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  • El hombre que estuvo muerto cuatro días

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  • El hombre que estuvo muerto cuatro días
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1971
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1971
w71 15/5 págs. 312-313

El hombre que estuvo muerto cuatro días

Un artículo preparado especialmente para que los padres lo lean con sus hijos

¡QUÉ bueno es estar vivo! ¿verdad? ¿Te gusta vivir? A mí me gusta. Cuando estamos vivos podemos hacer muchas cosas interesantes.

Pero, sabes que no ha habido ningún hombre que haya vivido para siempre? Tarde o temprano todas las personas han muerto. ¿Conoces a alguien que haya muerto? La gente se pone muy triste cuando muere una persona amada. Eso es porque esa persona se ha ido, y ya no pueden verla ni hablarle.

Hubo una muerte en una familia que Jesús conocía muy bien. Esto hizo que todos se sintieran muy tristes, pero Jesús pudo cambiar la tristeza en gozo grande. Déjame contarte de ello. Lo que te voy a contar te ayudará a entender lo que le sucede a una persona cuando muere.

Estos amigos de Jesús vivían en Betania, que es un pueblo pequeño que no está muy lejos de Jerusalén. Eran Lázaro y sus dos hermanas. Una hermana se llamaba Marta y la otra era María.

Un día Lázaro se puso muy enfermo Jesús estaba lejos de allí aquella vez. De modo que Marta y María mandaron a decirle que Lázaro el hermano de ellas estaba enfermo. ¿Por qué hicieron esto? Porque sabían que Jesús podía sanarlo. Jesús no era doctor, pero Dios le había dado poder para sanar enfermedades de toda clase.

Pero Jesús no vino en seguida a donde vivían Lázaro y sus hermanas. Lázaro se puso tan grave que murió. La gente lo enterró en una cueva, y pusieron una piedra grande enfrente de ella.

Cuando Lázaro murió, Jesús lo supo en seguida. Esto se debía a que Dios le había dado poder para saber aquellas cosas. Jesús les dijo a sus discípulos que Lázaro estaba durmiendo. Pero Jesús dijo que iba a ir a despertarlo.

Los discípulos no entendieron que Jesús quiso decir que Lázaro estaba muerto. De modo que respondieron que si Lázaro estaba durmiendo, sanaría. Entonces Jesús les dijo claro que Lázaro había muerto.

La muerte se parece a cuando uno está bien, bien dormido, tan dormido que uno ni siquiera suena. En la muerte la gente no siente ni sufre nada. Es por eso que Jesús dijo que Lázaro estaba durmiendo cuando Lázaro realmente estaba muerto. De modo que la muerte es parecido a eso.

Ahora Jesús fue a visitar a Marta y María. También había muchos amigos de la familia allí. Habían venido a consolar a Marta y María por haber perdido a su hermano.

Cuando Marta supo que Jesús venía, salió a encontrarse con él. Pronto María salió también para ver a Jesús. Ella se sentía muy triste y estaba llorando, y cayó a sus pies. Otros amigos, que habían seguido a María, también estaban llorando. Cuando Jesús vio que toda la gente lloraba, él se puso triste y también empezó a llorar.

El Gran Maestro preguntó dónde estaba el cuerpo de Lázaro. Al oír eso la gente llevó a Jesús a la cueva donde habían enterrado a Lázaro. Entonces Jesús les dijo a los hombres que estaban allí: ‘Quiten la piedra de enfrente de la cueva.’ ¿Crees tú que ellos deberían hacer eso?

A Marta no le pareció que estaba bien hacerlo. Dijo: ‘Señor, ya debe oler mal, porque hace cuatro días que está muerto.’ Y es cierto que los cuerpos de los muertos sí huelen mal después de un tiempo.

Pero Jesús le dijo: “No te dije que si creyeras verías la gloria de Dios?” Con eso Jesús quiso decir que Marta vería algo que le traería honra a Dios. ¿Qué iba a hacer Jesús?

Cuando quitaron la piedra, Jesús oró en voz alta a Jehová. Quería que la gente que estaba allí supiera que era Dios quien le daba a Jesús el poder que tenía. Entonces Jesús dijo con una voz fuerte: “¡Lázaro, sal!” ¿Saldría él? ¿Podría hacerlo?

Sucedió una cosa asombrosa. ¡El hombre que había estado muerto cuatro días salió de la cueva! ¡Se le había hecho volver a vivir! ¡Podía respirar, caminar y hablar de nuevo! ¡Sí, Jesús levantó a Lázaro después de haber estado muerto cuatro días! ¿Verdad que eso fue maravilloso?—Juan, capítulo 11.

Pero tú quizás preguntes: ¿Dónde estuvo Lázaro durante los cuatro días que estuvo muerto? Lázaro era un buen hombre, porque solo personas buenas eran amigos íntimos de Jesús. ¿Fue Lázaro al cielo cuando murió? ¿Estuvo vivo allá arriba con Dios y los santos ángeles?

Piensa un momento: Si Lázaro hubiera estado en el cielo durante esos cuatro días, ¿no te parece que habría dicho algo acerca de eso? ¡El vivir en el cielo habría sido algo demasiado maravilloso para que él no se lo dijera a nadie! Pero Lázaro no dijo ni una sola palabra acerca de estar en el cielo ni en ningún otro lugar.

Acuérdate, Jesús dijo que Lázaro estaba durmiendo. ¿Cómo dirías tú que está uno cuando está dormido?

Cuando tú estás bien, bien dormido no sabes lo que está pasando alrededor de ti, ¿verdad? Y cuando despiertas no sabes cuánto tiempo has estado durmiendo hasta que ves un reloj.

Puesto que la muerte es como un sueño profundo, esto quiere decir que los muertos no pueden hacer nada. Están inconscientes. Pero muchas personas no saben eso. Hasta les da miedo pasar cerca de un cementerio porque les tienen miedo a los muertos. Pero, ¿hay alguna razón para temer a los muertos? No, de ningún modo. Cuando una persona está muerta no puede hacer nada bueno y no puede causar ningún daño.

¿Puedes despertar a alguien que está durmiendo? Sí; si lo llamas con voz fuerte, el que está durmiendo despertará. Pero, ¿puedes despertar a alguien que está durmiendo en la muerte? No. Puedes llamar lo más fuerte que puedas y el muerto no oirá. Ni tú puedes ni ninguna otra persona en la Tierra puede hacer nada para despertar al muerto.

Pero Jehová Dios le ha dado a Jesús el poder de levantar a los muertos. Él puede hacer que los muertos vuelvan a vivir. Y Jesús promete que hará esto pronto bajo el gobierno del Reino de Dios. ¡Qué feliz será ese tiempo!

“No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán.”—Juan 5:28, 29.

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