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  • ¿Qué le está pasando a su tiempo?
    ¡Despertad! 1981 | 22 de enero
    • años. Dentro de 15 años puede necesitarse un nuevo techo. Las calderas tienen que limpiarse con regularidad. Hay que luchar contra los comejenes. No es raro que surjan problemas respecto al alcantarillado. Y esto es solo el principio. Por la mayor parte, los que son dueños de casa admiten con presteza que en el hogar siempre hay algo exigiéndoles tiempo y dinero.

      Sin embargo, a pesar de todos estos factores, puede ser que usted concluya que el ser dueño de su propia casa es lo mejor para usted. Pero ¿de qué tamaño debe ser la casa? Si usted realmente quiere tener más tiempo para actividades a las cuales usted ahora frecuentemente está dedicando menos tiempo del que quiere dedicarles, esto merece su consideración. Si se muda a una casa grande para impresionar a otras personas, va a pagar un precio alto... no solo por la propiedad, sino también en términos del tiempo que necesitará para mantener limpio y en buenas condiciones el hogar. Además, muchos padres llegan a darse cuenta de que, una vez que los hijos crecen, ya no necesitan una casa muy grande. Esas personas se mudan a una morada más modesta para tener menos quehaceres, menos trabajo de mantenimiento, y más tiempo para otras actividades.

      Otro factor, que frecuentemente se pasa por alto, es éste:

      Toma tiempo usar los bienes que usted compra

      Supóngase que usted quiera comprar un nuevo televisor. Aparte del comer, el ver programas de televisión es la actividad primordial de los ratos de ocio de los estadounidenses, pues consumen en ello hasta el 45 por ciento de su tiempo libre. Además, ellos no son los únicos que tienen este problema. Tal vez usted ya se haya dado cuenta de que da demasiado de su tiempo a ver televisión, pero pocas personas se dan cuenta del mucho tiempo que dedican a la televisión, a no ser que personalmente hayan llevado la cuenta de ello. Haga la prueba.

      Si usted, como la mayoría de las personas, quiere tener más tiempo libre, tal vez sería bueno empezar por controlar el tiempo que pasa ante la televisión. El simplemente desenchufar la televisión podría permitirle 20 ó más horas semanalmente para dedicar a otros asuntos... ¡ésta es una ganancia en horas que equivale a la mitad del tiempo que usted probablemente pasa en su empleo!

      Hoy en día, la mayoría de las personas no están dispuestas a vivir sin sus televisores, como lo ilustra el hecho de que en los Estados Unidos son más numerosos los hogares (el 98 por ciento) que tienen televisión que los que tienen instalaciones sanitarias dentro de la casa. Pero hay modos sencillos de controlar la televisión y de limitar los efectos de ésta en usted y su familia. Para muchas familias ha sido útil revisar los programas de televisión para la semana que se avecina y decidir como familia lo que verán. El adherirse a su decisión da a todos más tiempo para otras actividades.

      Por supuesto, el mismo principio se puede aplicar a otras posesiones. El utilizarlas requiere tiempo. Por lo tanto, antes de hacer cualquier compra, considere la cantidad de tiempo que tendrá que dedicar a su nueva posesión para que ésta le sea significativa. ¿De dónde va a sacar el tiempo para ella? ¿Es así como usted realmente quiere usar su tiempo?

      No olvide, como dijo Ben Franklin, que el tiempo es ‘de lo que está hecha la vida.’ Si uno da todo su tiempo a cambio de dinero, si pasa todo su tiempo trabajando día y noche, la calidad de su vida será infeliz. Si uno permite que las posesiones materiales consuman todo su tiempo, se hace frívolo, sus relaciones con otros seres humanos sufren, así como su aprecio a los valores espirituales. En cambio, si uno insiste en separar tiempo para asuntos verdaderamente importantes, su vida adquiere significado profundo y uno halla mayor felicidad.

  • Hallaron más tiempo
    ¡Despertad! 1981 | 22 de enero
    • Hallaron más tiempo

      HAY personas que están convencidas de que, como lo dice la Biblia, ‘su vida no resulta de las cosas que poseen.’ (Luc. 12:15) Muchas de estas personas han aprendido por experiencia que la vida cotidiana se les hace más agradable y más satisfaciente si pueden dedicar menos tiempo a ganar dinero y más a su familia y a actividades de valor espiritual.

      Carlos era profesor de escuela. Había enseñado historia estadounidense por años, pero su empleo estaba empezando a afectarle los nervios, pues parecía que con cada nuevo año escolar llegaba una clase más indomable que la anterior. Además, él quería poder pasar más tiempo con su esposa, su hijo y su madre anciana, así como participar en otras actividades. ¿Qué decidió hacer? Dejó de enseñar y consiguió empleo como conductor de un autobús de escuela a fin de poder tener el horario que quería. Tuvo que hacer ajustes, pero consideró que el tiempo que había ganado bien valía lo que los ajustes le habían costado.

      Samuel era un sobresaliente trabajador en un taller de especialidades de imprenta en la ciudad de Chicago, Illinois. Su jefe le ofreció el puesto de supervisor del taller, pero Samuel no lo aceptó, a pesar del aumento en salario. Él sabía que, si recibía mayores responsabilidades, inevitablemente tendría que trabajar horas extras, y esto le dejaría menos tiempo para estar con su familia y en otras actividades. Porque rechazó el puesto de supervisor del taller, Samuel estuvo disponible cuando se presentó la oportunidad de efectuar otro trabajo dentro de la compañía, uno que le permite organizar su propio horario.

      Guillermo es electricista en la ciudad de Greensboro, en Carolina del Norte. Él está constantemente bajo la tentación de ensanchar su negocio; está llevando a cabo lo que él llama una “lucha continua por mantener pequeño el negocio.” A él le gusta ser dueño de su propio tiempo, tener relativamente pocos dolores de cabeza y un mínimo de papeleo. Más bien que endeudarse comprando una casa grande, Guillermo empezó por comprar una modesta casa remolque, y con el transcurso de los años fue ampliándola por medio de demoler paredes, de modo que gradualmente transformó su casa remolque en un bello hogar. “Nunca tuve que tomar muchísimo dinero prestado para construir la casa de esta manera,” dijo, “y a la vez tenía un pasatiempo. Siempre estuve aprendiendo algo al trabajar en la casa. Nunca tuve que abandonar a mi familia. En vez de eso, el trabajar todos en la construcción de la casa ayudó a estrecharnos.”

      Miguel tiene un negocio de atender y diseñar jardines en el estado de Washington, D.C. “Tengo que renunciar a mucha clientela,” admite él. Pero agrega: “Me parece que vale la pena. Es de gran valor para mí la tranquilidad mental. Este es el tipo de negocio en el cual uno fácilmente podría trabajar siete días a la semana. No hay escasez de trabajo. Sin embargo, yo por lo general trabajo unos tres días a la semana, y eso nos permite, a mi esposa y a mí, pasar mucho más tiempo juntos, haciendo cosas que consideramos importantes.”

      En el Japón, un joven se casó con la hija de su jefe, y se le estuvo preparando para que se encargara del negocio de la familia, un establecimiento que daba empleo a 300 personas. Después de considerar lo que tal puesto le costaría en términos de su vida familiar y religiosa, el joven rechazó la oferta de un puesto administrativo y pidió continuar trabajando simplemente como empleado de la compañía. Esto le permite más tiempo para los asuntos que él considera verdaderamente importantes.

      Estos son solamente unos cuantos ejemplos de personas que han llegado a la conclusión de que, para su propia salud, para el bien de su familia, y para poder ayudar a otras personas a aprender lo que la Biblia dice en cuanto al verdadero propósito de la vida, el tiempo es de mayor importancia que el dinero, que una carrera prominente, o que las posesiones materiales. A ninguna de estas personas le pesa la decisión que han tomado.

      Las estadísticas indican que, aun en medio de las condiciones presentes, personas como éstas viven más tiempo, y ellas mismas dan a conocer que están llevando vidas más felices que antes. Como lo expresó en una ocasión el sabio rey Salomón: “La sabiduría es para una protección lo mismo que el dinero es para una protección; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños.”—Ecl. 7:12.

      ¿Por cuánto tiempo puede la sabiduría preservarle la vida a usted? ¡Por más tiempo de lo que usted tal vez se imagina!

  • ¿Cuánto tiempo desea usted?
    ¡Despertad! 1981 | 22 de enero
    • ¿Cuánto tiempo desea usted?

      A TODOS se nos está acabando el tiempo, sea que ello nos agrade o no. Según los patrones de vida actuales, la persona que nace en un país occidental puede esperar vivir, como promedio, unos 26.000 días. Eso no es mucho. Si cada uno de esos días fuera un dólar estadounidense, no servirían para comprar ni siquiera un hogar de tres dormitorios en la mayoría de las comunidades. Para cuando uno sale de la escuela y está listo para comenzar una carrera, le quedan 18.000 días de vida. Cuando uno llega a los 40 años de edad solo le quedan 11.000 días. Estos no se pueden guardar en un banco. Al momento indeseable de la muerte, no se pueden recobrar esos días con ninguna cantidad de dinero.

      La mayoría de las personas prefieren no pensar en la corta duración de la vida, pues razonan: “¿De qué sirve pensar en ello? De todos modos no se puede hacer

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