Dios. Estos ejemplos en el pastoreo del “rebaño” durante estos días llenos de pruebas han fortalecido nuestra confianza. Debido a que estos subpastores le tienen verdadero amor al “rebaño” y se preocupan por él, tienen razón para expresarse como lo hizo el apóstol Pablo, quien escribió: “Que el Señor los haga aumentar, sí, que los haga abundar, en amor los unos para con los otros y para con todos, así como nosotros también lo hacemos para con ustedes; a fin de que él haga firmes sus corazones, intachables en santidad delante de nuestro Dios y Padre al tiempo de la presencia de nuestro Señor Jesús con todos sus santos.”—1 Tes. 3:12, 13.

      El manifestar fe fortalece a los compañeros de creencia

      18. ¿A qué obras deberían poder señalar los superintendentes como prueba de que tienen fe genuina?

      18 A pesar de las fuertes declaraciones de muchos de que son religiosos hoy día, “la fe no es posesión de todos.” (2 Tes. 3:2) Sin embargo, tiene que ser posesión nuestra si queremos agradar a Dios. (Heb. 11:6) En esto, también, los superintendentes cristianos tienen que ser un ejemplo para todos... “en fe.” Además, es preciso que tengan actos u obras que prueben la existencia de fe genuina por parte de ellos. (Sant. 2:14-26) Entre otras cosas, estas obras incluyen actos como el consolar a los compañeros de creencia enfermos, suministrar lo que les falte a los necesitados entre ellos y participar con regularidad en la proclamación de las “buenas nuevas del reino.”—Mat. 24:14; compare con Mateo 25:34-40.

      19. ¿Por qué es esencial la fe, y qué permite ésta que muchos hagan?

      19 Es significativo el hecho de que Pablo recalcó repetidas veces el punto de que ‘el justo vivirá a causa de la fe.’ (Rom. 1:17; Gál. 3:11; Heb. 10:38) La fe no solo nos provee una visión del futuro, sino que nos mueve a hacer cosas. Por ejemplo, requiere fe el ingresar en las filas de los precursores auxiliares o regulares y luego servir de predicadores de las “buenas nuevas” de tiempo completo. (Mar. 13:10) A pesar de responsabilidades de familia y otros deberes, muchos superintendentes y siervos ministeriales arreglan sus asuntos para participar en esta actividad. Muchos ajustan sus empleos seglares y otros asuntos a fin de dar más atención a las responsabilidades relacionadas con la congregación. Y se requiere fe genuina cuando se participa directamente en la predicación de las “buenas nuevas,” se cumplen asignaciones en las asambleas cristianas, se construyen Salones del Reino o se participa en diferentes actividades teocráticas de día en día. En realidad, requiere fe el que los superintendentes y todo el pueblo de Jehová crea, viva, trabaje y adore en conformidad con la Palabra de Dios.

      20. (a) ¿Qué papel desempeña la fe en cuanto a mantenerse uno firme y resistir al Diablo? (b) ¿Cómo pueden especialmente los superintendentes ayudar a sus compañeros de creencia a superar las pruebas de su fe?

      20 También se necesita fe para enfrentarse con éxito a las dificultades y superar las pruebas a que se ve sometida la fe. Después que Pedro exhortó a los ancianos a hacerse ejemplos para “el rebaño,” dio esta advertencia: “Mantengan su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien. Pero pónganse en contra de él, sólidos en la fe, sabiendo que las mismas cosas en cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo.” (1 Ped. 5:8, 9) Los superintendentes siempre tienen que mantenerse alerta a las tácticas del Diablo y a los ardides que él emplea para desviar, entrampar o devorar a los siervos de Dios. Nunca deben los cristianos dejarse adormecer y entrar en un estado de serena satisfacción respecto a la situación que afrontan, y especialmente deben ser vigilantes los subpastores nombrados del “rebaño.” En muchos países, la experiencia muestra que cuando les sobrevienen dificultades y pruebas a los testigos de Jehová, los superintendentes están en la primera fila de la batalla. Al cifrar su confianza en Dios, estos ancianos siguen ayudando a sus compañeros de creencia de diferentes maneras, resistiendo al Adversario, orando sinceramente, y usando el gran escudo de la fe y otras piezas de la armadura espiritual.—Efe. 6:10-18.

      21. Al ser los superintendentes mismos ejemplos en cuanto a fe, ¿qué ayudan al “rebaño” a hacer respecto a fe y esperanza?

      21 Los superintendentes deben ayudar al “rebaño” a andar por fe y a regocijarse con la esperanza que tienen en cuanto al futuro. Porque Jehová Dios y su Hijo en la región celestial son invisibles, no podemos verlos. Sin embargo, sus tratos con nosotros son verdaderos. (Heb. 11:27) Lo que está aconteciendo como resultado de la dirección de ellos es cumplimiento de lo que predijo la Biblia. Los superintendentes deben ayudar solícitamente a sus hermanos y hermanas espirituales a reconocer este hecho y a ver que a los miembros de la “grande muchedumbre” se les está recogiendo en cantidades considerables. Jehová está bendiciendo la obra que se está haciendo. (Isa. 60:22; Rev. 7:9) Estamos experimentando la seguridad espiritual que él ha prometido. (Sal. 91:1, 2) Los frutos del espíritu santo de Jehová, entre ellos la fe, verdaderamente abundan entre el pueblo de Dios hoy día. (Gál. 5:22, 23; compare con Romanos 1:8.) Nuestros ojos de la fe perciben la venidera ejecución de los juicios de Jehová. (Rev. 11:16-18; 16:14, 16) Más allá de la “grande tribulación” un nuevo orden ha de empezar, y la Tierra será llevada a un estado paradisíaco. (Mat. 24:21; Luc. 23:43; 2 Ped. 3:11-13) Va a haber una resurrección. (Juan 5:28, 29; Hech. 24:15) La familia humana será restaurada a relaciones pacíficas con Dios, y la vida eterna será lo que obtendrán los que resulten obedientes durante la prueba final. (Rev. 20:7-10) Pero a medida que miramos hacia el futuro, apreciamos a los superintendentes que, en la cantidad de decenas de miles, actualmente sirven de ejemplos en fe, a los subpastores leales que tanto están haciendo para ayudar al “rebaño” a regocijarse en la esperanza de lo futuro.—Rom. 12:12.

      “En castidad”... ejemplos dignos

      22. (a) ¿Cómo puede el reflexionar en Filipenses 4:8 y Santiago 3:17 ayudar a los superintendentes a ser ejemplos en castidad? (b) Al recomendar a los hermanos para responsabilidades dentro de la congregación, ¿cómo tienen que esforzarse los superintendentes por permanecer castos?

      22 Finalmente, se exhorta a los superintendentes a ‘hacerse ejemplos para los fieles . . . en castidad.’ Esto quiere decir más que ser de mente limpia y conducta moral. Es patente que los superintendentes tienen que tener cuidado para que aquello en que fijen la mente sea casto. (Fili. 4:8; Sant. 3:17) Pero, para que los superintendentes permanezcan castos, también tienen que ejercer buen juicio cuando consideran a hermanos para que lleven responsabilidades dentro de la congregación. La idoneidad de estos hermanos tiene que considerarse cuidadosamente a la luz de los requisitos bíblicos. Nunca debe mostrarse favoritismo a amigos personales ni a parientes. Si hay dudas acerca de la conducta moral de cierta persona, dejen que el tiempo y los hechos remuevan estas dudas. Esto estaría en armonía con el consejo sano que se halla en 1 Timoteo 5:22: “Nunca impongas las manos apresuradamente a ningún hombre; ni seas partícipe de los pecados ajenos; consérvate casto.”

      23. ¿Qué ayudará a los superintendentes a mantenerse castos al manejar asuntos judiciales?

      23 Los superintendentes también evitan ser partícipes de los pecados de otros por medio de manejar correctamente los asuntos judiciales. Al tratar con casos de malas acciones, los ancianos deben ser misericordiosos cuando las circunstancias exijan misericordia, pero no deben permitir que continúe el pecar ni verlo como cosa de poca importancia. (Pro. 28:13; Sant. 2:13; compare con Judas 3-15, 22, 23.) Los ancianos nombrados tienen que ejercer cuidado para no dejar que influyan en sus decisiones la parcialidad, el sentimiento o la emoción al escuchar las declaraciones de los que hayan cometido algún mal, o el testimonio de otros. Al dejar que los principios bíblicos gobiernen en cualesquier decisiones que tomen en estos casos, los subpastores fieles se conservarán castos.

      24. ¿Qué hará posible que los superintendentes se expresen como lo hizo Pablo en 1 Corintios 11:1?

      24 Al llegar a ser ejemplos de todas las maneras consideradas en lo anterior, todos los fieles superintendentes cristianos pueden decir, con buena conciencia, como lo hizo Pablo: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.” (1 Cor. 11:1) Aunque el apóstol estaba consciente de sus debilidades personales, pudo decir con confianza que estaba siguiendo a Cristo. Lo mismo es cierto hoy día de los superintendentes que se esfuerzan por satisfacer los requisitos de Dios.

      Se anima a la congregación a hablar la Palabra con denuedo

      25. Si se imita el buen ejemplo que dan los superintendentes cristianos, ¿qué resultados pueden producirse en la congregación debido a las bendiciones de Dios?

      25 ¿Qué resultados podemos esperar de seguir el ejemplo provisto por los fieles subpastores del “rebaño de Dios”? ¡Bueno, a todos los de la congregación se les animará o estimulará a continuar hablando la palabra de Dios con denuedo a la vez que mantienen conducta excelente! (Hech. 4:29-31; 1 Ped. 2:12) El fruto del amor identificará a la congregación de modo inequívoco como una congregación compuesta de los verdaderos discípulos de Jesucristo, y esto atraerá a otros a asociarse con el pueblo de Dios. (Zac. 8:23; Juan 13:34, 35) Se desplegará fe activa a medida que se efectúen obras excelentes como el predicar las “buenas nuevas,” hacer discípulos y seguir el comportamiento piadoso. (Mat. 24:14; 28:19, 20) La entera congregación se mantendrá limpia, al dominar la castidad la vida de todos los que buscan la aprobación de Dios. Por lo tanto, sirvamos a Jehová juntos en fidelidad y apreciemos las bendiciones de que disfrutamos como pueblo de Dios. Y que nuestro amoroso Padre celestial continúe bendiciendo nuestros esfuerzos unidos a medida que trabajamos con superintendentes cristianos que son ejemplos excelentes para “el rebaño.”

  • El león rugiente
    La Atalaya 1981 | 15 de enero
    • El león rugiente

      EL RUGIDO del león es un sonido que causa tremenda impresión. Se puede oír por ocho kilómetros. Este poderoso sonido tiene dos razones. Es un medio de comunicarse con miembros distantes del grupo y también sirve de proclamación de derechos territoriales. Contrario a la creencia popular, el león no suele rugir cuando está a la caza de animales salvajes. Sin embargo, con frecuencia ruge cuando trata de hacer presa de animales domésticos en algún cercado. El aterrorizador sonido tiene como fin causar una estampida que derribe la cerca protectora y exponga a la presa.

      Esto nos recuerda las palabras del apóstol Pedro. A compañeros cristianos él escribió: “Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.” (1 Ped. 5:8) Como “ovejas” cristianas, seguras en la protección que suministra el “pastor excelente,” Cristo Jesús, hacemos bien en prestar atención a las palabras de Pedro. (Juan 10:14, 15) “Mantengan su juicio, sean vigilantes,” dice el apóstol, para que los rugidos amenazadores del Diablo no vayan a hacer que algunos, en pánico, huyan a una zona de peligro espiritual.

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