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  • Un mundo sin soluciones
  • ¡Despertad! 1985
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¡Despertad! 1985
g85 22/7 págs. 3-6

Un mundo sin soluciones

LOS seres humanos son criaturas de esperanza. Después de haber sufrido desilusiones repetidas veces, siguen teniendo esperanza. Cuando la situación es desesperanzada, siguen teniendo esperanza. Un poeta dijo en cierta ocasión: “La esperanza fluye eternamente en el corazón humano”.

En ningún caso es más evidente la persistencia de la esperanza que en el de los gobiernos humanos. Uno tras otro fracasa, pero la gente siempre está dispuesta a confiar en el siguiente. Esto ha estado sucediendo por miles de años.

Las monarquías, los imperios, las dictaduras, las repúblicas, las democracias, los gobiernos comunistas o capitalistas... todos ellos lo han intentado, todos ellos han fracasado.

Hasta se han probado gobiernos mundiales. La Sociedad de Naciones lo intentó y fracasó. Las Naciones Unidas lo ha intentado y está fracasando. Pero la gente sigue teniendo esperanza y está dispuesta a confiar en cualquier cosa y en todo... en todo, por lo visto, menos en la única esperanza segura.

EL MUNDO en que vivimos es un mundo sin respuestas. Seis mil años de historia humana lo han probado. Además, el deslumbrante mundo actual de la ciencia no ha hallado las respuestas a las preguntas apremiantes que inquietan a esta generación. Considere algunas de ellas, entre las muchas que hay.

No hay solución para la guerra

Por siglos antes de nuestra era común hasta fines de la II Guerra Mundial, ha habido comparativamente pocos años de paz; sin embargo, se han hecho y se han violado miles de tratados de paz. La I Guerra Mundial había de hacer que el mundo fuera un lugar seguro para la democracia. Causó la muerte a 14.000.000 de personas, pero no aseguró la democracia. La II Guerra Mundial había de eliminar de la Tierra a los dictadores, pero la pérdida de 55.000.000 de vidas no logró esto. En las muchísimas guerras que ha habido desde entonces han muerto 30.000.000 de personas, y otros miles están muriendo en conflictos actuales.

Algo mucho más aterrador es la carrera de armamentos nucleares que ahora se está llevando a cabo. Las naciones que participan en ella gastan más de un millón de dólares por minuto. Pero una guerra nuclear pudiera ocasionar un “invierno nuclear”. Y muchos científicos dicen que eso pudiera poner fin a la vida humana en la Tierra.

No hay solución para el hambre

Todos los años millones de personas mueren de hambre. Las cifras fluctúan entre 20.000.000 y 50.000.000 de personas... y la expresión “morir de hambre” tiene que abarcar también a los millones de personas que mueren a causa de la desnutrición y las enfermedades que resultan de esta. En África, el rápido aumento de la población implica mayor denudación del terreno a fin de usar los árboles para leña, y el que el terreno esté denudado significa que habrá menos lluvia y se perderá la capa superficial del suelo, lo cual resultará en cosechas escasas. Con relación al África, el presidente del Instituto Worldwatch dijo recientemente: “Puede que estemos al borde del desenvolvimiento de un drama humano que no se asemeje a ningún otro que hayamos experimentado antes”. No se pueden ver respuestas para el sufrimiento en África. Aun en los acaudalados Estados Unidos, se ha declarado que hay una epidemia de hambre... 20.000.000 de personas padecen de hambre. Mundialmente, 450.000.000 de personas están al borde de la inanición.

El papeleo obstaculiza los esfuerzos masivos que se hacen por prestar ayuda. A los hambrientos se les niega el alimento, el cual más bien se usa en manipulaciones políticas o militares. El mercantilismo impide que el alimento llegue a los estómagos vacíos y engorda los bolsillos de los ricos. Hace dos años el Banco Mundial calculó que durante la próxima década se requerirán $600.000 millones tan solo para mantener el presente nivel de hambre. Pero a medida que vayan creciendo las poblaciones y los desiertos vayan esparciéndose, el hambre se hará más intensa. La perspectiva es sombría, y no se ven ningunas respuestas en el horizonte.

No hay solución para la enfermedad

La ciencia médica ha hecho mucho por combatir las enfermedades, pero el cuadro no es prometedor, como lo fue el pronóstico que hizo en 1975 uno de los científicos más eminentes del mundo: “No sé de ningún problema médico que no podamos resolver en el futuro cercano”. Diez años más tarde, no solo se está lejos de ganar la lucha, sino que se está perdiendo terreno en muchos frentes. El cáncer, los problemas cardíacos, la cirrosis, la diabetes, la esclerosis múltiple, la malaria, la enfermedad del sueño, la esquistosomiasis, la lepra... todos siguen haciendo cada vez más estragos.

Las enfermedades venéreas no han sucumbido a los antibióticos. Los antibióticos más fuertes resultan en variedades de bacterias más resistentes. El SIDA es incurable y se está propagando... principalmente entre los homosexuales, los que usan drogas por vía intravenosa y aquellos a quienes se les han hecho transfusiones de sangre. No se conoce el remedio para el herpes genital. La clamydia es una epidemia de la que anualmente “padecen por lo menos entre tres millones y hasta quizás 10.000.000 de personas”. Causa la esterilidad, además de otras incapacidades.

El número del 4 de febrero de 1985 de la revista Newsweek informó: “Actualmente se ha apoderado de los Estados Unidos una epidemia de STD [siglas en inglés de enfermedades transmitidas por contacto sexual] de proporciones sin precedente. Las estadísticas son impresionantes: de cada cuatro estadounidenses entre las edades de 15 y 55 años, uno contraerá una enfermedad de este tipo en algún momento de su vida”. El artículo concluye: “Por lo visto, la mejor protección contra este tipo de enfermedad pudiera muy bien ser el regresar a aquella salvaguardia anticuada: la monogamia”. Esta es una solución que este mundo no acepta.

No hay solución para el infanticidio

Nos horroriza saber que, hace tiempo, cuando las personas tenían bebés que no deseaban, los dejaban expuestos a la intemperie para que murieran de abandono. Actualmente los matan mientras todavía están en la matriz de la madre. Los que lo hacen afirman que los infantes no son en realidad vidas humanas, o almas, y que no sienten dolor. Pero la criatura en la matriz salta cuando le asusta un ruido repentino, se chupa el dedo, consume líquidos, oye los latidos del corazón de su madre... sin embargo, ¿dicen algunos que no se trata de una criatura viviente? ¡Eso es increíble! El cerebro funciona, el corazón late, los sentidos registran sensaciones... pero ¿no siente dolor? ¡Esto también es increíble! El aborto sin dolor... ¿es esta solamente una afirmación que se hace para mitigar el sentido de culpabilidad?

Parece que sí, en vista de la película The Silent Scream (El grito silencioso), que se filmó recientemente. Esta revela lo que parecen ser las agonías de un feto durante el aborto, mientras está siendo desmembrado en la matriz y está siendo sacado por partes como con una aspiradora que lo absorbe de la matriz. Durante la penosa experiencia, el feto salta, se retuerce, retrocede y abre la boca de una manera que da a entender que está largando un “grito silencioso”. ¡Es así y de otras maneras como este mundo anualmente se deshace de unos 55.000.000 de bebés!

A la criatura no nacida que está en la matriz la Biblia la considera como una vida, un alma, y bajo la Ley mosaica, cualquiera que causara la muerte a una criatura no nacida, aunque fuera accidentalmente, de manera dolorosa o no, era culpable y tenía que dar “vida por vida”, o “alma por alma”. (Éxodo 21:22, 23, nota al calce de la Traducción del Nuevo Mundo, edición en inglés de 1984 con referencias.)

No hay solución para la contaminación

La lluvia ácida mata a los peces y destruye los bosques. Los vertederos de desechos tóxicos envenenan el terreno y el agua subterránea. Las emisiones de los automóviles causan daño a las cosechas y a los pulmones de los seres humanos. Los derrames de petróleo, los metales pesados, los desperdicios radiactivos, los plásticos, el asbesto, los plaguicidas, los herbicidas, las microondas... todas estas y muchas más son las amenazas crecientes a que se enfrenta la vida en el planeta Tierra. Muchas especies ya se han extinguido, y a diario muchas más llegan a estar en peligro de extinción.

En un discurso que pronunció para UNEP (siglas en inglés del Programa Ambiental de las Naciones Unidas), Mostafa Tolba, director ejecutivo del programa, informó a más de cien delegados en Kenia: “Tomen medidas ahora, o enfréntense al desastre”. El no hacerlo, dijo él, ocasionaría “a fines del siglo una catástrofe ambiental que causaría una devastación tan completa, tan irreversible como la que fuera ocasionada por cualquier desastre nuclear”. Respecto a la Tierra, los primeros astronautas dijeron con entusiasmo: “Nuestro planeta azul es asombrosamente hermoso”. En 1983 el astronauta Paul Weitz dijo: “Me horroriza ver lo sucia que se está poniendo nuestra atmósfera. [...] Desgraciadamente, este mundo se está convirtiendo rápidamente en un planeta gris. [...] Estamos ensuciando nuestro propio nido”. Pero la codicia no presta oídos a tales palabras. La codicia a corto plazo tiene más fuerza que la necesidad a largo plazo.

No hay solución para el problema de las drogas

Las medidas enérgicas que han tomado a nivel mundial las agencias que imponen la ley no han detenido el maremoto de las drogas. Titulares recientes dicen lo siguiente: “Se teme vasto uso de drogas en proporciones nunca imaginadas”. “Las mujeres y la cocaína: Problema creciente.” “El tráfico mundial de la heroína va en aumento.” En una serie de redadas que se efectuaron en México el pasado mes de noviembre la policía se apoderó de 10.000 toneladas de marihuana... ¡ocho veces más de lo que los oficiales creían que se producía en México en todo un año! Los investigadores opinan que han estado subestimando gravemente la producción mundial de drogas. Las pruebas muestran que no solo la mafia está metida de lleno en el asunto, sino que también “siguen apareciendo como hormigas” contrabandistas independientes del Tercer Mundo.

Puede que las personas empiecen a usar las drogas por curiosidad o por la presión que sus iguales ejercen sobre ellas, pero la práctica pronto se convierte en hedonismo, el amor al placer. Por medio de las drogas pueden derivar una sensación mucho más intensa del placer que la que obtendrían por medios ordinarios, incluso las relaciones sexuales. A esto sigue el enviciarse, entonces el robar para mantener el vicio y, finalmente, las complicaciones relacionadas con la salud, y la muerte causada por una dosis excesiva. Añádase a esto los crímenes, entre ellos el asesinato, que cometen los traficantes en drogas. Pero antes de echar toda la culpa a los criminales, recuerde: Los clientes apoyan y hacen posibles todos estos males. La respuesta es sencilla: Usuarios, dejen el hábito, sequen totalmente el mercado y, de un solo golpe, acaben por completo con este negocio dañino. Pero tampoco se acepta esta respuesta sencilla.

Otras soluciones que faltan

La decadencia en la honradez, la falta de integridad, la hipocresía religiosa, el desplome de la familia, el divorcio por cualquier capricho, los niños abandonados, la falta de afecto natural, el egoísmo, la descortesía, el yoísmo, las repugnantes perversiones sexuales, el repulsivo abuso sexual de menores, la propagación de la violencia, el creciente desafuero, el terrorismo internacional... es interminable la lista de los problemas para los cuales este mundo no tiene solución. Tiene una abundante cosecha de preguntas, pero no ha podido cosechar las respuestas. ¡Qué aptamente predijo Jesús este mismísimo tiempo en que vivimos cuando dijo: “Sobre la tierra angustia de naciones, no conociendo la salida”! (Lucas 21:25.)

No obstante, hay salida.

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